Antes de nuestra era, Hungría formaba parte de Dacia y Panonia, dos provincias romanas que estaban asentadas en el centro de Europa, esta situación permaneció estable hasta que en el siglo II de nuestra era, los territorios de esas dos provincias fueron invadidos por los germanos primero, y por los hunos y los ávaros después. En el Siglo VIII Carlomagno anexionó lo que conocemos como Hungría a sus tierras, y después llegaron los magiares.
Con los magiares está escrito que fue el inicio de este maravilloso país llamado Hungría, fue su origen, con ellos llegó su fundación. Los magiares provenían de los Montes Urales, en los límites de Asia, eran varias tribus que se unieron para defender su territorio, era el origen de esta nación. En el Siglo X Hungría, bajo el reinado de Esteban I se convirtió al cristianismo y estuvo bajo el poder del Papa, en esta época, el paganismo era perseguido y castigado con la muerte.
Ya durante el siglo XI, el país comenzó su asentamiento, empezó a prosperar, con Matías Corvino se conquistaron territorios como Moravia, Bohemia o Silesia, y el imperio se extendió también a Austria, un gran aliado para enfrentarse a los turcos, en pleno proceso expansivo en aquellos momentos.
En el Siglo XVI llegó la primera gran derrota de los húngaros, fue en la batalla de Mohács en 1526, y los turcos invadieron y se asentaron en una parte del país, en lo que hoy conocemos por Budapest, su capital.
Después llegó una vinculación de Hungría a España a través de la Casa de los Habsburgo, una casa con la que la realeza húngara estuvo relacionada por los siglos siguientes. Durante el Siglo XVI y XVII con la casa real recién instaurada en Hungría, tuvo lugar la reconquista del país y la expulsión de los turcos del mismo. Había nacido el famoso Imperio Austro Húngaro, de gran potencial durante los siglos XVIII, XIX y principios del Siglo XX.
Pero no todo era unión en este imperio, las divergencias entre magiares y los adeptos de los Habsburgo propiciaron que numerosas rencillas salieran a la luz, y con ellas numerosos conflictos, por un lado, los independientes magiares, del otro lado, la tendencia centralista de Viena. Las rebeliones se sucedían por el imperio en contra de la unión con los austriacos. A fines del Siglo XIX, esas rebeliones fracasaron, y lo que es peor, tras la derrota con Prusia en 1866 el país pasó a formar parte del imperio austrohúngaro nuevamente, y sin oposición.
Ya en la I Guerra Mundial, el Imperio fue a la misma de la mano con los alemanes, lo que propició que tras la derrota, el imperio fuera debilitado, situación aprovechada por Hungría para declarar su independencia, después se instauró el comunismo y nació la República Socialista Húngara, olvidándose de la monarquía, que no tuvo su apoyo, y formándose como país.
Tras 1920 y la firma de la paz de la I Guerra Mundial, Hungría había perdido numerosos territorios, el país había visto como se reducía, y como muchos húngaros quedaban repartidos por países del entorno.
Tras la II Guerra Mundial, en la que Hungría volvió a alinearse en el bando perdedor, la situación quedó más mermada para el país, en un principio, la alianza con Alemania, Italia y Japon le revirtió territorios en todo el entorno, pero tras la caída de los nazis, Hungría es invadida por los rusos y se instaura el comunismo. Hungría había pasado a formar parte del telón de acero.
En 1953 con el fallecimiento de Stalin llegó la desestanilización, el Pacto de Varsovia, y el panorama europeo nacía nuevamente, Hungría recuperaba su libertad con un pacto de ayuda a Moscú, una situación que se extendería hasta los 80, cuando el Pacto de Varsovia comienza a cuestionarse, y los países miran a otro lado, una situación que se ratificó con la caída de la URSS en 1991, momento en el cual muchos países del llamado telón de acero comienzan a mirar a occidente.
Actualmente, Hungría es uno de los países más jóvenes de la Unión Europea, y su constitución vigente fue modificada por última vez en 1989.
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