Por Nora Bär | LA NACION
Así como la abuela de Músicos y relojeros ,
la inefable novela de Alicia Steimberg, creía que el secreto de la vida
eterna consistía en ingerir acelgas chorreando el jugo de la cocción y
rociadas con el jugo de dos limones cortados directamente del árbol,
otros están convencidos de que lograrán el mismo milagro con meditación
trascendental o cultivando músculos dignos de Mr. Charles Atlas. También
hay quienes recorren los estantes de las farmacias buscando una píldora
capaz de devolverles la tez lozana y las neuronas relucientes que
tenían a los 25. Sin embargo, toneladas de literatura médica que
intentan encontrar la solución del mismo acertijo -cómo disminuir o
eliminar los achaques, y preservar la autonomía- sugieren que el
problema no es tan fácil de dilucidar. ¿Qué hay de cierto en las recetas
más conocidas? Aquí, un repaso de los diez postulados más difundidos.
En primer lugar, los multivitamínicos. En 1956, Denham
Harman propuso que el envejecimiento era producto de los daños en los
tejidos producidos por los "radicales libres" [átomos o grupos de átomos
que tienen un electrón no apareado y por eso son muy inestables y
reactivos]. Como ciertas vitaminas contienen sustancias "antioxidantes"
que pueden neutralizarlos, a partir de experimentos hechos en roedores,
muchos pensaron que aumentándolas en la dieta se retrasaba el
envejecimiento. Las pruebas, sin embargo, no son concluyentes. "El tema
de los radicales libres está siendo revisado -explica el doctor Alberto
Boveris, decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la
Universidad de Buenos Aires-. Son metabolitos normales que tienen
desfases tanto por exceso como por disminución. Ahora entendemos que son
parte de la vida. Con respecto a las vitaminas, la sorpresa es que el
50% del planeta está por debajo de lo indicado, pero una buena
alimentación, con cinco porciones diarias de frutas y verduras cubre
todas las necesidades."
El doctor Julio Montero, miembro de la Sociedad
Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios, coincide: "Una
alimentación normal no necesita del agregado de vitaminas -afirma-. Las
especies reactivas del oxígeno [radicales libres] pueden ser peligrosas o
beneficiosas, porque nos protegen del desarrollo de tumores, de los
microorganismos. Por esta razón se considera que los antioxidantes deben
guardar un equilibro, que está en el alimento".
Una aspirineta por día
"En las mujeres que no tienen enfermedad o factores de
riesgo de enfermedad coronaria grave, tales como diabetes, tabaquismo,
obesidad o sedentarismo, no demostró ningún beneficio, sino por el
contrario, aumento de accidente cerebrovascular y hemorragias -afirma la
doctora Liliana Grinfeld, ex presidenta de la Fundación Cardiológica
Argentina y jefa de Hemodinamia del Hospital Italiano-. En los hombres
de entre 55 y 60 años que tengan aunque sea un solo factor de riesgo y
aunque sean sanos, demostró no prevenir, sino disminuir las
complicaciones de la enfermedad cardiovascular."
Según la especialista, en mujeres mayores de 60 con
factores de riesgo, "pareciera que juega un rol y que les gana a las
complicaciones. Sin embargo -agrega-, las pruebas no son concluyentes,
porque habría que realizar estudios con miles de mujeres que no se han
hecho".
Pero si la aspirineta no puede recomendarse sin
restricciones, para preservar las arterias Grinfeld no vacila en
aconsejar erradicar de nuestra mesa la sal y el azúcar. "No benefician
en nada -destaca-. La sal es un tóxico importante para las arterias. En
las personas normales produce una disfunción momentánea después de
ingerirse. Pero en las que tienen factores de riesgo, muchas de las
cuales no lo saben, puede ser aún más nociva. Lo mismo ocurre con el
azúcar."
Calcio y vitamina D
La vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, uno de
los minerales esenciales para la salud ósea, es también fundamental para
regular innumerables procesos del organismo. Debido a que los seres
humanos no la ingerimos en la dieta, sino que la producimos a partir de
la radiación solar, sus niveles disminuyen aproximadamente un 70% en los
adultos mayores. "Una gran mayoría, que varía entre el 80 y el 90% de
este grupo etáreo, tiene déficit de vitamina D, de modo que si uno no la
suplementa, es difícil que esté en los niveles adecuados -explica la
doctora Beatriz Oliveri, investigadora del Conicet en el Laboratorio de
Enfermedades Metabólicas Óseas (Inigem) del Hospital de Clínicas-. Pero
hay que tener en cuenta que si se toma de menos, no ayuda, y si se
ingiere en exceso, puede ser dañina." Según Oliveri, mantener niveles
saludables de vitamina D es importante por sus acciones clásicas (para
preservar la densidad ósea, prevenir fracturas y mejorar la función
muscular) y por sus funciones no clásicas, que son las que están
sugiriendo diversas observaciones epidemiológicas preliminares, como la
disminución de tumores, y de enfermedades infecciosas y autoinmunes.
