Clonar los mejores ejemplares de Malbec ya es un recurso a mano para algunos hacedores de la vitivinicultura mendocina.
A partir de selecciones y ensayos que llevan al menos 5 años, ya existe material genético y plantas resultantes de un proceso de micropropagación 100% "in vitro" que, según los responsables de las pruebas, aseguran sanidad gracias a su resistencia a distintos virus y una alta tasa de reproducción.
Para hacer una relación, a partir de una pequeña planta que en condiciones controladas de laboratorio alcanza un altura de 10 cm, se pueden obtener 10 microestacas, una proyección de miles de plantas en un año que luego irán a poblar las hileras de espalderos de la variedad insignia argentina.
Es la experiencia que ya encaró e impulsa desde Maipú la bodega Tempus Alba. Con sucesivas cosechas a cuestas y dos generaciones de un varietal elaborado a partir de 4 hectáreas cubiertas de cepas mejoradas, el origen sin embargo se remonta a pruebas iniciáticas en olivos y papa semilla.
"Con el método de micropropagación in vitro que empleamos para multiplicar nuestros nuevos clones de malbec, podemos producir decenas de miles de plantas en un solo año con la misma genética, libres de virus y garantizando absoluta trazabilidad", remarca Aldo Biondolillo, propietario del establecimiento e impulsor de la técnica desde los primeros intentos en 2005.
Todo comenzó con una yema
En realidad, los resultados de hoy son el corolario de un proceso de años, que tuvo su génesis en un "vivero-laboratorio" de Anchoris. De una primera selección de 8 mil plantas de malbec de distintos oasis mendocinos, un análisis fenotípico (vigor, nivel de producción) fue el tamiz que dejó sólo 560 provenientes de esa zona, Luján y Tupungato. Finalmente las características de la fruta y microvinificaciones que compararon vendimias, tipo y procedencia dejaron, para la temporada 2012, sólo 14 de las consideradas mejores en rendimiento y calidad, capaces de convertirse en las "madres" a la hora de la micropropagación.
El responsable del proceso y director de la bodega, Mariano Biondolillo, explica que el criterio "fue la mayor eficiencia de recursos en el viñedo. La cuestión era multiplicar a una tasa elevada y una trazabilidad de su identidad".
Así, la extracción de una yema fue el primer paso, seguida de la selección de células que finalmente se implantaron en un medio de cultivo recreado para ese fin dentro del laboratorio, una cámara con las condiciones necesarias de temperatura y humedad.
Al cabo de un mes, con exposición a 16 horas diarias de luz, se obtiene una plántula de no más de 10 centímetros con raíces suficientes. Cada clon engendrará otras 10 estacas que serán futuras plantas, "un crecimiento exponencial a partir de una yema", dice Biondolillo, para quien el objetivo final, gracias en parte al intercambio de información con productores de Luján y también de Salta adonde ya se envió material genético, es "aislar completamente el efecto terruño".
Los resultados ya se ven. Agotada la primera partida de 4 mil botellas del Tempus Alba Vero Malbec 2007, primer exponente del trabajo de años, la bodega lanzará a fin de año el resultado de la cosecha 2009. Mientras se propone que todo viñedo nuevo tenga el mismo origen, desde Finca La Alborada, en Anchoris, los Biondolillo afinan un protocolo de manejo agronómico y enológico que condense la experiencia.
Potencial y condiciones
Miguel Cerezo, técnico de la Agencia de Extensión Rural INTA Tupungato, capacita a productores acerca de material utilizado para multiplicar viñedos, técnicas y momentos oportunos de obtención de estacas, barbechos e injertos.
Confirma las ventajas de la técnica en cuanto a mejoramiento sanitario, aunque advierte que "a nivel comercial siguen utilizándose estacas leñosas, porque con la micropropagación llevar los ejemplares de laboratorio a campo es más complicado: requiere enraizamiento y rusticación, pero comparativamente es posible lograr mucho más material genético".
Según Cerezo, basta cotejar el potencial de multiplicación: de una cepa con cordón pitoneado pueden derivar hasta 28 estacas, mientras que la gestación de un solo individuo permite hasta 100 idénticos.
Más allá de los ensayos que se llevan a cabo en el laboratorio de Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias, aún hay camino por recorrer hasta que sea de acceso masivo para los productores. La restante condición es la certificación de los plantines.
"Lo más importante es que la cabeza o planta madre sea joven y lo menos expuesta posible a virus. Luego certificar su status sanitario exige hasta siete años de pruebas de virus. Si bien la técnica es válida, recién en tales condiciones se puede avanzar", afirma Miguel Cerezo.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2013/6/9/impulsan-mendoza-propagacion-malbec-tecnica-vitro-719251.asp
A partir de selecciones y ensayos que llevan al menos 5 años, ya existe material genético y plantas resultantes de un proceso de micropropagación 100% "in vitro" que, según los responsables de las pruebas, aseguran sanidad gracias a su resistencia a distintos virus y una alta tasa de reproducción.
