martes, 10 de abril de 2012

Origen del tiramisu

No se sabe a ciencia cierta cual es el origen de este postre.

Buscando un poco por la red me he topado con todo tipo de opiniones al respecto más o menos fundamentadas.

Parece ser que exiten dos grandes líneas de opinión, una que sitúa su nacimiento a finales del s. XVII y otra que dice que tan solo han pasado unas pocas décadas desde su aparición en los burdeles de la zona de Venetto.

Versión Siglo XVII

Hace mucho tiempo que el tiramisú encabeza la clasificación de los dulces más amados. En Italia en un sondeo realizado recientemente, lo ha confirmado como postre de cuchara predilecto de los más golosos. Pero su éxito no conoce fronteras: se encuentra, como invitado de honor, en la carta de muchísimos restaurantes en cualquier rincón del mundo. No tiene fronteras, ni tan siquiera virtuales, ya que son muy numerosas las páginas web dedicadas a este dulce, por sus incondicionales. No obstante, el origen del tiramisú es sin duda alguna italiano.

La Toscana y el Venetto, ambas regiones italianas, reclaman la paternidad de esta inimitable delicia. Establecer quién tiene la razón se hace complicado cuando la historia raya la leyenda y el gran tiempo transcurrido limita toda posibilidad de una comprobación objetiva. De todos modos, la versión más acreditada de la historia del tiramisú coloca su nacimiento hacia finales del siglo XVII.
 
Se cuenta, que el dulce vio la luz en Siena; la ocasión fue una visita del entonces Gran Duque de Toscana, Cosimo III de Medici. Vanidoso, despilfarrador y amante del lujo, el histórico personaje era, también bastante goloso y apreció la nueva especialidad que, en su honor, fue bautizada "sopa del duque". A su partida, la noble receta lo siguió a la corte de Florencia, que en aquel entonces era un crisol de intelectuales y artistas procedentes de toda Italia y Europa entera.
 
Fue así que la "sopa del duque" se hizo famosa, hasta pasar las fronteras del gran ducado para llegar a Treviso y después a Venecia. En donde, sigue la leyenda, se convirtió en el dulce favorito de los cortesanos, dado que le atribuían propiedades excitantes y afrodisíacas. Hasta el punto que se difundió la costumbre de consumir abundantes porciones antes de cada encuentro amoroso. Esta es la razón por la cual la "zuppa del duca" cambió nombre y tomó aquel más alusivo de "tiramisú" (en italiano literalmente "tirame-arriba"). Y aquí termina la historia.
 
Sobre las presuntas virtudes afrodisíacas del tiramisú habría que discutir. En efecto, la presencia del café y del cacao (aunque en mínimas cantidades) podría conferir al dulce un poder blandamente excitante. En cambio es indiscutible su valor energético y su alto contenido en proteínas y azúcares unido a su sabor lo convierte en un postre muy gustoso. Su variante heladera, de reciente introducción, se ha convertido ya en todo un clásico, apreciado tanto en verano como en invierno, gracias a la creatividad de los heladeros, que hemos sabido reproducir fielmente el sabor y el aroma de la receta original, dotándole de una suavidad y cremosidad, unido a su frescura hasta entonces desconocida. 
 
Sobre el tiramisú, tendremos que puntualizar, que lo mismo sobre su versión heladera, que sobre la pastelera hay mucho tiramisú hecho con un preparado en polvo, en pasta o concentrado, que su sabor no tiene nada que ver con el preparado de forma natural, exquisito como indica su historia anteriormente descrita y sobre todo más nutritivo y sano.


Versión Siglo XX
 
El Tiramisú es parte de la historia actual, pero no pertenece a la historia de los dulces de antaños y blasonados de la gran Cocina italiana. En efecto, este dulce único lleva pocas décadas y no obstante su joven edad, con intrepidez y por supuesto por ser muy del agrado por su gusto, está conquistando y deleitando los paladares del mundo entero a la par de la pizza y spaghetti (por mencionar algo típico italiano), como para encontrarlo en cualquier local que sirva comidas. Como en las familias, donde muchas amas de casa se enfrentan a elaboraciones no siempre bien logradas por no conocer la receta, o por falta de particulares ingredientes; o a veces, con otros que no son pertinentes, como el Mascarpone, que al fin y al cabo, no tiene derecho a ser uno de los componentes porque no está en la receta original. El gran interés por este dulce que se ha hecho tan famoso, lo demuestran también los muchos apasionados que a menudo salen en el Foro de esta revista pidiendo la verdadera receta, pero resulta que entre los que contestan, nadie conoce la fórmula exacta.

Para empezar, buscando en la fundamental “Storia della Cucina Italiana” del ilustre Massimo Alberini, gran experto en gastronomía, el Tiramisú no se encuentra; como tampoco en las 1200 páginas del otro libro que para los italiano es el “evangelio” de la historia de la gastronomía italiana: “Le ricette regionali italiane” de Anna Gosetti della Salda. El mismo Alberini era contrario, y definía este dulce una “mala invención” (probablemente debido a su lugar de origen donde se preparaba y era ofrecido). Y cuanto menos, que nadie piense en buscarlo en los libros históricos de la cocina clásica internacional como los de Escoffier, Carême, Pellaprat, etc., emplearían su tiempo inutilmente.

