sábado, 17 de julio de 2010

La revolución de la alimentación sana


Para ellas el cuerpo humano es el más sugestivo de los "vestidos", además del único que hay para lucir. Ellos lo parangonan con el lujo y la potencia de los motores: "Si uno tiene una Ferrari, ¿qué tipo de nafta le pone? La mejor", responden, al explicar por qué el nuevo trinomio de alimentación sana, natural y gourmet no es hoy ni una excentricidad ni el capricho de yoguis o esnobs.

Alimentarse para sumar salud, energía vital, calidad de vida y prevenir o combatir enfermedades forma parte del hábito de una cada vez mayor oleada de consumidores. Abocados con esmero a esa faena, sin distinción de sexo o edad, leen a raudales, estudian las propiedades y nutrientes de los alimentos, se forman en la cocina natural, orgánica y gourmet y experimentan con nuevos platos, combinaciones e infusiones.

Ese saber primero cimenta hábitos; luego, se traduce en una filosofía de vida, que, dicen, les aporta beneficios inmediatos.Y, con ellos, la promesa de una vejez retrasada, una salud férrea y un estado vital que es la envidia de sus coetáneos."Desde que como sano, no me engripo más." "No tengo más sueño durante el día." "Se me fue el dolor de cabeza." "Me siento fuerte, tonificada y sin grasas de más", afirman a La Nacion los adeptos de la alimentación vital: desde veganos hasta higienistas, seguidores de la dieta ayurvédica, el raw food o los vegetarianos que se alimentan sólo con brotes, raíces, cereales y semillas.

Esta nueva y a la vez heterogénea filosofía alimentaria que vanagloria lo natural está produciendo una revolución económica de gran impacto. Su eco se traslada no sólo a la composición y a los ingredientes de los alimentos tradicionales, sino también al modo de procesarlos y preservarlos.

"El avance del frente natural es imparable", advierte un CEO de la industria alimenticia, que ya produce galletitas con semillas de chía, sésamo y lino.

Pero la penetración de esta toma de conciencia por lo sano también gana otros espacios. Lo confirma la Agencia Gubernamental de Control porteña. El director de habilitaciones de ese organismo, Martín Farrell, certifica que en los últimos dos años "crecieron en la ciudad, en total, un 20 por ciento las habilitaciones de bares, juicebars, locales macrobióticos, delis y supermercados especializados en comida sana". Y la tendencia continúa en alza, afirma. En el registro de marcas y patentes, también ratifican la adhesión que ha cobrado ese nicho en el último año.

"Es una de las áreas donde más movimiento hubo. Contabilizamos más del doble de pedidos de registros de marcas en todo lo referente a la alimentación natural en diferentes rubros que 12 meses atrás", explicaron en Kuma, uno de los bufetes de abogados especializados en propiedad intelectual y con acceso a esos registros.

A las pioneras panaderías Hausbrot, que utilizan cereales orgánicos de cosecha propia, les siguieron los restaurantes de comida natural, como Demetria, en Saavedra; Bio, en Palermo; Santos Sabores, en Belgrano, además de un sinnúmero de delis y bares especializados Natural Deli y Kafa and Deli, ambos en La imprenta, Palermo.

Pero el desembarco más rutilante vino empujado por un nuevo concepto de fast food de la mano de la marca Pura Vida, en el microcentro; Paía, en Palermo Chico, y Vida Bar, en Belgrano. Con una ambientación cálida y más sofisticada, esos reductos dispensan sin tregua productos naturales y nutritivos de primera calidad. Es usual, por ejemplo, cruzarse con Gabriela Sabatini, quien, adepta a los wraps de vegetales y a los jugos de frutos rojos espolvoreados con tinturas madre, como Gingko y biloba, no se saltea ningún almuerzo del bar Paía, en el gimnasio Ocampo, de Palermo Chico.

Las cartas de los nuevos reductos están basadas en una gran variedad de frutas y verduras orgánicas, algunas exóticas como el acaí, fruto importado de Brasil, con acción antioxidante. Tiene gran variedad de licuados y smoothies, con leches de soja o almendras, además de rolls, wraps, ensaladas, con insumos como carnes de pescado y aves magras, verduras, semillas, frutos secos, cereales orgánicos y tinturas madre o suplementos, entre otros ingredientes. Pero el elíxir indiscutido es el wheatgrass o pasto o clorofila de trigo, que, por su aporte energético, antioxidante y propiedades contra el envejecimiento, ha transformado su cultivo en un más que próspero negocio entre inversores de la city porteña. "Un metro cuadrado cultivado de wheatgrass es 200 veces más redituable que la soja", apunta Juan Pablo Dulanto, el norteamericano, factótum de Pura Vida. Dentro de los planes expansivos para este tipo de locales, Claudia Schnaider, chef y alma máter de Paía, cuanta que ya comenzó a comercializar el franchising de su marca.

¿Qué opinan los expertos en nutrición frente al avance de este tipo de alimentación? Que no se trata de un mito. Este tipo de alimentación llegó para quedarse ?coinciden tres de los máximos especialistas?. Las bondades de las semillas molidas en el momento, combinadas con cereales y granolas orgánicas y diluidas en jugos, caldos o yogures, han demostrado ser una fuente riquísima en nutrientes.

CONSEJOS ALIMENTARIOS

  • Restringir: el consumo de harinas, grasas, azúcares refinados y conservantes.
  • Malos hábitos: la falta de variedad en la dieta, la deficiencia de nutrientes, la mala calidad de los alimentos, una dieta sobre la base de grasas saturadas junto con la ausencia de ejercicio físico.
  • Semillas: suplementos dietarios muy valiosos. Hay que conocerlos para aprovechar sus cualidades. La chía, por ejemplo, aporta proteínas y no posee gluten. Es apta para celíacos.
Fuente: lanacion.com

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