"El del calcio es un tema más controvertido -agrega
Oliveri-, porque en los mayores es bueno mantener un consumo adecuado
[que puede variar entre los 1000 y los 1200 mg diarios], pero sobre todo
si viene de los alimentos. Algunos estudios sugieren que el exceso de
suplementos de calcio puede no ser beneficioso."
Omega 3
Algunos trabajos de investigación sugieren que este
ácido graso poliinsaturado previene la enfermedad cardíaca y los sucesos
degenerativos del sistema nervioso, como el mal de Parkinson, el
Alzheimer y otras demencias. "Desde el punto de vista farmacológico, la
mejor forma de obtenerlo es comer pescado de agua fría [como la caballa o
el salmón] dos veces por semana -explica Montero-. Cuando no se puede
cumplir con esa recomendación, se puede reforzar con la toma de
suplementos en forma de cápsulas. Y si uno ingiere un poquito más, sólo
representa un peligro si la persona está anticoagulada, porque el omega 3
prolonga el tiempo de coagulación." Sin embargo, subraya el
especialista, lo verdaderamente beneficioso es mantener un equilibrio
entre la cantidad de omega 3 y de omega 6. "Nosotros tenemos un déficit
de omega 3 porque hay un exceso de omega 6, es como quedar en offside
. Tiene que haber un equilibrio, porque compiten entre sí -apunta-. El 6
está presente en todos los aceites de semilla, pero no se ve porque
está mezclado con las harinas en los amasados. Deberíamos comer entre
una y cuatro porciones de omega 6 por cada una de omega 3, y estamos en
entre 15 y 20 a 1."
Detección precoz
Como muchos desajustes del organismo son silenciosos,
es recomendable realizarse los controles anuales que ofrecen beneficios
probados. "Aproximadamente desde los 50 años en adelante, hay que
tomarse la presión arterial, medirse el colesterol y la glucemia [nivel
de glucosa en sangre] una vez por año", indica la doctora Verónica
Schoj, médica de familia del Hospital Italiano. Entre los controles
ginecológicos, menciona el Papanicolaou (hasta los 65) y la mamografía
(si no hay antecedentes de cáncer familiar) entre los 50 y los 75, cada
uno o dos años. Para prevenir el cáncer de colon, aconseja a partir de
los 50 el examen de sangre oculta en materia fecal o, cuando es posible,
la videocolonoscopia.
Estos estudios de prevención están muy probados y el
beneficio es enorme. Con respecto al análisis de antígeno prostático
específico (PSA, según sus siglas en inglés), "la evidencia es
controvertida -afirma-: hay dos bibliotecas, los que dicen que habría
que hacerlo rutinariamente, y los que no. En todo caso, hay que
charlarlo con el médico".
Bajar de peso
Es sabido que la obesidad es la "madre de todos los
males" y que tener un índice de masa corporal (peso dividido por el
cuadrado de la altura) adecuado contribuye a mantener la salud. Sin
embargo, también en esto hay desacuerdos entre los científicos. "Algunos
estudios norteamericanos sugieren que después de los 75 años no hay
datos confiables de cuál es el peso ideal y hay quienes opinan que tener
un ligero sobrepeso ofrece cierta protección contra las enfermedades
-dice Montero-. O sea que, si la obesidad es precoz, es dañina, pero si
es tardía y ligera, podría ser un factor de protección. Por ejemplo, los
italianos mayores suelen tener bastante más peso que lo recomendado y
tienen bastante buena salud. Tal vez haya que separar el elemento
«peso», del elemento «comida». De hecho, hay muchísima evidencia en
estudios de laboratorio de que el desarrollo de tumores, por ejemplo, se
hace más lento con la restricción alimentaria. Los okinawenses, que son
los japoneses que menos comen [20% menos], son los más longevos, a
pesar de que tienen la misma genética y costumbres del resto de la
población."
Abandonar el cigarrillo
En esto no hay dudas. El estudio pionero de Richard
Doll, realizado en médicos, demostró ya hace mucho que los fumadores
vivían entre 10 y 12 años menos que los no fumadores. "Es importante
agregar -subraya Schoj, también directora de la Fundación Interamericana
del Corazón- que si no se deja de fumar después de los 35 años, la
expectativa de vida también se reduce, aunque menos."
Pero el problema no es sólo de cantidad, sino también
de calidad. "Cuando se fuma, se triplica el riesgo coronario, se
multiplica por nueve el riesgo de accidente cerebrovascular y por 20, el
de enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] -detalla-. Cuando me
dicen que alguien tiene un pariente que fumó mucho y se murió muy mayor,
yo contesto que también hubo sobrevivientes del Titanic. En la cohorte
del estudio de Doll, los fumadores que pasaron los 80 fueron menos del
5%. Más del 90% de los tumores de pulmón [el primero por su incidencia
en los varones y el segundo en las mujeres] son por el tabaquismo. Pero
la calidad de vida no sólo se mide en términos de eventos
cardiovasculares y respiratorios, sino en lo cotidiano: disfunción
eréctil, capacidad para correr, para hacer ejercicio. Lo mejor es no
empezar y, si ya se empezó, tratar de dejar."
