Las mujeres postmenopáusicas que consumen grandes cantidades de grasa del tipo presente en alimentos fritos y horneados corren mayor riesgo de infarto cerebral que las mujeres que siguen dietas bajas en grasa.
Los datos se obtuvieron del mayor estudio de hábitos de alimentación
de mujeres postmenopáusicas realizado hasta ahora, que incluye a 87.025
mujeres de entre 50 y 79 años, generalmente en buen estado de salud al
iniciar el estudio.
Las mujeres que afirmaron seguir dietas altas en ácidos
grasos insaturados, equivalentes a 6,1 gramos por día, registraron una
incidencia un 39% mayor de infarto cerebral -debido a una arteria bloqueada- que las mujeres que tomaban 2,2 gramos al día de ese tipo de grasas.
No se halló ningún vínculo significativo entre el riesgo de derrame
cerebral y la cantidad de grasa total consumida, o el nivel de
colesterol en la dieta.
Sin embargo, tomar aspirinas mostró reducir la relación entre la
ingestión de ácidos grasos insaturados y el derrame cerebral, que afecta
a casi 800.000 personas en los Estados Unidos anualmente y es la cuarta
causa principal de muerte en el país.
“Nuestras conclusiones confirman que las mujeres
postmenopáusicas con alta ingestión de ácidos grasos insaturados tienen
un alto riesgo de accidente cardiovascular isquémico (infarto
cerebral), pero el uso de aspirinas podría reducir los efectos
adversos”, afirmó el principal investigador, Ka He, de la Escuela de
Salud Pública de la UNC.
“Recomendamos seguir una dieta baja en ácidos grasos insaturados y
añadir aspirinas al régimen para ayudar a las mujeres a reducir su
riesgo de derrame, especialmente luego del comienzo de la menopausia”.
Una campaña de salud pública y legislativa en los Estados Unidos ha
prohibido el uso de ácidos grasos insaturados en restaurantes de comida
rápida y alimentos preparados, pero éstos no han desaparecido
completamente.
“Los ácidos grasos insaturados son raros en la naturaleza,
pero están comúnmente en la comida como resultado de una forma de
procesarla llamada hidrogenación parcial, cuando un aceite
vegetal líquido se transforma en una grasa sólida”, afirmó Nancy
Copperman, del sistema de salud judío de North Shore-Long Island en
Nueva York.
Copperman, que no participó en el estudio, añadió que las mujeres que
comen muchas grasas trans también suelen no ser sedentarias, fumar y
presentar altos niveles de diabetes y las animó a seguir una idea
equilibrada y hacer ejercicio para prevenir un derrame cerebral y otras
enfermedades vinculadas al estilo de vida.
Fuente: AFP-NA
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