Para hacer una relación, a partir de una pequeña planta que en condiciones controladas de laboratorio alcanza un altura de 10 cm, se pueden obtener 10 microestacas, una proyección de miles de plantas en un año que luego irán a poblar las hileras de espalderos de la variedad insignia argentina.
Es la experiencia que ya encaró e impulsa desde Maipú la bodega Tempus Alba. Con sucesivas cosechas a cuestas y dos generaciones de un varietal elaborado a partir de 4 hectáreas cubiertas de cepas mejoradas, el origen sin embargo se remonta a pruebas iniciáticas en olivos y papa semilla.
"Con el método de micropropagación in vitro que empleamos para multiplicar nuestros nuevos clones de malbec, podemos producir decenas de miles de plantas en un solo año con la misma genética, libres de virus y garantizando absoluta trazabilidad", remarca Aldo Biondolillo, propietario del establecimiento e impulsor de la técnica desde los primeros intentos en 2005.
Todo comenzó con una yema
En realidad, los resultados de hoy son el corolario de un proceso de años, que tuvo su génesis en un "vivero-laboratorio" de Anchoris. De una primera selección de 8 mil plantas de malbec de distintos oasis mendocinos, un análisis fenotípico (vigor, nivel de producción) fue el tamiz que dejó sólo 560 provenientes de esa zona, Luján y Tupungato. Finalmente las características de la fruta y microvinificaciones que compararon vendimias, tipo y procedencia dejaron, para la temporada 2012, sólo 14 de las consideradas mejores en rendimiento y calidad, capaces de convertirse en las "madres" a la hora de la micropropagación.
El responsable del proceso y director de la bodega, Mariano Biondolillo, explica que el criterio "fue la mayor eficiencia de recursos en el viñedo. La cuestión era multiplicar a una tasa elevada y una trazabilidad de su identidad".
Así, la extracción de una yema fue el primer paso, seguida de la selección de células que finalmente se implantaron en un medio de cultivo recreado para ese fin dentro del laboratorio, una cámara con las condiciones necesarias de temperatura y humedad.
Al cabo de un mes, con exposición a 16 horas diarias de luz, se obtiene una plántula de no más de 10 centímetros con raíces suficientes. Cada clon engendrará otras 10 estacas que serán futuras plantas, "un crecimiento exponencial a partir de una yema", dice Biondolillo, para quien el objetivo final, gracias en parte al intercambio de información con productores de Luján y también de Salta adonde ya se envió material genético, es "aislar completamente el efecto terruño".
Los resultados ya se ven. Agotada la primera partida de 4 mil botellas del Tempus Alba Vero Malbec 2007, primer exponente del trabajo de años, la bodega lanzará a fin de año el resultado de la cosecha 2009. Mientras se propone que todo viñedo nuevo tenga el mismo origen, desde Finca La Alborada, en Anchoris, los Biondolillo afinan un protocolo de manejo agronómico y enológico que condense la experiencia.
Potencial y condiciones
Miguel Cerezo, técnico de la Agencia de Extensión Rural INTA Tupungato, capacita a productores acerca de material utilizado para multiplicar viñedos, técnicas y momentos oportunos de obtención de estacas, barbechos e injertos.
Confirma las ventajas de la técnica en cuanto a mejoramiento sanitario, aunque advierte que "a nivel comercial siguen utilizándose estacas leñosas, porque con la micropropagación llevar los ejemplares de laboratorio a campo es más complicado: requiere enraizamiento y rusticación, pero comparativamente es posible lograr mucho más material genético".
Según Cerezo, basta cotejar el potencial de multiplicación: de una cepa con cordón pitoneado pueden derivar hasta 28 estacas, mientras que la gestación de un solo individuo permite hasta 100 idénticos.
Más allá de los ensayos que se llevan a cabo en el laboratorio de Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias, aún hay camino por recorrer hasta que sea de acceso masivo para los productores. La restante condición es la certificación de los plantines.
"Lo más importante es que la cabeza o planta madre sea joven y lo menos expuesta posible a virus. Luego certificar su status sanitario exige hasta siete años de pruebas de virus. Si bien la técnica es válida, recién en tales condiciones se puede avanzar", afirma Miguel Cerezo.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2013/6/9/impulsan-mendoza-propagacion-malbec-tecnica-vitro-719251.asp
Fuente: Area del Vino
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