jueves, 16 de septiembre de 2010

Con datos del INDEC, el Gobierno anuncia que casi no hay indigentes

En los próximos días, el Gobierno hará un anuncio con bombos y platillos: dirá que ya casi no quedan indigentes en la Argentina y que la pobreza afecta a menos del 10% de la población.

Así, las cifras oficiales informarán que hay apenas medio millón de indigentes y 4 millones de pobres.

Y esto contrastará con el 2003, cuando la pobreza llegó al 54% de los argentinos, de los cuales la mitad estaba en la indigencia.

Si bien todos coinciden que actualmente la situación social es muy diferente a la del período de la crisis de 2001, los datos del INDEC -referidos al primer semestre de 2010- no se corresponderían con la realidad social cotidiana en la que sobresalen grandes bolsones de pobreza, más gente mendigando y viviendo en las calles.

El informe oficial abrirá una nueva polémica entre los especialistas porque -aún considerando que desde fines del año pasado se está abonando la asignación por hijo a familias de bajos recursos las mediciones no oficiales marcan otra cosa: que la indigencia se está reduciendo pero todavía comprende al 10,5% de la población y la pobreza al 31,4%. Para todo el país, eso equivale a 4.250.000 indigentes y 12.700.000 pobres, según los cálculos de la consultora Ecolatina. Una diferencia de 3,7 millones de indigentes y casi 9 millones de pobres respecto de los datos que maneja el Gobierno.

Estas diferencias se deben a que tanto la indigencia como la pobreza se miden con relación al valor de la canasta básica alimentaria que está compuesta de alimentos básicos, como carne, pan o verduras. Así, es indigente la familia que tiene ingresos inferiores al costo de esa canasta que, para el INDEC, a junio, para una familia tipo (matrimonio con 2 hijos menores) era de $ 537 o $ 18 por día para 4 personas.

Sin embargo, esa misma canasta actualizada por los índices de precios de Institutos Oficiales Provinciales es 70% más cara: supera los $ 900. Lo mismo pasa con la canasta de pobreza. Entonces a mayor valor de la canasta, hay más indigentes y más pobres.

Según el economista Rodrigo Alvarez, de Ecolatina, en el primer semestre de 2010 hubo un "shock de ingresos y de inflación", y la suba de los precios, en especial de los alimentos, anuló parcial o totalmente la mejora de los ingresos de la población con la asignación por hijo y las subas salariales.

Así, Alvarez señala que la indigencia se redujo del 11% al 10,5% básicamente por la asignación por hijo y la caída no fue mayor porque la canasta básica alimentaria se encareció en el semestre el 19,1 por ciento.

En cambio, la pobreza tuvo un aumento del 30,8 al 31,4% porque dicha canasta se encareció en el semestre en $ 311, "más del doble del importe efectivo percibido por la Asignación Universal por Hijo que era de $ 144 mensual por chico. Por eso, en sólo seis meses el encarecimiento de la canasta básica total erosionó la totalidad del beneficio de $ 288 otorgado para un hogar compuesto por dos hijos menores", destaca el economista de la consultora.

Con estos datos alternativos, en los últimos tres años, a pesar del crecimiento económico, la indigencia se habría mantenido estable, levemente por encima del 10%. Pero la pobreza se ubicaría por encima de los valores de la segunda mitad de 2007. Y eso se produjo -a pesar de la implementación de la asignación por hijo- por culpa de la inflación, en especial en los alimentos.

Fuente: ieco.clarin.com

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