La creación del registro "Elaborador de Vino Artesanal" y el apoyo
brindado por el gobierno a este sector, repercuten en notables mejoras.
Durante una jornada de degustación de vinos
artesanales llevada a cabo la semana pasada en el Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, llamó poderosamente la
atención el nivel de calidad alcanzado por los productos.
En Argentina, existen actualmente más de 1.339 pequeños productores que elaboran y comercializan vinos artesanales y caseros. Gracias al trabajo en conjunto entre el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y el Estado Nacional, éstos se integran al sistema productivo vitivinícola de la nación.
"Hasta el año 2003 se lo combatía enérgicamente, hasta que nos dimos cuenta que la crisis de 2001 fue solventada por muchos de estos elaboradores caseros por la venta de estos productos. Allí cambiamos nuestra política y creamos el registro de productores de vinos caseros", explicó Raúl Guiñazú, gerente de Fiscalización del INV.
Desde ese momento, el Instituto comenzó a capacitar a los pequeños productores y a realizar de forma gratuita los análisis básicos de libre circulación de sus productos.
Este cambio de política por parte del Instituto, repercutió inmediatamente en el trabajo de los productores. "Notamos un incremento muy interesante en el nivel de calidad de los vinos caseros. Se observa además una disminución de la variable más característica que evalúa la conservación y las condiciones de los vinos caseros, como es la determinación de la acidez volátil", indicó Guiñazú.
Por su parte, Claudia Quini, subgerenta de Investigación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), hizo referencia al aporte del Ministerio de Agricultura. "Desde el Ministerio se están dando materiales de elaboración de acero inoxidable. Todo eso va conformando una mejor calidad a lo que se suma la organización de congresos, seminarios, capacitaciones y el uso de la marca colectiva".
Además, destacó que "muchos productores ya pertenecen a la tercera o cuarta generación de su familia dedicada a la elaboración de vinos caseros. Frecuentemente se incorporan los hijos que cuentan con estudios en enología, ingeniería agronómica u otro tipo de especialidad relacionada al mundo vitivinícola".
Claudia Quini estuvo presente y condujo la jornada de degustación que se realizó en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. "Es notable la mejora de calidad, no solo en el vino, sino también en la presentación, las etiquetas y todos los aspectos que conforman al producto".
Previo al año 2003, el INV tenía poco control sobre los vinos caseros y artesanales. Sin embargo, el cambio de mentalidad que se produjo tras la crisis, llevó al Instituto a crear el régimen y registro de "Elaborador de Vino Artesanal".
"La necesidad de generación de la categoría surge por el grado de desarrollo alcanzado por algunos inscriptos en el rango de vinos caseros que requerían un cambio de escala cualitativo y cuantitativo", comentó Raúl Guiñazú.
Los vinos artesanales, a diferencia de los vinos caseros, deben comprobar el origen de las uvas y sus vinos deben cumplir con todas las condiciones analíticas de los vinos industriales. A su vez, tienen permitido poseer solo un local adecuado para la producción de vinos en mayor volumen, con un límite máximo de 12.000 litros.
En ambos casos, para vinos artesanales y caseros, se exigen buenas prácticas de manufactura y de elaboración. "Siempre es mejor prevenir que curar. Cuando se elabora un vino es importante tomar las medidas necesarias para evitar fallas que arruinen el producto. Por eso capacitamos a los elaboradores para que sus productos pasen por todos los controles de calidad" agregó el gerente de Fiscalización del Instituto.
Según
las reglamentaciones del INV, los vinos que entran dentro de la
categoría de artesanales (26 inscriptos en Argentina), pueden
comercializar sus productos libremente. En tanto, los vinos caseros
deben venderse en sus lugares de origen o en ferias organizadas en
distintos lugares del país, como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
"Previo a salir al mercado, los vinos deben contar con el Certificado de Libre Circulación por partidas limitadas que incluyen análisis físico-químico y sensorial, cuya aptitud está respaldada por un instrumento de control otorgado por el INV" resaltó Guiñazú.
Además, recordó que "es adecuado considerar la admisión de mencionar la variedad de la uva elaborada en la etiqueta, cuando la comprobación de origen y la identidad varietal se fehacientemente comprobable por el INV".
Por último, en relación a las variedades, Claudia Quini reveló que las uvas Moscatel y Bonarda son las que mayor protagonismo tienen entre vinos caseros y artesanales.
*Esta nota fue publicada en el suplemento Fincas de Diario Los Andes.
En Argentina, existen actualmente más de 1.339 pequeños productores que elaboran y comercializan vinos artesanales y caseros. Gracias al trabajo en conjunto entre el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y el Estado Nacional, éstos se integran al sistema productivo vitivinícola de la nación.
