El motivo de este gran aumento en
los gravámenes de los vinos se debe a la política británica de intentar
controlar los excesos del consumo de alcohol a través de los ingresos
tributarios.
En este país estos impuestos se obtienen de acuerdo a la graduación alcohólica y el volumen.
Así,
en la última década se ha pasado de un impuesto especial de 1,16£ por
botella de vino entre 5,5% y 15% grados alcohólicos de 2001 a 1,9£ por
botella en 2012. Lo cual representa un crecimiento del 63%.
A estos impuestos especiales habría que añadir los impuestos indirectos en concepto de IVA, que en Reino Unido es del 20%.
Por
tanto, una botella de vino español vendida en un establecimiento de
alimentación del Reino Unido a 6,5£ pagará 1,9£ en concepto de impuestos
especiales y 1,3£ del de IVA. Por tanto los impuestos totales serían de
3,2£, un 49,2% del precio del vino.
En resumen,
Reino Unido, uno de los países con una de las legislaciones más duras
respecto al alcohol, está incrementando sus tasas del orden de 0,074£
anuales y se espera que el crecimiento continúe por la misma senda en
los próximos años.
Fuente: Decanter
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