El Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y
la Nutrición (CIBERobn) ha abierto una nueva línea de estudio para profundizar
en las numerosas propiedades saludables de la vitamina D y ver
si puede convertirse en una diana terapéutica para prevenir y combatir la obesidad y otras
enfermedades asociadas. La dieta es una de las fuentes de vitamina D y entre los
alimentos que más la aportan destacan los lácteos, los cereales, las verduras y
el pescado.
El trabajo, dirigido desde el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid
por el doctor Miguel Ángel Lasunción, se basa en investigaciones previas que
relacionan la falta de esta vitamina con altos índices de obesidad, sobre todo
cuando ésta es severa. También se ha constatado una asociación con el desarrollo
de determinados tipos de cáncer, como colon, próstata y mama, una vía de
investigación también abarcada por el CIBERobn a través de su programa
multidisciplinar "Obesidad y Cáncer".
Los investigadores del CIBERobn han estudiado la relación existente entre la
deficiencia de vitamina D y el síndrome metabólico, una conjunción de factores
de riesgo cardiovascular en un mismo individuo, como la diabetes o la
hipertensión, con un nexo común que es la obesidad, sobre todo de tipo
abdominal. El déficit de esta vitamina se asocia al síndrome metabólico y la
alteración en los niveles de lípidos (colesterol y triglicéridos), algo que
según el doctor José Ignacio Botella, miembro del grupo de investigación del
Hospital Ramón y Cajal, "hace pensar que es un factor modificable que puede
influir al corregirlo de manera beneficiosa en el riesgo vascular de estos
pacientes".
La vitamina D, también llamada antirraquítica, puede obtenerse tanto de la
dieta como del sol. Pertenece al grupo de las liposolubles (solubles en lípidos,
que permiten almacenarse en el cuerpo y no es preciso tomarlas a diario) e
interviene en la absorción del calcio y el fósforo en el intestino, y, por
tanto, en el depósito de los mismos en huesos y dientes.
Los alimentos que mayor aporte de vitamina D producen son los lácteos,
especialmente la leche enriquecida con esta molécula, junto con cereales, frutos
secos, verduras, hortalizas y el pescado. Dentro de este último grupo destacan
los pescados grasos, entre los que se encuentran el salmón, el atún, el arenque
y la sardina y, sobre todo, el aceite que se extrae de su hígado, especialmente
rico en ácidos grasos omega 3.
Fuente: consumer.es
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