domingo, 12 de septiembre de 2010

Del campo al viñedo

Son las 11 y LN R está en Quintana y Ayacucho, en las oficinas de Bianchi en Buenos Aires. Cinco minutos más tarde llega Raúl Bianchi: "Disculpá, pero estaba resolviendo un gran problema", dice. El carismático director de Casa Bianchi devela el "gran problema": "Se me cayeron un par de integrantes para la salida de pesca del fin de semana que viene". Esta anécdota no es un dato menor; con la misma pasión con la que se dedica a la pesca con mosca o a la caza de chanchos salvajes, Raúl se afirma en la conducción de la empresa de San Rafael. Actitud que se traduce en los proyectos que pergeña cada día, como la inversión en tecnología para la bodega (la concentración de varias unidades productoras o el reciente acuerdo con Norton para la distribución).

Hace un par de años, Raúl Bianchi tomó las riendas de la firma familiar. "Siempre estuve dentro de la bodega como un comodín: iba a la finca, hacía compras y cumplía. Cuando se enfermó Tincho [su hermano, Valentín Bianchi], tomé una dimensión real de lo que era la compañía. Me nació un hijo. Yo nunca imaginé lo que había pasado mi padre, lo que pasaba mi hermano o lo que debe de haber vivido mi abuelo. Creo que las pasiones a uno le van naciendo a lo largo de los años", señala, y admite que probó miles de vinos y participó en algunos cortes elaborados por su padre, aunque "lo de hacer los vinos" se lo deja a las personas adecuadas para ello. "Internamente me brotó algo, me nació un hijo. Sentí que esto no termina de construirse nunca; es como cuando terminaste tu casa y te pusiste a hacer el jardín, y después la pérgola, y después las plantas... Uno quiere más y más", cuenta Raúl y comenta la cantidad de ideas que se le ocurren diariamente. Entre las novedades, piensa sacar una línea muy transgresora, "que no existe en el país", pero no adelanta nada. Sólo desliza que será "muy moderna, joven, fresca, de alta calidad y que inaugurará una categoría, así como lo hicimos con New Age". Sencillo y de mucho hacer, también añora el campo: "Mi mayor placer era desayunar y matear por donde pasaban todos los animalitos. Trato de ir varias veces por año".

-¿Se vienen cambios?

-Tanto mi abuelo como mi padre hicieron las cosas muy bien, y yo sigo en eso. Mi abuelo trabajaba la pequeña bodega de los grandes vinos; mi padre y sus hermanos elevaron a Bodegas Bianchi a niveles muy importantes en ventas y buscaron toda la tecnología. La gran función de Tincho fue llevarla al exterior. Creo que si la política hubiera sido un poco más arriesgada hoy seríamos más grandes, a lo mejor.

-¿Cuál es su desafío?

-La incorporación de tecnología para poder producir más vinos de alta gama y crecer más en el mercado externo. Como mi viejo, apuesto por la tecnología, ya que el mundo evoluciona, y los paladares también.

Fuente: lanacion.com

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