"Hasta el año 2003 se lo combatía enérgicamente, hasta que nos dimos cuenta que la crisis de 2001 fue solventada por muchos de estos elaboradores caseros por la venta de estos productos. Allí cambiamos nuestra política y creamos el registro de productores de vinos caseros", explicó Raúl Guiñazú, gerente de Fiscalización del INV.
Desde ese momento, el Instituto comenzó a capacitar a los pequeños productores y a realizar de forma gratuita los análisis básicos de libre circulación de sus productos.
Mejora a la vista
Este cambio de política por parte del Instituto, repercutió inmediatamente en el trabajo de los productores. "Notamos un incremento muy interesante en el nivel de calidad de los vinos caseros. Se observa además una disminución de la variable más característica que evalúa la conservación y las condiciones de los vinos caseros, como es la determinación de la acidez volátil", indicó Guiñazú.
Por su parte, Claudia Quini, subgerenta de Investigación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), hizo referencia al aporte del Ministerio de Agricultura. "Desde el Ministerio se están dando materiales de elaboración de acero inoxidable. Todo eso va conformando una mejor calidad a lo que se suma la organización de congresos, seminarios, capacitaciones y el uso de la marca colectiva".
Además, destacó que "muchos productores ya pertenecen a la tercera o cuarta generación de su familia dedicada a la elaboración de vinos caseros. Frecuentemente se incorporan los hijos que cuentan con estudios en enología, ingeniería agronómica u otro tipo de especialidad relacionada al mundo vitivinícola".
Claudia Quini estuvo presente y condujo la jornada de degustación que se realizó en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. "Es notable la mejora de calidad, no solo en el vino, sino también en la presentación, las etiquetas y todos los aspectos que conforman al producto".
La reglamentación para vinos artesanales
Previo al año 2003, el INV tenía poco control sobre los vinos caseros y artesanales. Sin embargo, el cambio de mentalidad que se produjo tras la crisis, llevó al Instituto a crear el régimen y registro de "Elaborador de Vino Artesanal".
"La necesidad de generación de la categoría surge por el grado de desarrollo alcanzado por algunos inscriptos en el rango de vinos caseros que requerían un cambio de escala cualitativo y cuantitativo", comentó Raúl Guiñazú.
Los vinos artesanales, a diferencia de los vinos caseros, deben comprobar el origen de las uvas y sus vinos deben cumplir con todas las condiciones analíticas de los vinos industriales. A su vez, tienen permitido poseer solo un local adecuado para la producción de vinos en mayor volumen, con un límite máximo de 12.000 litros.
En ambos casos, para vinos artesanales y caseros, se exigen buenas prácticas de manufactura y de elaboración. "Siempre es mejor prevenir que curar. Cuando se elabora un vino es importante tomar las medidas necesarias para evitar fallas que arruinen el producto. Por eso capacitamos a los elaboradores para que sus productos pasen por todos los controles de calidad" agregó el gerente de Fiscalización del Instituto.
La comercialización
"Previo a salir al mercado, los vinos deben contar con el Certificado de Libre Circulación por partidas limitadas que incluyen análisis físico-químico y sensorial, cuya aptitud está respaldada por un instrumento de control otorgado por el INV" resaltó Guiñazú.
Además, recordó que "es adecuado considerar la admisión de mencionar la variedad de la uva elaborada en la etiqueta, cuando la comprobación de origen y la identidad varietal se fehacientemente comprobable por el INV".
Por último, en relación a las variedades, Claudia Quini reveló que las uvas Moscatel y Bonarda son las que mayor protagonismo tienen entre vinos caseros y artesanales.
*Esta nota fue publicada en el suplemento Fincas de Diario Los Andes.
Los productores del país
Según el registro
actualizado del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Argentina cuenta
con 1339 elaboradores de vinos artesanales y caseros.
Mendoza es la provincia con mayor participación con 789 productores. Le siguen San Juan (171), Salta (116), La Rioja (103), Buenos Aires (98), La Pampa, Neuquén y Río Negro (53), Catamarca (41), Córdoba (38), Santa Fe (19), Tucumán (8) y Chaco (1).
Los números muestran una gran evolución, ya que en 2002 solo había 20 productores inscriptos en esta categoría.
Fuente: Area del Vino
Mendoza es la provincia con mayor participación con 789 productores. Le siguen San Juan (171), Salta (116), La Rioja (103), Buenos Aires (98), La Pampa, Neuquén y Río Negro (53), Catamarca (41), Córdoba (38), Santa Fe (19), Tucumán (8) y Chaco (1).
Los números muestran una gran evolución, ya que en 2002 solo había 20 productores inscriptos en esta categoría.
Fuente: Area del Vino
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