Año a año la lista de San Pellegrino elige a los mejores restaurantes del mundo. El prestigioso ranking ubicó en el puesto de privilegio durante 4 años a El Bulli, obra del catalán Ferrán Adriá. Sin embargo, en la edición más reciente la sorpresa llegó desde Dinamarca: René Redzepi, el alma de Noma, impulsó una resignificación del concepto de la cocina nórdica apoyándose en la conciencia ecológica. Su trabajo le valió el número 1 de este año.
Sin restaurantes latinoamericanos entre los primeros diez puestos y con un notable predominio de los emprendimientos españoles, el ranking ha consagrado a la vanguardia como expresión actual de la mejor gastronomía internacional.
Los 10 mejores del mundo
Reinventar la cocina nórdica fue el objetivo que se pusieron René Redzepi y Clause Mayer, fundadores de Noma Restaurant, local que se convirtió en el mejor del mundo en este 2010. Con influencias vanguardistas, Redzepi logró en Dinamarca un concepto que combina lo molecular con la ecología. La originalidad de los ingredientes extraídos de la naturaleza es un rasgo diferencial en los platos.
Luego de cuatro años en la cima, El Bulli, emprendimiento del catalán Ferrán Adriá, fue relegado al segundo lugar de la lista de Restaurant Magazine. Ubicado en Cala Montjoi, Cataluña, es indicado como la cuna de la experimentación en materia de gastronomía molecular. Cuenta con 3 estrellas de la Guía Michelin, la más importante del planeta en materia gastronómica.
El año pasado cuando el restaurante de Heston Blumenthal, The Fat Duck (Inglaterra), sufrió denuncias por la intoxicación de algunos comensales se temía que el reconocimiento internacional decayera. Sin embargo, la constante búsqueda en la relación entre ciencia y cocina -ha incluido físicos y químicos dentro de su equipo de trabajo- lo mantienen en la elite mundial. La exploración sensorial de sus platos lo llevó a ubicarse dentro de los 3 mejores locales del planeta.
En el cuarto puesto de la lista de San Pelegrino aparece otro emprendimiento catalán. Se trata de El Celler de Can Roca, restaurante que llevan adelante en Joan Roca, Josep Roca y Jordi Roca. Apelar a las emociones y los recuerdos es el objetivo. Para ello, buscan día a día encontrar novedosas técnicas que permitan profundizar las sensaciones y despertar la memoria gustativa de los comensales.
En Rentería, Guipúzcoa (País Vasco), el reconocido chef español Andoni Luis Aduriz es el alma de Mugaritz. El quinto restaurante del mundo se caracteriza por el protagonismo de la naturaleza en sus platos. Pocos ingredientes y la presencia de cuestiones innovadoras como el uso de cal y la obsesión por las propiedades de las flores distinguen a la cocina de este local vasco.
En la Osteria Francescana (Módena, Italia) la meta es lograr que a partir de las técnicas las materias primas de la cocina alcancen un estadío sublime. Por ese motivo, el chef Massimo Bottura busca de manera constante la relación de la comida con la expresión artística para que la experiencia de los comensales sea de lo más compleja. Tiene dos estrellas de la Guía Michelin.
Recién en el séptimo puesto de la escala aparece un restaurante fuera de Europa. Se trata de Alinea, de Grant Achatz, en Chicago (EE.UU). Una de las principales características de la cocina de este local es la deconstrucción de platos tradicionales de la cocina norteamericana.
En Nueva York, el restaurante Daniel, del francés Daniel Boulud, se insertó dentro de los mejores 10 del mundo a través de su concepción contemporánea de la cocina francesa y la cuidadosa arquitectura del lugar.
El cuarto restaurante español en esta nómina fue fundado por Jose Mari Arzak y lleva su apellido como sello en el nombre. Se trata de un emprendimiento enclavado en el País Vasco que busca a diario la evolución en la integración de la cocina vasca con la vanguardia.
La lista de los 10 mejores restaurantes del mundo la cierra otro restó estadounidense. Se trata de Per Se, que es dirigido por Thomas Keller. El gran diferencial de este lugar tiene que ver con el diario cambio de su menú degustación que busca en cada caso intensificar las sensaciones de quiénes llegan al restaurante a buscar una experiencia gastronómica diferente.
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