“El maridaje de queso y vino“
El maridaje del queso con el vino en algunas ocasiones puede complicarnos un poco, ya que algunos quesos son tan fuertes que ni los más potentes vinos tintos llegan a su altura y, a la inversa, otros son tan neutros que hacen resaltar la acidez de los vinos.
El estado mismo del queso en el momento de ser consumido cuenta tanto como su variedad o estilo, unir los quesos y los vinos de una misma región sigue siendo una apuesta segura, aunque hay quienes eligen en función a la materia grasa del queso, así como de la acidez, los taninos o los azucares del vino que lo acompañará.
Como regla muy general cuanto más blanco y fresco sea el queso, tanto más fresco y frutal debe ser el vino. Los queso más fuertes y robustos pueden acompañarse con un buen blanco, como el Chardonnay, o un tinto suave. Cuanto más duro y oscuro sea el queso, tanto más intenso y complejo puede ser el vino. La mayoría de los quesos azules, por otra parte, son estupendos con vinos dulces.
Los vinos tintos perfumados o florales son demasiado predominantes, así como los vinos con demasiados taninos, que suelen contrarrestar la complejidad de sabor del queso. No obstante, si tuviéramos que escoger un vino tinto que pudiera combinar perfectamente con una bandeja de quesos o con una amplia gama de quesos definitivamente elegiríamos un Pinot Noir del nuevo mundo o un Pinot Noir suave de la región de Borgoña, Francia. Sin embargo, los vinos blancos acompañan muy bien a la mayoría de los quesos, ya que estos permiten que tanto el queso como el vino muestren todas sus cualidades, mientras que un tinto difícilmente pueda hacerlo.
A continuación presentamos una relación de diferentes tipos de quesos y vinos que a traves de expertos y degustaciones son considerados como “maridaje perfecto”, sin olvidar que al final de cuentas el mejor maridaje o la mejor combinación entre ambos es el gusto personal (lo que a uno le gusta realmente):
A) QUESOS FRESCOS ( Requesón/Ricota, Mozzarella, Queso de cabra fresco):
“Pruebe los vinos blancos ligeros, ágiles y frescos como el Sauvignon Blanc y Chenin Blanc, también los vinos blancos italianos como el Frascati y el Soave”. Los tintos en este rango son demasiado fuertes, a menos que este tipo de queso forme parte de un platillo condimentado, como una pizza.
B) QUESOS DE CORTEZA BLANDA Y BLANCA ( Camembert, Brie ):
“Este tipo de quesos se acompañan bien con vinos blancos ligeramente dulces o afrutados con acidez equilibrada como un Sauvignon Blanc chileno e incluso con un blanco más complejo, como el Chardonnay. Los Bries más robustos combinan mejor con un tinto afrutado como un Pinot Noir”.
C) QUESOS SEMIBLANDOS ( Edam, Sonoma Jack, Gouda):
“Este tipo de quesos se adapta mejor a un vino blanco vigoroso con cuerpo o a un tinto algo afrutado, cuanto más firmes y de sabor más definido son, más adecuado resulta un Chianti, un Rioja o un Merlot”.
D) QUESOS DUROS (Cheddar, Manchego, Cantal, Gruyere, Parmesano ):
“Como el sabor de estos quesos va desde el suave hasta el extremadamente penetrante, casi cualquier vino puede hacer buena pareja con ellos:
• Suaves: Merlot.
• Medianos: Côtes Du Rhône o Cabernet Sauvignon.
• Fuertes: Cabernet Sauvignon o Shiraz Australiano.
• Extra fuertes: Van bien con el complejo dulzor de vinos fortificados como el Oporto.
E) QUESOS AZULES ( Stilton, Gorgonzola, Roquefort, Danablu, Danés azul ):
“Los quesos azules más suaves requieren un vino blanco afrutado como el Chenin Blanc o un vino Rosado, mientras que los más fuertes son más adecuados con los tinto robustos e intensos como los del Valle del Ródano o un Shiraz Australiano.La clásica unión es la del queso Roquefort con el Sauternes, que suaviza el intenso y salado gusto del queso y a su vez acentúa el dulzor de la leche de oveja”.
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