Hablando de esta receta, justamente el “Tirami su” tiene su origen por la parte Este del Norte de Italia, en la región del Veneto con Venecia por capital. Su historia es bien distinta por ser muy original y muy curiosa... (sobre todo por el motivo y el lugar en el cual nació y fue “bautizado”). Este tipo de dulce tuvo su lugar de nacimiento o si queremos decir de preparación, en los años cinquenta, ni más ni menos que en un burdel... (¡si, el lector ha leído bien!), por cierto en los del Veneto. Estos locales han sido la cuna donde vivió y tuvo sus momentos gloriosos deleitando y fortaleciendo y por qué no, envalentonando... ad libitum a esa clientela particular de aficionados de las casas de meretricio. Pero su vida gozosa no duró mucho, porque la diputada y senadora Angelina Merlin del partido socialista, en el 1958 logró promulgar la ley para la abolición de las casas de tolerancia y el “Tirami su” se quedó en paro...

A una afirmación así, tan sorprendente y divertida, se impone de inmediato una respuesta exhaustiva con pruebas otro tanto convincentes. Entonces, más vale referirse a la entrevista hecha ya hace unos años a Arturo Filippini, presidente de la cadena de restaurantes Toulá, de medio-alto nivel, que en los años setenta empezaba a desarrollarse y crecer con éxito en algunas ciudades de Italia. Arturo Filippini era gran amigo y colega de Alfredo Beltrame, un maestro de la hostelería veneta y fundador de esa misma cadena de restaurantes con sede en la ciudad de Treviso, en el Veneto. Beltrame mismo lo admitía: “Había sido efectivamente después de la guerra –decía Filippini- cuando nos íbamos con amigos a los burdeles de Treviso..., en esos tiempos tenían también cocinero... La maîtresse, a los clientes aficionados (pero también a las mujeres) les ofrecía un dulce diciendo con cortesía estas palabras emblemáticas: Anda, toma cariño, que te doy una cosa que "te tira su"...”

Por supuesto el "te tira su", que precisamente es en dialecto del Veneto, pero también en la lengua italiana, podría ser el equivalente en español del "tentempié", pero no tanto a la manera de un piscolabis, con una ligera corrección, en cuanto a que el Tiramisú como dulce es mucho más fortalecedor y de inmediato efecto gracia a la cantidad de glúcidos que incorpora; pero de ninguna manera lleva el Mascarpone, como tampoco la nata u otras grasas similares, porque todos esos lípidos no hacen más que tener un peso en el estómago y ralentizar la digestión, con el resultado de obtener el efecto contrario, es decir, crear cansancio y somnolencia (muy lejos de tener "el cielo en la boca" como alguien da publicidad por alguna parte en la Web!).

En el 1968 el Tiramisú artesanal de Alfredo Beltrame llega oficialmente a la cadena de los restaurantes Toulá. Esto es como dedir que este dulce, gracia a Beltrame y su cadena de locales, fue sacado de la intimidad de los prostíbulos y presentado al exterior para gozar de la gloria y del gran éxito en el mundo. Entre los años setenta y ochenta por primera vez en el restaurante Toulá de Milano, fue presentado como manda la siguiente receta, que es la verdadera y única, simplemente con estos cinco ingredientes:

Huevos y azúcar batidos, bizcochos Savoiardi mojados en el café espresso y cacao en polvo.

Desde entonces en la cadena de los Toulá siguen hoy en día presentando esta receta que es la original. También en favor a la original, en los años setenta, en San Giuliano Milanese, llegaron los hermanos Romano y Rino Bindi, que engrandeciendo su pequeña empresa de repostería del padre Attilio, se lanzaron, gracias a la industria de la congelación, ampliando la difusión de este dulce siempre con la misma fórmula clásica, consiguiendo un enorme éxito por enviar al mundo el verdadero Tiramisú (muy probablemente, a nivel industrial, quedan solo ellos, ya que otras empresas lo elaboran con más ingredientes añadidos).

Ahora el Tiramisú anda libre por el mundo por no estar protegido por ninguna marca de fábrica registrada. Así que, sea en los restaurantes italianos, excepto los del Toulá, como en los del extranjero (y también en igual medida, muchos aficionados a la cocina) que, sin conocerlo, lo elaboran con un amasijo de ingredientes en un gatuperio de recetas, interpretando cada uno a su manera y según su conveniencia o gusto en utilizar uno u otro ingrediente. El resultado final es que de la manera que este producto elaborado en el mundo, del Tiramisú, no queda nada más que solo el nombre..., a menos que, los que lean estas notas, quieran tener en cuenta la receta original y sacar buen provecho!


Mi opinión personal... ni idea, la receta que yo uso se parece bastante a la mayoría que he encontrado, salvando las distancias con algunas que incluyen naranjas y otros aditamentos un poco extraños.

Dicha receta me la ha pasado un amigo italiano, quien a su vez la recibió de su padre, que también la recibió de su abuelo... aunque no me comentó si se remonta mucho más allá en el tiempo (si algún día tengo la suerte de volverme a cruzar con él en esta vida, se lo preguntaré). Lo cierto es que su abuelo era de Venecia, la capital del Venetto... pero no tiene nada que ver con la receta de la Versión Siglo XX...

En cualquier caso es una maravilla culinaria, realmente me importa de poco a nada saber si tiene 80 ó 300 años la receta.

Fuente: tiramisune.blogspot.com.ar

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