martes, 5 de marzo de 2013

Las comidas monótonas complican el sueño

Por razones de practicidad o falta de imaginación, muchas personas que intenta mantener una dieta saludable reducen el abanico de alimentos a un grupo bastante restringido. Así, en tres comidas al día pueden obtener un menú bastante repetitivo: cereales en el desayuno, un sándwich para el almuerzo, un salteado de vegetales para la cena, todos los días. Pero incluso si el menú diario parece nutritivo, las comidas monótonas podrían tener un efecto negativo sorprendente: en el sueño.

En un fascinante estudio de la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, EEUU, un grupo de investigadores se propuso investigar si una variedad de nutrientes podría estar vinculada a la duración del sueño. Para ello, examinaron los datos de varios miles de estadounidenses, seleccionados del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Compararon lo que comían cada día con sus propios patrones de sueño, y así los investigadores fueron capaces de analizar una relación específica entre la variedad de alimentos y la calidad del descanso.
“Se habló mucho de la relación entre la alimentación y el sueño durante mucho tiempo, pero hay muy pocos datos sobre estas conexiones”, dijo el autor del estudio, Michael Grandner, PhD, miembro del Centro para la Neurobiología del sueño circadiano y en la Universidad de Pensilvania. Grandner y sus colegas determinaron que los individuos que consumían la mayor variedad de nutrientes también tenían los patrones de sueño más saludables, dormían entre siete y ocho horas cada noche. Los individuos que dormían menos tendían a ser deficiencias en proteínas y carbohidratos, junto con nutrientes como hierro, zinc y selenio. Y en una conclusión que refuerza estudios previos, el equipo observó que también duermen poco los que tienden a consumir más calorías (expertos sospechan que, privadas de sueño, las personas sufren de desequilibrios hormonales que aumentan los antojos).

“El sueño y la dieta son más similares de lo que parece”, explicó Grandner. “Los dos tocan todos los sistemas del cuerpo, y el cuerpo depende de ambos para seguir funcionando. Que interactúen no es sorprendente, sino cómo interactúan podría serlo”. A pesar de los hallazgos interesantes del estudio publicado recientemente, la interacción entre el sueño y la dieta sigue siendo algo misterioso: buenos hábitos de sueño podría incentivar a consumir alimentos más nutritivos o una dieta más nutritiva y equilibrada podría ser crucial para ayudarnos a conciliar el sueño y permanecer dormidos.

Una investigación anterior, después de todo, había sugerido que la falta de hierro, calcio, y magnesio, entre otros nutrientes, puede afectar la calidad del sueño. Teniendo en cuenta lo que los expertos saben actualmente –explicó Grandner–, la mejor apuesta para un sueño sólido es mantener su dieta relativamente limpia y variada en un grado razonable: reemplazar el sándwich de jamón y queso por otro menú algunos días a la semana, por ejemplo. “Una cosa importante que podemos decir es que no tiene que ser un cambio drástico”, señaló. “Es muy sencillo: una dieta saludable ayuda a que el cuerpo funcione mejor, y como resultado, dormirá mejor”.

 Fuente: cukmi.com

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