viernes, 2 de julio de 2010

Te de lapacho contra el cancer


La tradición indígena inspira nuevas drogas en la lucha contra el cáncer a partir del uso de té de lapacho, entre otras plantas naturales.

La comunidad científica toma en consideración la costumbre indígena de recalar en determinadas preparados naturales para tratar diversas dolencias. Así, se han realizado numerosos experimentos para descubrir específicamente cuáles de entre todas sus sustancias químicas son las benignas, para extraerlas, concentrarlas y purificarlas. De esta forma, los científicos están investigando las propiedades medicinales del lapacho, con la intención de aliviar determinadas enfermedades.

En un trabajo divulgado en 1993, Claudia Anesini y Cristina Pérez descubrieron que la corteza de lapacho producía algunos de los extractos más activos. En 1999, Klaus Müller, Andreas Sellmer y Wolfgang Wiegrebe descubrieron que por su potente actividad contra el crecimiento de células de la piel humana llamadas keratinocitos, algunos componentes derivados del lapacho prometían ser efectivos contra la psoriasis, una enfermedad que afecta a la piel y a las articulaciones. En el año 2000 se descubrió también que ciertos compuestos mostraban propiedades antinflamatorias. En el año 2003, los resultados indicaron que podría ser efectivo para el desarrollo de nuevas estrategias contra el tratamiento de infecciones que no responden a los antibióticos convencionales.

En 1975 Maria da Consolação Linardi y otros investigadores descubrieron un compuesto que extiende la actividad del lapachol, llegando a ser efectivo contra leucemia en ratones. Después de un tratamiento de 9 días, la expectativa de vida aumentó 80%. En 1997 se descubrió que ataca significativamente ciertos tipos de cáncer de pulmón y de colon. Resultados del año 2001 sugieren que el lapachone puede causar daño al DNA de células cancerígenas. En el año 2002, Zhiwei Jiang y Jane Hodgeland patentaron un novedoso proceso para sintetizar la sustancia relacionada beta-lapachone.

Los exámenes farmacológicos demuestran efectos positivos contra la proliferación de un tipo de células de cáncer mamario, contra la infección por el virus de tipo 2 del herpes simple, e inclusive contra ciertos efectos del veneno de serpiente. Además, parece demostrarse que la combinación de beta-lapachone con la radioterapia es una modalidad potencialmente prometedora para el tratamiento del cáncer en los humanos.

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