En estos tiempos de tanta
vorágine nos encontramos frente a situaciones que nos pueden generar
stress o ansiedad, esos son los momentos en los que uno puede sentirse
más tentado a comer en exceso, especialmente cosas dulces.
Adentrándonos, algunos factores que modifican las pautas más tradicionales de alimentación son: la urbanización y los estilos de compra de alimentos manufacturados, pre-cocidos o de preparación rápida; la mayoría de ellos contienen grandes proporciones de sal, grasas saturadas, azúcares, etc. A esto hay que sumarle que en muchos casos las personas en el trabajo, al comer fuera de sus hogares, consumen “lo que pueden” y realizan escasa o nula actividad física debido a labores sedentarias.
Adentrándonos, algunos factores que modifican las pautas más tradicionales de alimentación son: la urbanización y los estilos de compra de alimentos manufacturados, pre-cocidos o de preparación rápida; la mayoría de ellos contienen grandes proporciones de sal, grasas saturadas, azúcares, etc. A esto hay que sumarle que en muchos casos las personas en el trabajo, al comer fuera de sus hogares, consumen “lo que pueden” y realizan escasa o nula actividad física debido a labores sedentarias.
Con la combinación de
estos factores se desarrollan respuestas consumatorias que puede llevar
al consumo excesivo de comida, produciendo trastornos de alimentación
pues se hayan fuertemente vinculados con factores situacionales que el
nutricionista debe al menos reconocer, así como con el desarrollo de
otros hábitos también perjudiciales para la salud. Entre los distintos
tipos de respuestas consumatorias, encontramos algunas que se mezclan
con costumbres, normas o pautas sociales: es decir, además de las
variables individuales referidas, deben considerarse las variables
sociales que dan lugar a los “excesos socialmente aceptados”.
Por
todo lo dicho, es necesario estar alerta a los cambios que se producen
en nuestros hábitos para evitar los “ataques de ansiedad” y el aumento
de peso para mantener una alimentación equilibrada. Para que sea
posible, se deben respetar las cuatro comidas y los horarios de estas,
además de consultar a un nutricionista para ayudar a mantener buenos
hábitos alimenticios.
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