El Diario de Cuyo de San Juan publicó el valor del "Vino Turista"
definido por el INV: $25 para el varietal. Ricardo Santos, columnista de
ADV, opina sobre el "revival" de una categoría de vieja data en
Argentina.
Tras el anuncio a principios de marzo a
través de la aplicación de la Ley 20860 que estaría disponible el
denominado "Vino Turista", ya se conocen las primeras definiciones por
parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura: el vino genérico costará $20 y un varietal $25,
obligando a los restaurantes a ubicar la cartelería que les brindará el
INV en sitios visibles, publicó esta semana el Diario de Cuyo de San
Juan. En el primer año habría controles y campaña informativa, pero no se aplicarán multas.
En unos 45 días ya podrían estar disponibles en restaurantes y hoteles
de todo el país, según dijo el presidente del INV, Guillermo García, a
este matutino. La nota completa puede verse en http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=512468)
Ricardo Santos: "no considero que sea una medida positiva"
Ha
habido un movimiento en las últimas semanas para reactivar el "Vino
Turista". Este tipo de vino se originó a través de una ley nacional, la
Ley 20.860, que data de 1974 y que obliga a los restaurantes en todo el
territorio argentino a ofrecer a sus comensales este vino. Entre los
motivos para generar este movimiento se encuentran la búsqueda de un
mayor consumo de vino y la oferta del mismo a un precio "accesible"
preestablecido en todos los lugares de comida. En este movimiento,
concretado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura mediante
resolución C.9 del 2 de marzo, se fijan precios tope para el "Vino Turista" genérico y el "Vino Turista Varietal".
Como
ocurre ante casos como este, las opiniones se han dividido entre
quienes encuentran esta resolución positiva y las que se oponen a su
puesta en marcha. Antes de seguir adelante, aclararé que no considero que esta medida sea positiva y pretenderé explicar mis motivos.
Tengo presente las cosas buenas y los problemas que ocasionó la puesta en marcha de esta ley allá por 1975. El motivo principal fue el escaso margen que le quedaba a los restaurantes ante esa enfermedad crónica argentina que se diagnostica como inflación. En esta enfermedad los costos suben pero los precios fijados con anterioridad demoran en su ajuste por lo que llega un momento en que el único beneficiado es el consumidor con subsidios involuntarios por parte de la bodega y el restaurante.
Recuerdo que en un restaurante mendocino el dueño retiraba el mantel y
ponía individuales de papel aduciendo que si el vino manchaba el mantel
el valor del vino no cubría su lavado. Otro me comentaba que en muchas
ocasiones el comensal pedía un cambio de botella porque consideraba que
el vino tenía defectos y él tenía que convencerlo que esa era la calidad
del vino que él había solicitado y que si estaba dispuesto a pedir otro
vino le tendría que cobrar ambas botellas.
Eso ocurría en
tiempos pasados, cuando el consumo de vino era muy distinto y el tipo de
turista aún más. Por otra parte, hoy los lugares de comida son de una
variedad increíble tanto en la oferta como en la calidad.
El consumo
Allá
por la década de los setenta, el vino aún se consumía en la Argentina
por tradición más que por placer: "Yo tomo vino porque mi padre toma
vino y mi abuelo tomaba vino y recuerdo que su padre también". Hoy la
cosa ha cambiado mucho. Se consume por placer, no por tradición
familiar, lo que en parte demuestra que el volumen de vino consumido en
el país haya caído, no así el de su precio a valor constante: el
consumidor de vino ha pasado a ser mucho más selectivo.
El turista
En
aquellas épocas el turista era el de la provincia vecina o el que hacía
una escapada a Mar del Plata - poca oferta había fuera de Mar del Plata
y Miramar en la costa - que mantenía el mismo consumo de vino que hacía
en su casa. Nadie se movía en aviones a zonas turísticas y el turista
extranjero no existía. Al leer este accionar para reimpulsar el "Vino
Turista" se me ocurrió pensar un posible y triste efecto: un
turista regresa a su lugar de residencia y comenta que ha comido en un
restaurante argentino (en Mendoza, Buenos Aires, Iguazú) similar a los
mejores donde él ha estado, con una comida excepcional pero, tentado por
una oferta que creyó que era un homenaje a él, tomó el peor vino de su
vida. Un defecto que encuentran los especialistas en turismo es el abuso
que muchas veces se hace a turistas, especialmente si son extranjeros. Y
esto suma, no resta.
