martes, 19 de enero de 2010

Historia del tannat


El Tannat es la cepa emblemática de la vitivinicultura uruguaya. Este país ha conseguido asociar fuertemente, el vino uruguayo a esta variedad. Ha alcanzado por su propia personalidad y de forma natural, una cota importante entre las variedades finas que en el resto del mundo se cultivan.

Considerada una uva exótica, la variedad Tannat da vinos muy coloridos y poderosos, con taninos delicados pero notables. Esto permite a este vino envejecer graciosamente. Es conocido por revelar un aroma sustancioso y profundo así como una complejidad llena de énfasis para el paladar.

Posee un color rubí tirando al granate, aroma a brea, sobre fondo de frutas evolucionadas. En la boca es seco, de estructura poderosa y con un delicado sabor a moras.

Sabido esto, adentrémonos entonces a su rica e intrigante historia.

¿La uva Tannat cultivada antes en Argentina que en Uruguay?

La introducción de la variedad tannat en la región está impregnada por una historia familiar y los sueños de inmigrantes que quisieron tener en América algo que los hiciera sentir como en su casa.... Y qué mejor que un buen vino.

Con apenas 19 años, don Pascual Harriague llegó al Uruguay en 1838 cuando se iniciaba en ese país un ciclo de paz lleno de promesas para los hombres de trabajo y empresa. Harriague, nacido en Hasparren (Francia) en 1819, era uno de ellos.

Trabajó en un saladero, luego en una pulpería, hasta que en 1840 instaló en Salto (ROU) una curtiembre que luego fue transformada en grasería y fábrica de velas. Recién en 1860 se vinculó a la vitivinicultura, actividad que lo haría pasar a la historia.

El sueño de este emprendedor inmigrante era buscar una variedad que le permitiera elaborar un vino tinto semejante al Burdeos. Aunque el comienzo no fue fácil, se empeñó en cultivar la vid. En 1872, junto con Rivas, otro entusiasta de la experimentación de la vid en Uruguay, estaban por desistir dado que no habían encontrado las variedades que pudiesen satisfacer las necesidades de la vitivinicultura.

La Vid que llegó entre la ropa de un baúl.

Como Harriague estaba radicado en Salto, frecuentemente viajaba a Concordia (Entre Ríos) y en uno de esos viajes conoció a un comerciante de nombre Vireneau, oriundo de los Pirineos. Cuando don Pascual y Rivas le presentaron el problema que tenían, Vireneau opinó que probablemente no habían encontrado aún la variedad apta al Uruguay.

Aconsejándoles que no desistieran del esfuerzo, les comentó que en Concordia había un zarzo con una variedad que producía muy buen vino. Luego, los puso en contacto con Juan Jáuregui, alias “Lorda”, proveniente del país vasco, quien tenía un hermano que era capataz en el viñedo de un noble de la zona de los Pirineos.

Cuando Jáuregui emigró a la Argentina, su hermano le obsequió unas varas que envolvió muy bien dentro de sus ropas, las puso en un baúl y las trajo consigo. El obsequio se realizó en secreto dado que el propietario no daba ningún material a nadie y habría penado a quien lo hiciera.

En conocimiento de la historia, Pascual Herriague se dirigió a la quinta de “Lorda” y éste le obsequió catorce varas que luego fueron plantadas y multiplicadas en Salto.

Un viñedo de 200 ha en la zona de la Caballada, tuvo las primeras cepas tannat de origen francés en el Uruguay. Aunque en Concordia se la conocía con el nombre de “Lorda”, esta cepa tomó en el vecino país el nombre de “Herriague”, su cultivador y real iniciador de la vitivinicultura charrúa.

La variedad tannat es la principal de Maridan, en el sur de Francia, y también crece en pleno país vasco francés, en Irouleguy, muy cerca de la frontera con España. En Uruguay la región que concentra más del 60 % de la producción es el departamento de Canelones, ubicado en la región sur del país.

Industrialización y Filoxera.

En 1883, las bodegas de Pascual Herriague alcanzaron las 300 barricas bordalesas (6750 litros) del vino que anhelaba, no obstante, la producción a escala comercial comenzó a desarrollarse a partir del año 1885.

En 1887, las 137 cuadras de sus viñedos alcanzaban niveles productivos de real importancia. En 1888 el Gobierno le concedió una medalla de oro “por su personal constancia y patriotismo en la solución de un tema que tanto interesaba al país”.

En el mismo año, en la exposición universal de Barcelona, obtuvo medalla de plata por sus vinos y al año siguiente en la exposición universal de París se adjudicó una medalla de Plata, otra de Bronce y una mención honorífica.

Sin embargo, una epidemia de filoxera, que asolaba a los viñedos del mundo también llegó a Salto, produciendo enormes daños. En 1894, en busca de alivio a sus dolencias de salud, Herriague regresa a Francia, donde fallece el 14 de abril de ese año, en París, acongojado por los devastadores efectos de la plaga sobre sus amados viñedos.-

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