El Riesling es un vino delicado pero complejo, de poco cuerpo, bajo grado alcohólico, aunque de intenso sabor y larga vida. Puede elaborarse semiseco o dulce, este lo hace con las uvas deshidratadas, con concentración de azúcar y acidez producida por la "Botrytis cinerea" o podredumbre noble.
La Riesling da vinos de gran riqueza aromática (flores secas, pasas, higos secos) y buena acidez, especialmente apta para climas más bien frescos. Madura tardíamente, pero puede proporcionar espléndidos vinos dulces si el otoño ha sido caluroso.
Vista: El color del Riesling es amarillo paja con reflejos verdosos.
Olfato: Los aromas del Riesling son tan variados como el terruño de donde provienen, pueden ser ahumados, minerales, florales o ligeramente especiados, son frecuentes los que recuerdan a manzana verde, membrillo y cítricos. Algunos recuerdan al tilo, al limón la acacia y la miel; a veces, con reminiscencias de canela.
Sabores: Los Riesling más maduros suelen tener sabor a anana, lima, canela, limón.
Maduración
Estableciendo un buen equilibrio entre su acidez y un elevado nivel de azúcar es la clave de la gran capacidad de envejecimiento. A partir de la Riesling pueden obtenerse vinos secos o dulces, vinos para ser bebidos jóvenes o para añejar incluso durante decenios. Los mejores son los que aprovechan su acidez, imprescindible para el añejamiento y el equilibrio de los vinos licorosos.
Maridajes:
El Riesling es ideal para acompañar:
- Pescados;
- Mariscos;
- Carnes blancas;
- Comida china;
- Ensaladas;
- Como aperitivo;
- Con postres a base de frutas.
La temperatura de servicio de un Riesling, la cual le permite al vino exponerse delante de nosotros destacando sus aromas y sabores, no debe sobrepar los 10°C.
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