Crece la popularidad de las certificaciones de calidad, seguridad y
gestión ambiental. Conozca la visión de las bodegas argentinas sobre las
ventajas que traen estos procesos.
Cada vez más bodegas argentinas se adhieren a normas internacionales
orientadas a la calidad y la protección del medio ambiente. Si bien requieren inversión, sus costos son relativamente bajos y significan en ocasiones ahorros en los costos de producción. Además, son una llave de ingreso a diferentes mercados del mundo.
Algunas
de las normas más frecuentes utilizadas por los empresarios
vitivinícolas argentinos son: ISO 22.000 y HACCP (seguridad
alimentaria), SA 8000 (mejores condiciones laborales), ISO 9001/08
(gestión de calidad), GMP (buenas prácticas de manufactura), ISO 14.001
(gestión ambiental) y BRC (calidad y seguridad para ingresar a Gran
Bretaña).
Para comprender mejor el entorno de las normas
internacionales, Día a Día del Vino dialogó con bodegas exportadores que
las aplican. Tal es el caso de Bodega Norton, adherida actualmente a ISO 9001/08 y 14.001.
Sergio Lucero, jefe de Gestión y Aseguramiento de Calidad de la
empresa, explicó que a principios del año 2.000 los mercados comenzaron a
ser más competitivos y el hecho de certificar los procesos bajo
estándares de calidad otorgó un mejor posicionamiento, además de una mejora interna en los procesos, generando un salto cualitativo en los productos.
También Dominio del Plata cumple con las exigencias ambientales de ISO 14.001.
Además, tiene certificación de ISO 22.000 y SA 8.000. Susana Balbo,
directora de la bodega, contó que fue en el 2006 cuando el ritmo de
crecimiento llevó a la empresa a imponer normas a efectos de obtener una
estandarización en los procesos de trabajo. "Es un camino sin retorno; cuando uno comienza a trabajar con Normas, no se vuelve a trabajar sin ellas
porque permiten un ordenamiento y control de los procesos que hacen del
trabajo una situación mucho más confortable y segura", aseveró.
Por su parte, Finca Las Moras, bodega sanjuanina que pertenece al Grupo Peñaflor, cumple con los requisitos de GMP, BRC y HACCP.
Carina Gómez, representante del Departamento de Calidad de la empresa,
contó que desde el principio se orientó el negocio con perfil
exportador, por lo que fueron prioridad las normas de calidad y buenas
prácticas de manufactura.
Una inversión, no un gasto
Este
es un planteo que toda empresa se hace a la hora de dar el paso hacia
una norma internacional. Vale entonces la experiencia de quienes han
pasado por todo el proceso.
Susana Balbo dice que el costo varía dependiendo de cada certificadora, pero van entre los U$S 20.000 y U$S 30.000.
Además, hay que contratar asesoría externa a efectos de ayudar a la
estipulación de los distintos procedimientos y normativas y hacer la
capacitación del personal destinado a esa función.
"El costo final es variable, pero ronda los U$S 100.000 el primer año, y luego U$S 30.000 de mantenimiento anual",
aseguró la directora de Dominio del Plata. El mantenimiento anual
incluye el sueldo de una persona que se dedica exclusivamente a normas
de calidad dentro de la empresa y un auditor externo, aparte de las
auditorias de la certificadora.
Para Balbo, la influencia del costo de las normas internacionales sobre la producción es mínimo. "Si se mira en un monto de facturación de U$S 8 o 10 millones, es un costo despreciable para la empresa. Ademas, su costo de implementacion esta altamente pagado por los ahorros que se logran
inherentes al trabajar con normas de calidad, las cuales permiten ser
más asertivos en el trabajo que se realiza", indicó la empresaria.
Coincidió
con esta visión la representante del Departamento de Calidad de Finca
Las Moras. La implementación de las normas GMP, BRC y HACCP, le demandó a
la empresa una importante inversión en estructuras y equipos, además de
un plan de estandarización del proceso productivo y capacitación del
personal. "Todo se traduce en mayor eficiencia en la producción y por tanto ahorro en costos extras".
Sergio
Lucero de Norton también habla de inversión y no de gasto. "Estas
herramientas de gestión requieren de un alto grado de creatividad para
hacer que los recursos se utilicen de manera eficiente y permitan
reinvertirse en los procesos", apuntó.
Además, agregó que
"los consumidores no están del todo dispuestos a pagar un precio extra
por tener un vino con certificado de calidad o de ambiente. Por tanto,
no se asocia una certificación de normas al costo del producto. La
inversión debe tener su retorno en función a las mejoras que se generan
en los procesos".
El camino hacia nuevos mercados
Más allá de los
beneficios internos que las bodegas logran con las respectivas
certificaciones, el principal objetivo radica en el posicionamiento
internacional.
"Hay países que requieren este clase de normas. Tengamos en cuenta que este tipo de certificaciones internacionales con acreditación de entes reconocidos a nivel mundial, posibilitan contar con un respaldo a la operatoria productiva y comercial, dando un marco formal a la operación", mencionó el jefe de Gestión y Aseguramiento de Calidad de Norton.
Sirve de ejemplo el caso de la Unión Europea, que exige varias normas de forma obligatoria. Para ingresar vinos a Gran Bretaña, la bodega debe estar certificadas de las HACCP. Otros países reclaman "buenas prácticas enólogicas".
"Las Normas ISO se van popularizando. Las normas SA 8000 también son muy promovidas", contó la experiencia de Susana Balbo.
En el caso particular de Fincas Las Moras, se fueron introduciendo gradualmente las tres normas internacionales que maneja en todas las bodegas del Grupo Peñaflor. Es un proceso que comenzó en 1998 y finalizó en 2005. "Desde que establecimos el perfil exportador, decidimos buscar adherirnos a las normas internacionales. Actualmente estamos estudiando certificarnos con la gestión ambiental ISO 14.001.
Fuente: Area del Vino
"Hay países que requieren este clase de normas. Tengamos en cuenta que este tipo de certificaciones internacionales con acreditación de entes reconocidos a nivel mundial, posibilitan contar con un respaldo a la operatoria productiva y comercial, dando un marco formal a la operación", mencionó el jefe de Gestión y Aseguramiento de Calidad de Norton.
Sirve de ejemplo el caso de la Unión Europea, que exige varias normas de forma obligatoria. Para ingresar vinos a Gran Bretaña, la bodega debe estar certificadas de las HACCP. Otros países reclaman "buenas prácticas enólogicas".
"Las Normas ISO se van popularizando. Las normas SA 8000 también son muy promovidas", contó la experiencia de Susana Balbo.
En el caso particular de Fincas Las Moras, se fueron introduciendo gradualmente las tres normas internacionales que maneja en todas las bodegas del Grupo Peñaflor. Es un proceso que comenzó en 1998 y finalizó en 2005. "Desde que establecimos el perfil exportador, decidimos buscar adherirnos a las normas internacionales. Actualmente estamos estudiando certificarnos con la gestión ambiental ISO 14.001.
Fuente: Area del Vino
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