Cuando la agencia Harris Interactive
realizó una encuesta preguntando a la gente si volvería a un
restaurante donde encontró el baño sucio, el 79% de las personas dijo
que no.
En su libro Kitchen Confidential
el famoso chef Anthony Bourdain escribe: “Si un restaurante no se
molesta en reemplazar las pastillas de los orinales o de mantener limpio
los baños y los pisos, imagínese entonces cómo son su refrigeración y
sus espacios de trabajo”.
El problema se hace evidente: un baño sucio
hace que la gente piense que el resto de lugares, incluso el lugar donde
se hace su comida, está sucio también.
Sin
embargo el profesor Douglas Powell, especialista en seguridad
alimenticia de la Universidad de Kansas, explica que no hay ninguna
relación que se pueda comprobar fácticamente entre un lugar y otro. Es
decir, es muy posible que la gente imagine que un baño sucio está
relacionado a una cocina sucia, pero también es posible que ese hecho
permanezca solamente en la imaginación del cliente.
Más
allá de las dos posturas, los números de la encuesta de Harris
Interactive son elocuentes: no importa si la cocina está sucia o está
limpia, pero si el baño está sucio es posible que la gente imagine lo
peor y que un establecimiento pueda perder mucho dinero en clientes que
no vuelven.
Fuente: cukmi.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario