Una investigación realizada en los EEUU controló a personas de alrededor
de 60 años con hipertensión o prehipertensión y concluyó que al final del estudio, los nadadores tenían nueve puntos menos de presión sistólica. Aseguran, además, que la natación es una “actividad amigable para las articulaciones”
A muchos adultos mayores les gusta zambullirse en una pileta y un
nuevo estudio sugiere que los ayudaría a controlar la presión. En un
grupo de 43 hombres y mujeres mayores, un equipo observó un descenso de la presión sistólica (el valor máximo) en los que empezaban a nadar varias veces por semana.
Los nadadores comenzaron el estudio con un valor máximo promedio de
131 mm Hg. A los tres meses, ese valor era de 122 mm Hg. La presión
normal es de 120/80 mm Hg y a partir de 140/90 se la considera
hipertensión, mientras que el rango intermedio revela prehipertensión.
Varias investigaciones habían sugerido que nadar es seguro para los adultos mayores, al igual que caminar o andar en bicicleta, según recordó Hirofumi Tanaka, autor principal del estudio publicado en American Journal of Cardiology.
La investigación sería la primera que demuestra que nadar mejora la función vascular de los adultos mayores y reduce la presión. “Nadar es un ejercicio muy atractivo”, dijo Tanaka, investigador de University of Texas, Austin.
“Es accesible y económico. Y dado que la flotabilidad del agua
contrarresta el peso corporal, es una actividad amigable para las
articulaciones de la rodilla y el tobillo”, añadió.
El estudio incluyó 43 adultos, de unos 60 años, que sólo tenían
hipertensión o prehipertensión. Al azar, el equipo les indicó realizar
clases de natación supervisadas o aprender ejercicios de relajación.
Durante 12 semanas, los nadadores se zambulleron tres o cuatro veces por
semana, hasta lograr nadar durante 45 minutos por clase.
Al final del estudio, los nadadores tenían nueve puntos menos
de presión sistólica, lo que no ocurrió en el grupo tratado con
ejercicios de relajación. Los resultados se repitieron cuando
el equipo pidió a los participantes que utilizaran monitores portátiles
de la presión durante 24 horas.
En ese período, el grupo de nadadores mantuvo un valor promedio de
presión sistólica de 119 mm Hg. Al inicio del estudio, ese valor era de
128 mm Hg. El equipo también utilizó exámenes por ultrasonido para
determinar la dilatación vascular ante los cambios del flujo sanguíneo. Nuevamente, los nadadores habían obtenido mejores resultados.
El estudio fue pequeño y se desconoce si la reducción de los valores
de presión durará o permitirá disminuir el riesgo de sufrir un infarto
cardíaco o cerebral en el tiempo. Pero los resultados coinciden
con lo que los especialistas les recomiendan a los adultos mayores para
mejorar la salud cardíaca: hacer ejercicio moderado con regularidad y
comer sano.
Tanaka aclaró que la natación es una actividad segura para los
adultos mayores, si el médico autoriza la realización de ejercicio
moderado. Una persona sedentaria debe consultar al médico antes de
retomar la actividad física.
Fuente: Reuters
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