Nueva York (EE.UU.).- Los investigadores encuestaron a más de 2.100 residentes de la ciudad de Nueva York a partir de los 65 años sobre sus hábitos alimentarios.
Durante el transcurso de unos cuatro años, 253 desarrollaron enfermedad de Alzheimer.
Aquellos cuyas dietas incluían la mayor cantidad de ensaladas, frutos secos, pescado, tomates, aves, verduras crucíferas (como coliflor y brócoli), verduras de hojas verdes, y la menor cantidad de carne roja, lácteos ricos en grasa, carne de vísceras y mantequilla observaron una reducción del 38 por ciento en el riesgo de desarrollar alzhéimer, en comparación con las personas cuyas dietas incluían menos frutas, verduras y aves, y más carne roja y lácteos ricos en grasa.
"Seguir este patrón dietético parece proteger de la enfermedad de Alzheimer", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Nikolaos Scarmeas, profesor asociado de neurología del Centro Médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Pero añadió que "este estudio es observacional, no un ensayo clínico", lo que quiere decir que los investigadores no pueden decir con certeza que comer de cierta forma ayude a evitar la enfermedad.
El estudio fue publicado en línea en la edición del 12 de abril de "Archives of Neurology", y aparecerá en la edición impresa del mes de junio de la revista.
Aunque es similar a la muy conocida dieta mediterránea, la dieta que pareció ser beneficiosa en este estudio no es idéntica, ya que los investigadores no deseaban restringirse a considerar una sola tradición culinaria. La dieta mediterránea incluía nueve grupos de alimentos, mientras que este estudio incluyó treinta, señaló Scarmeas.
Los alimentos en esos treinta grupos son aquellos que tienen impacto sobre una lista de siete ácidos grasos y nutrientes, que investigaciones previas han asociado con el riesgo de enfermedad de Alzheimer. La combinación de nutrientes incluía ácidos grasos saturados, ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos omega 3, ácidos grasos omega 6, vitamina E, vitamina B12 y folato.
"Encontramos que había una combinación de alimentos que afectaban los niveles de estas grasas y vitaminas, y al hacerlo, también afectaban el riesgo de contraer enfermedad de Alzheimer", explicó Scarmeas.
Los investigadores controlaron los factores demográficos como la edad, la educación y la etnia; factores genéticos; el tabaquismo, el índice de masa corporal, y otras afecciones médicas.
- Los motivos de la conexión cardiovascular
El Dr. Samuel Gandy, neurólogo y biólogo celular de la Escuela de Medicina Mount Sinai de la ciudad de Nueva York, aseguró que los hallazgos concuerdan con otros estudios epidemiológicos que han encontrado que las personas que se adhieren a una dieta que es buena para el corazón también tienen un menor riesgo de alzhéimer.
"Todo lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca, como el colesterol alto, la obesidad, la hipertensión y la diabetes sin controlar, también aumenta el riesgo de alzhéimer", advirtió Gandy.
No se comprenden del todo. Una posibilidad es que los factores que tienen un impacto sobre los vasos sanguíneos del organismo también lo tengan sobre los del cerebro.
Los médicos creían que habían dos causas distintas de demencia: la demencia vascular, debido a enfermedad de los vasos sanguíneos, y el alzheimer, un proceso neurodegenerativo. "Ahora sabemos que la mayoría de las personas que sufre demencia tiene un poco de ambas", apuntó Gandy.
Pero aunque consumir una dieta "sana para el corazón" es probablemente una buena idea que en realidad no puede resultar dañina, no está claro cuánto brócoli, por ejemplo, tiene que comer una persona para ver los beneficios, añadió Gandy.
"En cuanto a los otros hábitos de estilo de vida que pueden reducir el riesgo de alzheimer, el ejercicio es la única intervención cuyo beneficio se ha demostrado en ensayos clínicos aleatorios", dijo Gandy.
Un segundo estudio que aparece en la edición de abril de la misma revista encontró que los pacientes de enfermedad de Alzheimer pierden masa magra a medida que la enfermedad avanza. La masa magra incluye el peso de los huesos, los músculos y los órganos.
Las personas que padecen de alzheimer con frecuencia pierden peso sin intención. Muchas veces, la pérdida de peso comienza antes de una pérdida notable de la memoria, según la información de respaldo del artículo.
Investigadores de la Facultad de medicina de la Universidad de Kansas en Kansas City evaluaron la composición corporal de 70 personas a partir de los 60 años que sufrían de enfermedad de Alzheimer en primera etapa, y de 70 personas que no sufrían la enfermedad. También se escanearon los cerebros de los participantes con IRM y pruebas neuropsicológicas.
"Los que sufrían de alzheimer tenían menos masa magra, además de reducciones en el volumen cerebral y en la materia blanca".
"Nuestros datos concuerdan con otros estudios que sugieren que la patología del cerebro podría contribuir al declive en la composición corporal, tal vez al trastornar la regulación del metabolismo de la energía y la ingesta de alimentos del sistema nervioso central", escribieron los autores del estudio.
Fuente: proyecto-salud.com.ar
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