Por concepto, frescura, juventud y
expresividad; el vino rosado confiere esos matices que perseguimos en
una calurosa noche veraniega, brinda sus particulares colores palos de
rosa, piel de cebolla, salmones y cerezas a estos paladares ávidos de
una nueva experiencia.
En conjunto con la frescura y sutileza del vino rosado, debemos hablar de la versatilidad a la hora de su consumo; vista desde el punto de vista del consenso entre comida y vino.
Pero, veamos un poco el cómo, por qué y el con qué del vino rosado.
Haciendo el vino rosado
Existen tres formas de elaboración de vino rosado.
La primera consiste en el método mediante el cual las cepas tintas, cualquiera que sea, se someten a una corta maceración de la que se extrae color y algunas características fenólicas que aportaran taninos en delicados contenidos, a una muy baja temperatura para obtener características que pretende el enólogo, siempre en control de no llegar a un tinto.
Dicho método es por más, el de mayor difusión por la gran calidad resultante, además de ser pensado desde el mismo viñedo, cuidando las uvas del exceso de sol.
El segundo método para la elaboración de rosados es por medio de la mezcla de vinos blancos con tintos; aunque es posible que algunas bodegas hagan vinos de esta forma, no es lo ideal ni la más utilizada para los vinos a los que llamamos "tranquilos"; más bien es una práctica bastante difundida para elaboración de Champagne, en la región que lleva su nombre. Por supuesto los resultados que se buscan son diferentes.
Una tercera forma de elaborar vinos rosados es por medio del llamado "sangrado"; que consiste en extraer parte del mosto rosa en una etapa inicial de la elaboración del vino tinto; el resto de este mosto quedará en el recipiente para obtener una mayor concentración para dicho líquido.
Frescura rosa
El vino rosado, ante todo, nos brinda características variadas entre el blanco y el tinto. Es así, como su temperatura de servicio debe ser baja, tanto como para un blanco, entre 10 a 12 grados.
Esto nos permitirán disfrutar de su buena acidez y frescura. Por otra parte, las leves particularidades de vino tinto que aún persistirán luego de vinificado, brindarán cierto carácter y voluptuosidad esperado en este producto.
Para su elaboración, pueden utilizarse todas las cepas tintas, aunque se prefieren aquellas de sutiles notas florales y buena acidez. Hoy en día conviven en nuestras góndolas vinos rosados de cepas que van desde el Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir, entre otras.
Paleta de colores
Las leves notas coloreadas del vino rosado, no indican de forma alguna, evolución. Más bien se refieren en primer lugar a la tipicidad de la uva, lugar de cultivo o de tiempo en contacto con los hollejos (maceración).
Dicho lo anterior, podremos hallar en una copa bien fría de vino rosado, pálidas tonalidades de piel de cebolla, salmones, hasta llegar a los cerezas o intensos rosados que brillarán dejando diversos reflejos a su alrededor.
La compañía perfecta
Cuando hablamos de maridaje, quiere decir esta complicidad entre la bebida y la comida que elijamos compartir o servir.
Ahora bien, esta buena compañía debe ser pensada antes de definir lo demás y, como resultado, ni la comida sobrepasa la bebida, ni la bebida sobresaldrá sobre la comida elegida.
Es por ello, que el vino rosado se convierte en nuestro mejor aliado a la hora de no saber la compañía para nuestro plato o cuando somos invitados y no sabemos la bebida ideal.
El vino rosado se convierte en un excelente aperitivo, para abrir nuestro apetito antes de empezar la cena; o bien, excelente acompañante de ensaladas frescas, con algo de fruta; y si de platos principales se tratase, pues el mejor as bajo la manga para sushi, quesos, comidas ahumadas, muy picantes como la mexicana, calientes o carnes en leves cocciones como aves, cerdo y pollo.
Pues bien, en cualquier época del año, una buena compañía, un buen plato de comida; el vino rosado es la mejor opción.
Algunas etiquetas recomendables
• José L. Mournier, vino rosado. La tonalidad tendiendo a tejas. Notas frescas de flores y frutas rojas maduras. En boca, frescura, lo más importante. Una excelente acidez.
• Ave Rosado de Malbec, 2010 - $60. Tonalidad rosa intenso, tendiendo a los cerezas, una nariz fresca y algo floral, las notas en boca frescas y frutadas.
• Doña Silvina, Rosado de Malbec - $70. Tonalidades palos de rosa, salmones, notas en nariz de fruta roja madura y mayor complejidad, de interesante persistencia en boca y notas bien definidas de malbec.