Además de los cambios mencionados, hay
otro factor para tener en cuenta. Costos en la elaboración, costos en el
transporte y costos en el servicio.
Costos en la elaboración
En
la actualidad el vino argentino se ofrece sin defectos pero hay una
diferencia muy grande entre un vino barato y otro caro, para definirlos
sin una mayor sofisticación. Sin embargo, la forma de manejar la uva en
el viñedo, la forma de cosecharla y su tratamiento en la bodega
implican, desde ese vino barato, una dedicación que no se hacía antes y
hoy resulta en costos elevados. Los insumos han pasado a ser una
demostración de inflación casi descontrolada que no es posible negociar,
y lo mismo sucede con la mano de obra. No hablemos de las últimas
exigencias en la contratación de personal temporario de cosecha. Podemos
argüir que esos costos pueden reducirse con calidades inferiores, pero
tengamos en cuenta que al cambiar un corcho natural por otro de plástico
estamos cambiando el producto, no reduciendo sus costos.
Costos en el transporte
Una sola mención para tener esto en cuenta: transportar un "Vino Turista"
a una pizzería de Chapanay, en Mendoza, donde hasta en bicicleta se
puede llevarlo no cuesta lo mismo que entregarlo en una pizzería similar
en Presidencia Roque Saénz Peña en Chaco, o en Alto Rio Senguer, en
Chubut, y la ley obliga a esas tres pizzerías a tenerlo.
Costos en el servicio
Tampoco
es lo mismo recibir una orden por una botella de "Vino Turista" en la
pizzería mendocina que tomamos en cuenta que, por ejemplo en Tomo I o en
Oviedo, para mencionar dos restaurantes de Buenos Aires sin considerar
hoteles de 5 estrellas, hoy en muchos lugares del país. ¿Qué
recomendación hará el Sommelier ante una pregunta del comensal? ¿Será
algo aceptado que el restaurant retire sus copas de cristal y las cambie
por vasos de plástico? ¿Acompañará el comensal su vino con dos botellas
de agua que le saldrán más caras que el vino o se obligará al
restaurant a poner una jarra de agua de la canilla ante el pedido de
Vino Turista? ¿Qué harán los restaurantes que hoy enorgullecen con su
calidad a muchas bodegas donde están? La ley los obligará a tener un
vino de otra bodega al que no se cansarán de denigrar delante de sus
comensales.
Quiero aclarar que no pretendo denigrar al "Vino Turista" poniéndole comillas; simplemente creo que el nombre es incorrecto. Podemos llamarlo Vino de Mesa, que no perjudicaría su imagen como si lo llamáramos vino económico. Hoy el turista busca otra cosa;
estamos mostrando el Malbec en el mundo con orgullo y recibiremos al
turista que se acerca a su lugar de origen con un vino que lo homenajea
de la peor forma posible: llamándolo barato. No creo que esta idea
traerá un mayor consumo de vino obligando a la casa de comida a
subsidiarlo.
La ley habla de restaurantes como los responsables
de que esta medida tenga efecto. Ahora bien, en el tiempo transcurrido
las casas de comida han tenido una diversificación que, aunque
cuestionable, no se la puede negar. ¿Los servicios de delivery estarán
obligados? Tenemos algún kiosco de golosinas que, con tres mesas en la
vereda y una adentro ofrece un menú de tres pasos adelantado en un
pizarrón, todo obstruyendo el paso de peatones. Supongo que tendrá su
vino turista al igual que La Bourgogne, el restaurante del Alvear Palace
Hotel ¿Todo esto para que la gente tome más vino?
Perfil
Ricardo
Santos lleva a Norton en su sangre: fue propietario e hijo del
fundador, Manuel Santos, hasta que vendió la emblemática bodega para
abrirse de la industria. Pero no pudo con su naturaleza y plantó una
finca de Malbec. Así creó junto a sus hijos la bodega Cuchillas de
Lunlunta en Luján de Cuyo y una marca, la única bodega que incluye en su
nombre el varietal argentino más reconocido "El Malbec de Ricardo
Santos".
Fuente: Area del Vino
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