Cuando repasemos la historia vitivinícola de las últimas dos décadas, el
Malbec tendrá una presencia descollante en cualquier discusión o
análisis del sector. No es para menos, pasó de variedad despreciada y
erradicada a emblema de Argentina en este corto período.
Era la "Cenicienta" de la década de 1980 por sus magros rendimientos y precios muy bajos
en el mercado, ya que sólo se lo compraba para escurrirlo y
transformarlo en blanco. Apenas podía competir con los rendimientos de
variedades rústicas. De allí, pasó a convertirse en la "estrella" que empujó la exportación de vinos argentinos a niveles nunca antes alcanzados.
El "príncipe" la sacó a bailar. ¡Cuán asombrados estarían Sarmiento y
Pouget ante tremendos cambios, sólo posibles en Argentina y en los
cuentos infantiles!
Desde 1995, cuando la superficie de Malbec
alcanzó su mínimo nivel histórico, con algo menos de 10 mil hectáreas,
luego de la erradicación, comenzó a crecer hasta superar las 32 mil hectáreas actuales.
Hoy es la principal variedad tinta plantada en Argentina
con la singular característica de que se adapta muy bien a casi todas
las regiones vitivinícolas del país, siendo este un atractivo muy
importante en la diversificación de la vitivinicultura nacional.
Más de 500 millones de dólares de inversión agrícola
de las últimas dos décadas son un reflejo del interés de los inversores
por el desarrollo de esta variedad de gran demanda por parte de los
nuevos consumidores mundiales.
El crecimiento de precio,
facturación y rendimiento han impactado notablemente en el sector
productor de uvas. Entre 2007 y 2011 la facturación estimada de la producción de uva Malbec creció desde algo más de 106 millones de dólares hasta superar los 290 millones. En ese periodo cada hectárea en promedio pasó de facturar 4.300 dólares a 8.900.
La mirada internacional
En 2011 la exportación de Malbec se acercó a los 400 millones de dólares, con una tasa promedio de crecimiento para la última década de más del 44% anual
mientras que el crecimiento del total de exportaciones de vinos en el
mismo período fue del 27% por año. Claramente el motor de la exportación
fue este varietal.
En 2002 las exportaciones de Malbec
eran apenas un 15% del valor total exportado mientras que en 2011, sólo
diez años después, casi alcanzó el 50%.
En 2008, la
crisis internacional permite a la Argentina expandir sus exportaciones
de vino mientras que sus principales competidores mundiales caen o
desaceleran. En este período el Malbec aumenta su tasa de crecimiento
notablemente duplicando su participación en las exportaciones en apenas
tres años. Nuestro país aprovechó exitosamente la crisis internacional y
el Malbec fue su principal carta de triunfo.
Entre las
razones de esta transformación notable de la vitivinicultura argentina
se encuentra el auge que el varietal tuvo en Estados Unidos.
Hoy, este destino representa casi el 50% de los envíos al exterior y se
ha convertido en una excelente fuente de difusión internacional de sus
atributos. No sólo los consumidores lo han adoptado con entusiasmo sino
que además, la crítica internacional le ha dado su respaldo.
Pero hay incertidumbres
Entender a fondo las razones del éxito del Malbec puede ayudar al sector vitivinícola a construir la estrategia futura. La tendencia parece sólida y no se visualiza una vuelta atrás. Sin embargo, la caída notable de rentabilidad del sector,
especialmente en las franjas más bajas de precios, tiene relación con
la apreciación de nuestra moneda y con un crecimiento muy fuerte del
valor de la materia prima en las últimas temporadas.
Ambos
fenómenos tienen explicaciones por el lado de la macroeconomía. Del tipo
de cambio no parecen haber caminos que lo regresen en el mediano plazo a
los niveles de mediados de la década pasada. El alto precio de la materia prima está muy vinculado a un bajo ritmo de inversión en viñedos que acompañe la demanda. ¿La causa? Un elevado nivel de riesgo país que ahuyenta inversiones a pesar de su alta rentabilidad.
Por
otra parte, si las razones del éxito de este varietal en los mercados
mundiales, especialmente en Estados Unidos, están vinculadas a su
adaptación a nuevos estilos demandados por nuevos consumidores, la vitivinicultura argentina tiene el compromiso ineludible de examinar a fondo estas tendencias y actuar en consecuencia para evitar situaciones negativas sólo por no haber comprendido los cambios.
Si,
por el contrario, se los comprende acabadamente, se podrá consolidar
este éxito que generó valor agregado y empleo en la vitivinicultura
nacional como no había sucedido en los últimos 50 o 60 años del sector.
Fuente: Area del Vino
No hay comentarios:
Publicar un comentario