Fuente: iprofesional.com
En conjunto con la frescura y sutileza del vino rosado, debemos hablar de la versatilidad a la hora de su consumo; vista desde el punto de vista del consenso entre comida y vino.
Pero, veamos un poco el cómo, por qué y el con qué del vino rosado.
Haciendo el vino rosado
Existen tres formas de elaboración de vino rosado.
La primera consiste en el método mediante el cual las cepas tintas, cualquiera que sea, se someten a una corta maceración de la que se extrae color y algunas características fenólicas que aportaran taninos en delicados contenidos, a una muy baja temperatura para obtener características que pretende el enólogo, siempre en control de no llegar a un tinto.
Dicho método es por más, el de mayor difusión por la gran calidad resultante, además de ser pensado desde el mismo viñedo, cuidando las uvas del exceso de sol.
El segundo método para la elaboración de rosados es por medio de la mezcla de vinos blancos con tintos; aunque es posible que algunas bodegas hagan vinos de esta forma, no es lo ideal ni la más utilizada para los vinos a los que llamamos "tranquilos"; más bien es una práctica bastante difundida para elaboración de Champagne, en la región que lleva su nombre. Por supuesto los resultados que se buscan son diferentes.
Una tercera forma de elaborar vinos rosados es por medio del llamado "sangrado"; que consiste en extraer parte del mosto rosa en una etapa inicial de la elaboración del vino tinto; el resto de este mosto quedará en el recipiente para obtener una mayor concentración para dicho líquido.
Frescura rosa
El vino rosado, ante todo, nos brinda características variadas entre el blanco y el tinto. Es así, como su temperatura de servicio debe ser baja, tanto como para un blanco, entre 10 a 12 grados.
Esto nos permitirán disfrutar de su buena acidez y frescura. Por otra parte, las leves particularidades de vino tinto que aún persistirán luego de vinificado, brindarán cierto carácter y voluptuosidad esperado en este producto.
Para su elaboración, pueden utilizarse todas las cepas tintas, aunque se prefieren aquellas de sutiles notas florales y buena acidez. Hoy en día conviven en nuestras góndolas vinos rosados de cepas que van desde el Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir, entre otras.
Paleta de colores
Las leves notas coloreadas del vino rosado, no indican de forma alguna, evolución. Más bien se refieren en primer lugar a la tipicidad de la uva, lugar de cultivo o de tiempo en contacto con los hollejos (maceración).
Dicho lo anterior, podremos hallar en una copa bien fría de vino rosado, pálidas tonalidades de piel de cebolla, salmones, hasta llegar a los cerezas o intensos rosados que brillarán dejando diversos reflejos a su alrededor.
La compañía perfecta
Cuando hablamos de maridaje, quiere decir esta complicidad entre la bebida y la comida que elijamos compartir o servir.
Ahora bien, esta buena compañía debe ser pensada antes de definir lo demás y, como resultado, ni la comida sobrepasa la bebida, ni la bebida sobresaldrá sobre la comida elegida.
Es por ello, que el vino rosado se convierte en nuestro mejor aliado a la hora de no saber la compañía para nuestro plato o cuando somos invitados y no sabemos la bebida ideal.
El vino rosado se convierte en un excelente aperitivo, para abrir nuestro apetito antes de empezar la cena; o bien, excelente acompañante de ensaladas frescas, con algo de fruta; y si de platos principales se tratase, pues el mejor as bajo la manga para sushi, quesos, comidas ahumadas, muy picantes como la mexicana, calientes o carnes en leves cocciones como aves, cerdo y pollo.
Pues bien, en cualquier época del año, una buena compañía, un buen plato de comida; el vino rosado es la mejor opción.
Algunas etiquetas recomendables
• José L. Mournier, vino rosado. La tonalidad tendiendo a tejas. Notas frescas de flores y frutas rojas maduras. En boca, frescura, lo más importante. Una excelente acidez.
• Ave Rosado de Malbec, 2010 - $60. Tonalidad rosa intenso, tendiendo a los cerezas, una nariz fresca y algo floral, las notas en boca frescas y frutadas.
• Doña Silvina, Rosado de Malbec - $70. Tonalidades palos de rosa, salmones, notas en nariz de fruta roja madura y mayor complejidad, de interesante persistencia en boca y notas bien definidas de malbec.
Fuente: iprofesional.com
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