Un vaso de vino por día
"Cada vez tenemos más evidencia de que la fórmula de
Favaloro era correcta -dice el doctor Boveris-. La medida sería dos
vasos diarios para los hombres y uno para las mujeres." El efecto
benéfico del vino parecería explicarse en que disminuye mucho la
absorción de grasas oxidadas en el intestino. El alcohol produce
relajación y disminuiría alrededor del 25% el riesgo de infarto. Eso sí:
si se toman tres vasos en lugar de dos, el efecto benéfico desaparece, y
con cuatro el riesgo aumenta 15 por ciento.
Para Montero, por su parte, aunque se ha visto en
estudios epidemiológicos y estadísticos que el consumo de una pequeña
cantidad de vino tinto coincide con menor enfermedad cardíaca, al ser
estudios asociativos no son concluyentes. "Lo que sí se sabe es que el
resveratrol [sustancia presente en la uva y sus derivados] tiene un
efecto saludable -dice-. Lo que pasa es que el vino tiene alcohol y el
alcohol no es un alimento, es tóxico si la persona tiene una hepatitis
mal curada o una cirrosis, o si tiene propensión a hacerse adicto."
Haga actividad física
Según explica el doctor Héctor Kunik, "la actividad
física permite controlar el peso, mejorar la movilidad articular, el
nivel de grasas circulantes y la resistencia; aumenta la densidad ósea y
la fuerza muscular, y disminuye la resistencia a la insulina y la
presión arterial. En los enfermos coronarios, reduce la insuficiencia
circulatoria, previene enfermedades cardiovasculares, reduce la
morbilidad [tendencia a enfermarse] y la mortalidad".
Se recomienda hacer actividad física el mayor número
posible de días de la semana durante 30 minutos por vez en forma
continua o en períodos de diez minutos tres veces por día. Cuantas más
veces por semana se realiza, mejores son los resultados. Con respecto a
las pesas, "la actividad física no reconoce edades -agrega Kunik-, salvo
que exista alguna contraindicación específica. Las normas
internacionales reconocidas para conservar una salud adecuada incluyen
ejercicios de sobrecarga. Se realizan dos veces por semana y dependen de
la edad. Existen trabajos científicos que muestran resultados positivos
en personas mayores de 90 años con ejercicios aplicados en los miembros
inferiores".
Además, "distintos grupos de investigación demostraron
los beneficios del entrenamiento en la reducción del riesgo de
desarrollar enfermedades que afectan el cerebro -cuenta el doctor
Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva [Ineco] y
del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Por ejemplo,
científicos suecos mostraron que personas de mediana edad que entrenan
por lo menos dos veces por semana tienen 60% menos probabilidad de
desarrollar trastornos cognitivos".
Cerebro en forma
Según explica Manes, el deterioro cognitivo e
intelectual no es parte del envejecimiento normal. Hoy se cree que es
posible y necesario preservar al cerebro de las enfermedades
neurodegenerativas.
"Hace unos años se conocieron los resultados derivados
de la investigación conocida como el «estudio de las monjas» -explica el
especialista-. Entre otros hallazgos, este estudio sugirió que un
estado emocional positivo puede contribuir a que vivamos más." Según
estos investigadores, monjas que en sus escritos de juventud habían
expresado mayor número de emociones negativas tuvieron menos años de
vida y una frecuencia mayor de enfermedad de Alzheimer. Esto explicaría
por qué algunas personas con un envejecimiento cerebral anormal pueden
estar intactas intelectualmente, mientras que otras sí experimentan
síntomas clínicos. Neurocientíficos de la Universidad sueca de Umea
desarrollaron un concepto complementario a éste, que denominaron
"mantenimiento cerebral". Según estos científicos, las personas con un
trabajo intelectual exigente pueden disfrutar de una ventaja en términos
cognitivos, pero los beneficios rápidamente disminuirían si la persona
se "jubila intelectualmente". Un compromiso permanente con la exigencia
intelectual sería uno de los caminos más eficaces para el mantenimiento
cerebral.
Menos estrés y más sociales
"Niveles moderados de estrés pueden ser estimulantes
para el cerebro, pero los prolongados y altos pueden tener efectos
negativos en la memoria y otras funciones cognitivas -agrega Manes-. El
estrés dispara la liberación de cortisol, una hormona producida en las
glándulas suprarrenales. Diversas investigaciones han demostrado que la
memoria episódica [la del "cuándo" y "dónde"] se daña con el exceso de
cortisol."
Del mismo modo, las personas que en la vejez continúan
estimuladas social, física y mentalmente muestran una mayor fiabilidad
en el mayor rendimiento cognitivo. Existe evidencia a partir de estudios
observacionales de que estar conectado socialmente protege contra el
deterioro cognitivo.
Foto: Giselle Ferro
Fuente: lanacion.com.ar
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