Ronald Reagan, el ex actor que entre 1981 y 1989 fue
dos veces presidente de los Estados Unidos, supo que padecía el mal de
Alzheimer luego de una revisión realizada en 1993 por médicos de la
Clínica Mayo, de Rochester, Minnesota.
Tenía 83 años y muchos se preguntaron si no habría
padecido el trastorno ya durante su segundo mandato, pero en esos días
se carecía de tecnologías para detectarlo antes de que el cuadro
estuviera totalmente instalado. La constatación se realizaba post
mórtem, mediante una biopsia del tejido cerebral que delatara la
presencia de placas de la proteína beta amiloide, que se adhieren a las
neuronas y son la marca distintiva de la enfermedad.
Hoy, esto está cambiando drásticamente. Un protocolo de
investigación, en el que participa el equipo de Enfermedades Cognitivas
del Cemic como único centro de América latina, hace estudios con
marcadores biológicos que permiten identificarla precozmente con un alto
nivel de precisión, entre ocho y diez años antes de que se declare
abiertamente la demencia, cuando todavía la persona presenta un
deterioro cognitivo leve.
"En el país, suele sospecharse de este trastorno
neurodegenerativo cuando el paciente tiene 72 años, y se llega al
diagnóstico alrededor de los 75 -explica el psiquiatra Fernando
Taragano, investigador principal del proyecto en el que también
participan equipos de España, Estados Unidos, Italia, China, Francia,
Canadá y Taiwan-. Pero dentro de este estudio, si los primeros síntomas
se presentan a los 65, se puede diagnosticar con certeza si está
teniendo un trastorno en el metabolismo de la proteína beta amiloide.
Con esta tecnología se pueden ganar diez años y eso permite actuar antes
de que la enfermedad destruya tanto el cerebro que ya sea imposible
intervenir."
Sumada a las pruebas de evaluación tradicionales, los
especialistas del Cemic emplean una tecnología que combina la tomografía
por emisión de positrones (PET, según sus siglas en inglés) con un
nuevo marcador radiactivo que demostró tener alta afinidad específica
por las placas amiloides, el AV45, que incluye una molécula combinada
con flúor 18 y es elaborado en el país por Laboratorios Bacon, una pyme
surgida hace más de 30 años de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
"El estudio dura alrededor de una hora -explica la
doctora María Bastianello, la única especialista autorizada por la Anmat
y la Autoridad Regulatoria Nuclear para realizar la detección por este
método-. Inyectamos el biomarcador por vía endovenosa y esperamos entre
45 y 50 minutos para que el radiofármaco se «pegue» a las placas. Luego,
en 15 minutos obtenemos las imágenes."
A los 65 años, Alicia Roca, retirada de su actividad en
la decoración, comenzó a notar algunos olvidos y, con varios
antecedentes de mal de Alzheimer en la familia, no podía dormir
tranquila. "Mi madre, su hermana y mi abuela habían fallecido por esta
enfermedad, así que la conozco perfectamente -cuenta-. Siguiendo el
consejo del neurólogo, hace cinco años me hice varios estudios que me
dieron muy bien, pero no hace mucho volví a consultar y me sugirió que
lo viera al doctor Taragano. Me hicieron una serie de tests sin
resultados significativos, pero dada mi carga genética me invitaron a
participar en este programa y enseguida acepté. Mis cuatro hermanos me
querían matar, pero yo quería saber y, si era necesario, dejar todo
arreglado en mi vida."
En busca de certezas
Afortunadamente, en el caso de María el resultado no
mostró desórdenes neurobiológicos. "Taragano me dijo que me tenía que
felicitar y yo, ¡feliz!", recuerda.
"Lo bueno de este estudio es que no sólo permite detectar
el riesgo a desarrollar la enfermedad, sino también corroborar que se
está libre de él -dice Taragano-. Es emocionante poder ofrecer mucha
certidumbre a un paciente de que no tiene desórdenes del metabolismo de
la proteína beta amiloide en su cerebro."
Además de la tomografía por emisión de positrones, la
evaluación de un cuadro de Alzheimer incluye otras pruebas, como la
resonancia magnética y la punción lumbar del líquido cefalorraquídeo
para detectar déficits metabólicos beta amiloides. Según los
especialistas, un 70% de las personas con síntomas cognitivos y placas
amiloides desarrollarán la enfermedad. Y aunque por ahora no se cuenta
con una cura ni con medicamentos que modifiquen sustancialmente su
evolución, la intervención temprana ofrece ventajas nada desdeñables.
"Un paciente que recibe este diagnóstico puede optar por
recibir terapia farmacológica o ingresar en estrictos programas de
estimulación aeróbica y cognitiva, que pueden demorar la aparición de
los síntomas -destaca Taragano-. Hoy se sabe que las actividades
aeróbicas (como la caminata o la natación) mejoran el funcionamiento de
las neuronas, algo que incluso fue probado con esta tecnología. Además,
uno tiene varios años para organizar su vida."
Este proyecto de investigación abarca cuatro líneas
simultáneas que intentan determinar cuáles son los trastornos de
memoria, de las conductas y del lenguaje en el inicio de la demencia, y
también cuánto tiene que caminar una persona de más de 80 años para
mantenerse cognitivamente saludable. Quienes deseen consultar porque
olvidan nombres y lugares, o tienen dificultad para recordar hechos
recientes o emitir palabras (desde hace más de 12 meses), pueden hacerlo
telefónicamente durante las 24 horas por el número 0800 122 6366
(MEMO).
Fuente: lanacion.com
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