El tomillo, es uno de los condimentos fundamentales de la cocina Mediterránea por su versatilidad. Cuando se frota sus hojas despiden un perfume intenso, fragante y levemente terroso.
Su sabor picante, incorpora notas de clavo de olor, alcanfor y menta, que lo hacen insustituible en la cocina tradicional. El tomillo seco mantiene la mayor parte de su aroma y sabor, por lo que es muy apreciado como hierba aromática.
Tradicionalmente se presenta en rama o en hojas, en tarro de cristal, solo, o combinado con otras plantas aromáticas como el romero, dando origen a las hierbas provenzales.
El tomillo soporta excelentemente largos tiempos de cocción mezclándose con lentitud con el resto de sabores. Marida especialmente con ajo, cebolla, albahaca, laurel, lavanda o perejil. Aromatiza y potencia el sabor del vino tinto, mejora notablemente las salsas, y es un condimento extraordinario de verduras rellenas, guisos, arroces, caldos, aves, cordero o pescados.
Se puede emplear fresco durante todo el año, ya que es una planta de hoja perenne, o seco recolectándolo antes de la floración y secando sus hojas a la sombra y sin humedad. Una vez seco se puede conservar en un recipiente cerrado de cristal alejado de la luz, la humedad y el calor.
Su sabor picante, incorpora notas de clavo de olor, alcanfor y menta, que lo hacen insustituible en la cocina tradicional. El tomillo seco mantiene la mayor parte de su aroma y sabor, por lo que es muy apreciado como hierba aromática.
Tradicionalmente se presenta en rama o en hojas, en tarro de cristal, solo, o combinado con otras plantas aromáticas como el romero, dando origen a las hierbas provenzales.
El tomillo soporta excelentemente largos tiempos de cocción mezclándose con lentitud con el resto de sabores. Marida especialmente con ajo, cebolla, albahaca, laurel, lavanda o perejil. Aromatiza y potencia el sabor del vino tinto, mejora notablemente las salsas, y es un condimento extraordinario de verduras rellenas, guisos, arroces, caldos, aves, cordero o pescados.
Se puede emplear fresco durante todo el año, ya que es una planta de hoja perenne, o seco recolectándolo antes de la floración y secando sus hojas a la sombra y sin humedad. Una vez seco se puede conservar en un recipiente cerrado de cristal alejado de la luz, la humedad y el calor.
Ingredientes:
1 pollo cortado en cuartos.
4 dientes de ajo.
1 cubito de caldo de ave.
1 vaso de vino blanco.
1 cebolla.
3 ramitas de tomillo fresco(o dos cucharadas del seco).
Aceite de oliva.
1 hoja de laurel.
Pimienta.
Sal.
Preparación:
Cortar, lavar y secar el pollo.
Salpimentarlo y dorarlo con los dientes de ajo sin pelar, en una cazuela con aceite.
Una vez dorados, colar el aceite de la fritura, quitar los ajos, y colocar de nuevo el pollo en él, junto con la hoja de laurel y una cebolla picada en trozos medianos.
Regar con el vino blanco y dejar evaporar a fuego vivo.
Lavar y secar el tomillo si es fresco, y desmenuzarlo. Añadir luego a la cazuela.
En un vaso de agua, desmenuzar la pastilla de caldo de ave. Verterlo sobre el pollo, y dejar cocinar tapado y a fuego lento durante media hora.
Durante ese tiempo, remover de vez en cuando, y añadir un poco de agua si vemos que se reseca el pollo.
Mientras pela, lava y corta las patatas en cascos. Que podrás hacerlas fritas, o añádirselas al pollo 15 o 20 minutos de acabar su cocción.
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