¿Cómo te iniciaste en la vitivinicultura?
Mi debut fue hacia fines de 2002 pero mi familia empezó en el negocio del vino con la llegada de nuestro abuelo Pietro Bertona a Luján de Cuyo, Mendoza, a fines del siglo XIX. Allí comenzó a comprar fincas y a plantar uva francesa (como se llamaba en ese entonces al Malbec). Estas fincas fueron heredadas por distintos familiares y dentro de las que le quedaron a mi padre, guardé unas en Agrelo, que es de donde sale este Malbec que fue elegido como el mejor del mundo. Agrelo es la zona donde se producen los mejores Malbec de la Argentina.
Hubo un resurgir de la vitivinicultura a partir de 1995, con el auge de muchas bodegas pequeñas que elaboran vinos de alta gama. En ese movimiento entramos nosotros y comenzamos a producir partidas limitadas con el objetivo de no superar un máximo de 40.000 botellas. De a poco hemos ido consiguiendo reconocimiento, siendo nuestro logro más importante en 2008, cuando nos eligieron como el mejor Malbec y ganamos la Gran Medalla del Concurso Malbec al Mundo.
¿Desde chico viviste rodeado de fincas?
La producción de uva estuvo presente desde siempre en mi familia. Nunca dejamos de estar en la industria vitivinícola. El desarrollo de Montecinco fue una decisión personal a partir de 2002, como una búsqueda de hacer un producto de alta gama a partir de uvas que se venían utilizando en mi familia para hacer otro tipo de vinos.
Países como Francia o España tardaron cientos de años en producir vinos de alta calidad, y acá (salvando las distancias) en sólo 15 años se ha logrado producir vinos muy buenos. ¿Cómo se explica este salto gigantesco?
Creo que se debe a que a partir de los ´90 se incorporó la mejor tecnología (acero inoxidable, tipos de frío, barricas). Vinieron constructores de Europa y EEUU, quienes se dieron cuenta del potencial que tenía la uva argentina y ellos mismos han invertido. Eso permitió consolidar la posición argentina en el mundo y que el vino nacional se pudiera conocer, más allá del esfuerzo que ya venían haciendo las bodegas argentinas. Fue un hallazgo ver que con la mejor tecnología y el terroir que teníamos acá se podía llegar a calidades que son de primer nivel en el mundo. Creo que la Argentina tiene un gran potencial para seguir creciendo, pero dependerá de las variables económicas y del tipo de cambio.
¿Qué característica particular tienen tus vinos? ¿Cómo los definirías?
El Malbec es concentrado en aroma, de muy buen color (Agrelo es una de las mejores zonas para que el vino tenga buen color), con guarda en barrica durante 7-8 meses aproximadamente. No queremos que tenga un aporte excesivo de la madera para que conserve la fruta del Malbec. El objetivo es lograr un equilibrio entre la fruta y la madera. A partir de ese estilo, vamos corrigiendo año tras año, haciendo el trabajo desde el viñedo para que la uva sea concentrada. Esto significa que el color y el aroma tengan que ver con rendimientos que no sean muy amplios y que la planta no sea demasiado vigorosa.
Justamente, nosotros tenemos un diferencial frente a muchas bodegas, porque nuestros vinos nacen de viñedos que tienen 85 años. Entonces, sin hacer un gran trabajo agronómico, los viñedos se autorregulan por lo que las uvas no son muy vigorosas y te dan fruta muy concentrada, con mucho color y aroma. Creo que es una característica que distingue a nuestros viñedos. No son tantas las bodegas que tengan viñedos en la Primera Zona plantados hace tantas décadas. Esto nos permite asegurarnos la materia prima, que es fundamental para lograr un vino de alta gama. Porque el 90% de la calidad de un vino está definida por cómo sale la uva desde el viñedo.
Fuente: lanacion.com
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