martes, 4 de junio de 2013

Evitá los alimentos que "intoxican" y sentite mejor

Muchas nos cuidamos y sentimos que nos “alimentamos bien”, de manera sana. Sin embargo, podemos ingerir toxinas sin darnos cuenta. Y esas sustancias nocivas atentan –de modo implacable- contra nuestra calidad de vida. Para evitarlo, es necesario saber cuáles son los posibles frentes de batalla.

En primer lugar, hay que aclarar que lo que hace dañiño a un alimento muchas veces es la presencia microbiana. Pero no sólo eso:  en algunas ocasiones, el componente tóxico es un agregado que puede estar presente con diversos objetivos (perdurabilidad, coloración del producto, tipo de envasado, condiciones de cultivo o riego). En este último caso, los agentes no forman parte de las propiedades naturales del alimento.

Entonces, la conservación correcta de lo que comemos, la elección a conciencia y la minusiosa revisión de los componentes de un producto (esta información figura en las etiquetas de los envases, ¡conviene leerla siempre!), son un hábito preventivo que tu salud te agradecerá.

Te contamos cuáles son los componentes tóxicos que podemos encontrar en lo que comemos o tomamos y despejamos tus dudas.

La cafeína. Está presente en el mate, el cacao, el té, algunas gaseosas, bebidas energizantes y, por supuesto, en el café. Estimula algunos neurotransmisores, aumenta el nerviosismo y la excitación, contribuye a elevar el nivel de colesterol y la hipertensión. Y es adictiva.

Agua de la canilla, ¿sí o no? El agua corriente es potable, de uso domiciliario. Se puede tomar y no intoxica. Pero esto no significa que sea completamente pura. Es cierto que contiene elementos no deseables, como restos de plomo de las cañerías y algunos químicos que se suman a los que naturalmente posee el agua. Aún así, no es “letal”. De hecho, muchos de los que optan por no beberla, igual cocinan, se bañan, lavan cosas y hasta hacen cubitos de hielo con ella. De todos modos, alternar su consumo con agua mineral es muy positivo, ya que las envasadas aportan hierro, calcio y sodio moderado.

Vegetales orgánicos. La ventaja de los cultivos de huertas orgánicas es que se ciñen a principios ecológicas en los cuales se prescinde de los productos químicos como fertilizantes y herbicidas. Pollos, huevos, infusiones, frutas, verduras, miel. La oferta es amplia. Y, aunque su precio es un poco más elevado que el de los alimentos que no son orgánicos, son más ricos y sanos. El valor de esta diferencia es lo que queda para siempre en nuestro cuerpo.

¡Ojo con la picadita! Muchos alimentos, especialmente los vinos y los quesos, contienen “aminas biógenas” (sustancias que provocan diarrea y vómitos). En 2007, investigadores de la universidad de California, apelando a la nanotecnología, desarrollaron biosensores en miniatura que permiten hacer un preciso control de calidad.

Fuente: Vida sana. Clarín + B y D contenidos.

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