Si bien es uno de sus conocidos efectos, la macrobiótica es algo mucho más amplio que curarse a través de la alimentación. Los principios macrobióticos aplicables a la nutrición y a la salud en general pueden dar resultados verdaderamente asombrosos. Cuando el enfermo comprende verdaderamente el origen de la enfermedad, recién entonces puede comenzar a "hacer algo" para revertir esa situación.
En este sentido, la macrobiótica ofrece la oportunidad y la libertad de elegir nuestro propio destino. A través de nuestro pensamiento y elecciones tenemos la libertad de optar por resolver los problemas que se nos presentan... o intentar escaparnos de ellos encontrando los culpables de nuestros problemas en vez de aceptarlos e intentar solucionarlos.
La manera y la intención con la cual vivimos cada día es lo más importante. El mundo moderno acelerado y estresante hace que muchos de nosotros tengamos una visión del mundo más bien caótico. A través de la práctica de los principios macrobióticos de armonía y equilibrio podemos cambiar esa visión negativa del mundo, podemos "ver con otros ojos", con mayor claridad.
A través de la alimentación macrobiótica reconstruimos y purificamos nuestra sangre devolviéndole la salud al organismo. Cuando logramos mejorar la calidad de nuestra sangre, nuestra salud, inmunidad y bienestar se ven fortalecidos. De esta manera los "cimientos o pilares" de nuestra salud son sólidos, fuertes.
El objetivo de la macrobiótica no consiste en obsesionarse con la comida ni con la salud. Simplemente busca comprender cómo actúan los alimentos en nuestro organismo y lograr un óptimo nivel de salud para poder despreocuparnos de las enfermedades y de la energía destinada a resolver constantes problemas de salud, dolores, depresión, malestares en general. Así, si la salud física y mental se encuentran en orden, podemos enfocar nuestras energías hacia nuestros emprendimientos, proyectos, familia, relaciones, etc.
Como podemos observar, la macrobiótica es una manera de enfocar la vida, y no simplemente una dieta sana y natural como tantas otras. La clave de la macrobiótica es observar si la estamos disfrutando y nos hace sentir felices, de lo contrario no tiene sentido ya que la vida está hecha para disfrutarla. Lo maravilloso de la macrobiótica es la flexibilidad, cada persona puede practicarla de acuerdo con sus propias necesidades y circunstancias.
Recuperando la salud...
La calidad de nuestra sangre la creamos cada día de nuestras vidas. Si quieres cambiar tu salud necesitas cambiar tu sangre. Sin cambiar la calidad de tu sangre no será posible gozar de salud por mucho tiempo sin necesidad de tratar los síntomas con medicamentos, hierbas y otros suplementos. La salud debería ser un estado constante... lo cual es mucho más que simplemente un período entre dos enfermedades.
Nuestra sangre alimenta las células, tejidos, órganos, genes, hormonas, nervios, cerebro. La calidad de éstos estará directamente relacionada con la calidad de la sangre. El enfoque macrobiótico nos enseña que si algún órgano de nuestro cuerpo se ve afectado, tendremos que cambiar la calidad de la sangre que lo nutre para modificar esa condición. Asimismo, si una persona tiene muchos cambios anímicos, se encuentra depresiva o mentalmente inestable, la sangre nuevamente es un factor importantísimo ya que ésta nutre los componentes de todo el sistema nervioso.
Los factores que influyen en la calidad de nuestra sangre son:
- pH - Equilibrio entre ácidos y alcalinos
- Azúcar
- Grasas y aceites
- Agua
- Equilibrio sodio/potasio
- Concentración de otros minerales
- Equilibrio yin-yang
Si aprendes a cambiar la calidad de tu sangre, puedes crear y mantener la salud en forma estable y armoniosa.
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