Un reciente estudio reveló que si bien una dieta rica en proteína es
buena para la salud, según de qué proteína se trate, también podría
aumentar el riesgo de tener un accidente cerebrovascular. Cómo reemplazar las carnes rojas de la dieta
”El mensaje es que el tipo de proteína es clave para el riesgo de sufrir un ACV.
Debemos considerar la proteína en el contexto alimentario”, dijo el
doctor Frank Hu, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y
coautor del estudio.
El equipo de Hu revisó dos estudios sobre decenas de miles de
personas desde la mediana edad en adelante. En más de 20 años, 1.400
hombres y más de 2.600 mujeres tuvieron un ACV.
El infarto cerebral es la tercera causa de muerte de los Estados Unidos,
donde, según los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC por su sigla en inglés), 26 de cada 1.000 personas
tuvieron un ACV y unas 800.000 mueren cada año por esa causa.
El equipo dividió a los participantes según su nivel de consumo de
carnes rojas, carnes blancas, pescado, productos lácteos y otras fuentes
de proteína cotidianas.
Los hombres que ingerían más de dos porciones diarias de
carne roja (los que más consumían) tuvieron un 28% más riesgo de tener
un ACV que los que comían un tercio de porción diaria de carne
(el grupo que menos consumía). Para los autores, una porción de carne
roja equivale a entre 113 y 170 gramos de bife o hamburguesa.
Las mujeres que consumían casi dos porciones diarias de carne roja
tuvieron un 19% más riesgo de sufrir un ACV que las que ingerían menos
de la mitad de una porción.
Un 19% de aumento del riesgo de tener un ACV significa que 31 de 1.000 personas tendrían un infarto cerebral.
El equipo comprobó que reemplazar una porción diaria de carne
roja con otra de pollo redujo un 27% el riesgo de tener un ACV,
mientras que una porción de nueces o pescado estuvo asociada con un 17%
menos riesgo y una de lácteos, con un 10 u 11% menos.
Al doctor Adam Bernstein, autor principal del estudio e investigador
de la Clínica de Cleveland, no le sorprendieron los resultados:
“Nosotros también estudiamos la relación entre el consumo de carnes rojas y la diabetes y la enfermedad coronaria. De modo que tiene sentido que estas enfermedades cardiometabólicas se agrupen”.
Un estudio de Susanna Larsson, del Instituto Karolisnka de Estocolmo,
en Suecia, también había revelado una relación entre el consumo de
carnes rojas y el riesgo de tener un ACV. Lo que agrega el nuevo
estudio, opinó Larsson, es la reducción del riesgo de tener un ACV en
los consumidores frecuentes de carnes blancas.
Las personas que más pollo o pavo comían a diario (la mitad
de una porción para las mujeres y tres cuartos de una porción para los
hombres) tuvieron un 13% menos riesgo de tener un infarto cerebral que
las que consumían apenas más de una porción diaria.
Sorprendió que el pescado no brindara protección alguna contra el
ACV. Larsson recordó un estudio previo que había identificado menos ACV
en los consumidores frecuentes de pescado.
“Varía mucho la forma en la que la gente cocina y prepara el pescado,
y no pudimos llegar hasta ese nivel con el análisis”, dijo Bernstein.
El equipo no probó que la carne roja sea la causa del aumento de ACV,
pero Bernstein dijo que podrían influir la grasa y el hierro de la
carne.
Fuente: Reuters
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