Siguiendo la tradición, el alcalde de la ciudad, el socialdemócrata Christian Ude, abrió con dos golpes de maza un barril de cerveza para ofrecer el primer jarrón de un litro al primer ministro de Baviera, el socialcristiano Horst Seehofer al al grito de "Ozapft is" ("abierto está", en dialecto bávaro).
Como todos los años, más de una carpa cervecera quedó al completo antes de la inauguración oficial. Desde las cuatro de la madrugada llegaron visitantes al predio en el centro de Munich para hacer cola delante de las carpas, ataviados con la clásica vestimenta de pantalón de cuero y vestidos coloridos de escote pronunciado.
Muchos de los visitantes llegaron con cerveza en mano debido a que oficialmente se expenden jarrones a partir del mediodía.
Se espera que cerca de seis millones de personas participen de la fiesta en los 17 días de duración.
La edición de este año se celebra en medio de extremas medidas de seguridad y recuerda el trigésimo aniversario de un atentado explosivo que causó la muerte de trece personas y heridas a más de 200 personas.
Vallas y cámaras de filmación han sido apostadas por doquier en las inmediaciones del llamado "prado de Teresa" (Theresienwiese), donde tiene lugar la autoproclamada mayor fiesta popular del mundo.
El bicentenario será festejado con una cerveza especial, a razón de 8,80 euros el litro, así como con una carrera de caballos que evoca la celebrada en la primera Oktoberfest en 1810 con motivo de la boda del príncipe heredero Luis de Baviera con la princesa Teresa Carlota de Sajonia.
El año pasado visitaron la fiesta cervecera unos 5,7 millones de personas que consumieron 6,6 millones de jarrones de un litro de cerveza así como 111 bueyes y poco menos de medio millón de pollos asados.
Fuente: lanacion.com
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