Estas semillas son una excelente fuente de proteínas vegetales, ayudan a disminuir las tasas de colesterol y su consumo es especialmente beneficioso durante la menopausia.
Tau-tau. Es muy probable que este nombre no le diga gran cosa. Pues bien, se trata del vocablo con el que hace miles de años los orientales se referían a lo que hoy conocemos como soja. Una curiosa palabra que traducida vendría a significar ‘la mejor semilla’. Y es que ya los chinos eran conocedores de las grandes virtudes de esta planta leguminosa. Tanto, que incluso la incluyeron en el selecto grupo de ‘semillas sagradas’ junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo.
Tau-tau. Es muy probable que este nombre no le diga gran cosa. Pues bien, se trata del vocablo con el que hace miles de años los orientales se referían a lo que hoy conocemos como soja. Una curiosa palabra que traducida vendría a significar ‘la mejor semilla’. Y es que ya los chinos eran conocedores de las grandes virtudes de esta planta leguminosa. Tanto, que incluso la incluyeron en el selecto grupo de ‘semillas sagradas’ junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo.
No obstante, no fue hasta bien entrado el siglo XX cuando la soja comenzó a emplearse en la alimentación en Occidente. Desde entonces hasta hoy, dichas semillas no han hecho más que cosechar ‘buenas críticas’ y ‘piropos’ de todo tipo... No por casualidad, las estanterías de tiendas y mercados se llenan cada vez más de productos elaborados a base de soja. ¿Los motivos de tanta bondad?, Ahí van algunos de los más importantes:
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