viernes, 22 de enero de 2010

"Me declaro un defensor del Malbec"

Con una vasta experiencia en el negocio vitivinícola, Ricardo Santos dirige una pequeña bodega especializada en la elaboración de Malbec. Asegura que la mejor estrategia es que los consumidores "prueben los vinos de manera directa".

El "Malbec de Ricardo Santos", ya es una marca registrada en el mundo vitivinícola nacional. Su hacedor, el mismo Ricardo Santos, se dedica junto a sus hijos Patricio y Pedro a producirlo y transformarlo en un vino de alta calidad.

Los desafíos de mantener la cepa emblemática argentina, la promoción del vino y los riesgos que enfrenta la industria, son algunos de los tópicos que el especialista desarrolla en esta entrevista.

- ¿Cuál ha sido su experiencia profesional en el mundo de la vitivinicultura y a dónde está enfocada su carrera en la actualidad?

La palabra vitivinicultura me molestó siempre, suena burocrática. Prefiero hablar de vinicultura, ya que mi experiencia no es profesional sino empresarial. Hoy estoy abocado al proyecto Cuchillas de Lunlunta. Desde allí, elaboramos Malbec y actualmente también estamos incursionando con el Semillón. Esta cepa nos ha dado una grata sorpresa, sobre todo en Estados Unidos, donde está teniendo mucho éxito entre los consumidores.

No pretendemos hacer una revolución con el vino, vamos paso a paso buscando consumidores que coincidan con el paladar argentino. Hacemos nuestro vino y no intentamos competir con nadie, sabemos que hay personas a quienes les agrada este tipo de vinos y a ellas apuntamos. Nuestra forma de llegar a los consumidores es simplemente, dándoles a probar nuestros vinos.

- ¿Por qué decidió elaborar Semillón?

El Semillón siempre estuvo en nuestra cabeza, ya que es uno de los mejores vinos que se producen en Argentina. Es un vino fresco, para nada agresivo y en este sentido, el mercado de Estados Unidos es más amplio que el de Argentina para disfrutar de los blancos. Por otro lado, debemos atender al fenómeno de que nos encontramos frente a un nuevo consumidor.

- ¿Cómo describe a este nuevo consumidor de vinos?

Debemos entender que el consumidor cambió. Hoy no elige un vino por tradición, sino que evalúa al producto únicamente por su gusto particular. Es más exigente y además, ya tiene formado un paladar. Tiene claro lo que le gusta y lo que no. No se conforma con poco y siempre busca lo mejor en todo lo que lo rodea. Incluso, está dispuesto a pagar un poco más por la calidad de un producto.

- ¿Qué papel juega en Argentina la promoción del vino? ¿En qué aspectos debería replantearse la estrategia actual?

A la hora de promocionar nuestros vinos, no creo que se pueda hacer a través de un texto. Las palabras son para los técnicos en vinos, no para los consumidores que no entienden de lo que se está hablando. A ellos debemos apuntar en forma directa.

De todas maneras, creo que antes de plantear una estrategia de promoción, habría que definir qué es el vino argentino. Es ilógico querer promocionar las denominaciones de origen como Tupungato o Maipú cuando en muchos casos, los consumidores de afuera no tienen idea de dónde está Argentina. Debemos insistir en que tenemos algo muy valioso para mostrar: nuestro vino. En este sentido, no sé si el tango o la montaña son los elementos adecuados para acompañarlo. Lo importante es llegar al consumidor con el vino para que directamente lo pruebe. Por eso, las degustaciones y acciones de ese tipo suelen ser muy positivas para la promoción.

- ¿Cuáles son sus perspectivas con respecto a la evolución y crecimiento del Malbec?

He sido un defensor de la variedad desde que en 1969 / 1970 comencé con Pancho Giménez a estudiar la posibilidad de elaborar Malbec sin cortes con otros caldos. Una gran parte de mi vida ha estado dedicada a investigar, experimentar y producir un vino que me satisfaga personalmente. Hoy, observo con alegría, que esa satisfacción es compartida por una cantidad de amantes del vino que crece día a día en todo el mundo.

El Malbec es un vino que gusta y por eso sigo adelante con él. De las exportaciones argentinas totales, casi la mitad corresponde a este varietal. ¿Cómo puede pensarse entonces que su consumo se está saturando como algunos dicen? Hoy, cualquiera que necesite 300.000 litros de Malbec, no los encuentra porque no hay. Es necesario entonces seguir plantando viñedos de esta variedad.

- ¿Cuáles son los riesgos de que otros lugares del mundo produzcan Malbec de alta calidad?

Que vengan. Los esperaremos con confianza.

- ¿Cómo debe hacer Argentina para que el fenómeno del Malbec no sea sólo una moda?

El vino es moda desde hace miles de años. Si dejamos que el Malbec sea moda seremos nosotros los únicos culpables. Estar de moda define algo pasajero, que está en boga por un tiempo y luego desaparece. Evidentemente, todo puede ser efímero pero ese paso al olvido o decadencia tiene responsabilidades, generalmente por modificación del producto o estilo, por exageración o por desidia. Es esa responsabilidad por parte de los productores, la que tiene que mantener presente el producto, en este caso al vino Malbec. Lo que pasa de moda se genera por una exageración que puede llegar hasta el ridículo. Es muy difícil crear algo y mantener su estilo y calidad en el tiempo, pero es por respeto al consumidor que uno debe hacerlo.

Un punto a destacar es que cuando la gente prueba por primera vez un Malbec, no lo rechaza. Sus características son especiales para quienes no tienen un paladar regionalizado o complejo.

Tenemos entonces el desafío de mantener al Malbec con la perdurabilidad que piden quienes ya lo eligieron. La oportunidad que tiene Argentina con esta variedad es ilimitada si la sabemos llevar adelante.

- ¿Cómo se puede mejorar la competitividad?

El mercado y no las regulaciones, definirá lo que hay que hacer. Pero el que no quiera reconocer que el consumidor de vino cambió, que no pida que lo banque el estado o el gobierno de turno.

Muchos productores se lanzaron a hacer vinos sin pensar en lo que iban a hacer después con él. Una bodega debe, antes de elaborar su vino, decidir cómo lo va a vender. Muchos se preguntan por qué el gerente comercial de una bodega gana más que el técnico y la respuesta es muy simple: es necesario invertir en la comercialización del producto que es terriblemente costosa. Para garantizar su sustentabilidad, las empresas deben enfocarse en tres aspectos esenciales: calidad, paciencia y trabajo.

Para despegar definitivamente con su vitivinicultura al mundo, el país necesita calidad y marketing, siempre ha sido así.

- ¿Cómo proyecta el 2010?

Estoy convencido de que será mejor que 2009. Será necesario seguir adelante, principalmente cuidando lo que uno tiene. Si bien las crisis sirven para innovar de alguna manera, es vital hacerlo con capital propio, no se pueden esperar créditos de ningún tipo. Si no tenemos optimismo y confianza, dediquémonos a hacer otra cosa.

Fuente: Area del Vino

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