Lo que en los países angloparlantes se llama comfort food
existe en todo el planeta, aunque no tenga un nombre tan exacto. En
español se podría definir como la comida casera, sencilla, fácil de
preparar, rica, asociada fuertemente a la infancia. Es un tipo de comida
nostálgica que con solo olerla produce bienestar.
Comfort food es aquella
que nos hace sentir bien, aunque no sea nada saludable ni tampoco lo
más sabroso del mundo. Para alguien en Argentina puede ser el mondongo, o
las milanesas napolitanas, y hasta una picada de fiambres. Cada persona
en el mundo tiene su propia comida confortable ¿Cómo saber cuál es la
tuya? Sería la comida que -puesto a elegir- preferirías para tu última cena.
La psicología de Comfort Food
Un estudio llamado “Explorando las preferencias de Comfort Food a través del género y la edad”, realizado por el profesor Brian Wansink,
titular del laboratorio de comida y marcas de la Universidad Cornell,
confirmó lo que es fácil de sospechar, el 60% de la “comida confortable”
no es saludable. Pero hubo otras conclusiones más profundas.
El
profesor Wansink encontró que la elección de la “comida confortable”
depende de muchos factores, y uno muy importante es el género. En
general, las mujeres eligieron tres principales alimentos cuando se les
preguntó por esa comida que les otorga calidez y satisfacción: helado,
chocolate y galletas; mientras que los hombres eligieron helado, sopa y
pizza ó pasta. La diferencia en la elección es interesante, en la medida
que aporta detalles sobre la mente de hombres y mujeres y los roles que
desempeñan en la sociedad. Mientras que los hombres prefieren artículos
más “tipo de comida”, porque esto les daba una sensación de estar “más
contenidos”, esos mismos alimentos a las mujeres les recuerdan todo el
trabajo que está involucrado en su preparación.
¿Recompensa o castigo?
Otro factor que, de acuerdo a la investigación, afecta la elección de la comida confortable es el estado de ánimo. Contrariamente a la creencia popular, tendemos a comer este tipo de alimentos como recompensa, y no cuando estamos deprimidos. Alrededor del 86% de los encuestados dijeron que buscan alimentos confortables mientras están en un estado de ánimo feliz, frente al 36% que admitió comer estos alimentos cuando estaban deprimidos. El estado de ánimo también afecta al tipo de “comfort food” que se elige. En un estudio paralelo, 38 secretarias fueron invitadas a ver una de dos películas, una con final feliz y la otra deprimente. Los resultados indicaron que las espectadoras de la película deprimente comían 38% más de pochoclos calientes en comparación con las espectadoras del final feliz. Después de todo, hay comida en la mayoría de las celebraciones.
fuente: cukmi.com
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