Hoy en día la manera en que compramos es bastante distinta a la que
usaban nuestras madres o abuelas. Ha habido un cambio radical tanto en
la alimentación como en la forma de comprar los alimentos. Antes, en
general, se compraban en el día los alimentos que se iban a consumir y
se consumían las frutas y verduras de estación y los pescados frescos.
Además, no había tantos productos procesados o congelados. Ahora,
solemos hacer una gran compra cada quince días o al mes y a veces hasta
lo hacemos por Internet o por teléfono. Es probable que esta
anticipación no nos permita planificar bien nuestra alimentación,
nuestro menú diario o semanal y por eso no compramos de forma
inteligente o saludable.
Para empezar el cambio hacia una vida más
sana, debemos tener en cuenta que el consumo de alimentos comienza en
la bolsa de las compras o en carrito del supermercado. Lo que compramos
condiciona lo que vamos a comer y los hábitos alimentarios que van a
desarrollar nuestros hijos. Por estos motivos, el momento de la compra
es cuando debemos organizarnos y pensar bien las elecciones que hacemos.
El
primer paso para cambiar la manera en que compramos alimentos es la
planificación de lo que queremos comprar. Para esto es conveniente hacer
un menú semanal que incluya una variedad de alimentos de los distintos grupos.
También es fundamental pensar qué comidas se harán en la semana, quizás
hay días en los que no almorzaremos o cenaremos en casa, y quiénes
estarán para comer.
Antes de hacer la lista, debemos revisar
nuestra alacena para evitar comprar algo que todavía tenemos. La lista
de compras debe tener cuatro columnas: productos de limpieza e higiene
personal, alimentos no perecederos (arroz, azúcar, cereales, pastas),
alimentos frescos (lácteos, carnes, verduras, frutas) y alimentos
congelados. Si seguimos este orden cuando compramos, podemos evitar
pérdidas de calidad de los productos.
El segundo paso para una
compra saludable en el supermercado. Es aconsejable ir a comprar con
tiempo y sin hambre, así podemos comparar mejor los precios, la calidad
de los productos y elegir la mejor opción. No debemos olvidarnos de
prestar atención a las ofertas y comparar precios y calidad, no es bueno
elegir siempre sólo por marcas. No debemos olvidarnos de leer la información nutricional
para hacer una mejor selección. También es importante que certifiquemos
la fecha de vencimiento de los productos y comprobemos que los envases
estén en perfectas condiciones.
Debemos comenzar la compra por los
productos no perecederos, luego los frescos y finalmente los
congelados, para no romper la cadena de frío. En el carrito y también en
las bolsas, debemos evitar poner las carnes o pescados crudos sobre
otros productos, ya que podrían gotear y contaminarlos, y separar los
productos de limpieza de los comestibles. Por último, cuando hayas
terminado de comprar los productos de tu lista, chequeá que no hayas
agregado demasiados alimentos “tentadores” como helados de crema,
chocolates, snacks o productos de copetín.
“Cuando
compramos alimentos debemos prestar atención a las condiciones
higiénicas del local, del personal y también a cómo se manejan los
alimentos. Es fundamental que las personas a cargo no fumen, tosan o
estornuden sobre los mismos. No es conveniente que compremos en locales
donde no se practican los cuidados de higiene y seguridad necesarios.
Los productos frescos como lácteos, carnes y pescados deben estar
refrigerados y en el caso de los congelados, el freezer debe presentar
una nube de frío. Es aconsejable elegirlos al final de la compra para
reducir el tiempo de exposición a temperatura ambiente”, dice la
licenciada Marcela Leal (M.N. 1196), directora de la carrera
Licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimonides.
El changuito ideal
Nuestro changuito o bolsa de compras, debería tener:
* Muchas verduras, frutas y hortalizas de distintos colores.
* Abundantes legumbres y también pescados.
* Numerosos lácteos descremados.
* Menos cantidad de carnes preferentemente magras y variadas (ternera, pollo, pavo).
* Muy pocos alimentos preparados o procesados como galletitas, snacks, budines, etc.
* Casi ningún congelado prefrito.
* Conservas al natural o en aceite de oliva.
Foto: Thinkstock Photos
Fuente: Plan Verano, coleccionable de Clarín, una guía para bajar de peso de forma saludable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario