Contra lo que suele creerse, la adición a las gaseosas también puede
resultar muy nociva. El promedio de consumo diario no debería exceder un
vaso o dos en almuerzo y cena, sin traspasar el límite de un litro
diario. A partir de ahí, se entra en un terreno adictivo que puede
favorecer el desarrollo de diversas enfermedades. Entre ellas, diabetes
tipo 2, obesidad, hipertensión arterial, problemas de triglicéridos e
hígado graso.
Pero dada su habitualidad entre gente de toda edad, las gaseosas merecen una explicación detallada. No importa si se trata de versiones light o enteras, ya que no sólo el alto contenido de azúcar es perjudicial. Aquí, algunas de las consecuencias del consumo excesivo.
Pero dada su habitualidad entre gente de toda edad, las gaseosas merecen una explicación detallada. No importa si se trata de versiones light o enteras, ya que no sólo el alto contenido de azúcar es perjudicial. Aquí, algunas de las consecuencias del consumo excesivo.
• Obesidad: las bebidas gaseosas
tienen grandes cantidades de azúcar refinada (sucrosa y almíbar de maíz
de alta fructosa). La fructosa afecta los niveles en sangre de hormonas
como la insulina, leptina (hormona que inhibe el apetito) y grelina
(hormona que estimula el hambre). El consumo prolongado de productos con
mucha energía proveniente de la fructosa juega un rol fundamental en la
suba de peso y la obesidad.
Su consumo agrega calorías
innecesarias a la dieta cotidiana. Esto, sumado a la falta de ejercicio y
a la genética de cada individuo, puede contribuir a la obesidad. Tener
sobrepeso aumenta el riesgo de diabetes, problemas cardíacos, infarto,
cáncer y otras enfermedades.
• Caries dentales y erosión del esmalte: el azúcar refinada, junto a los ácidos presentes en las gaseosas, como el ácido fosfórico y el ácido cítrico, entre otros, contribuye sustancialmente en la aparición de caries dentales y erosión del esmalte dental. La caries dental se genera por desmineralización del diente causada por los productos ácidos provenientes de la fermentación de restos alimenticios, especialmente carbohidratos, inducida por las bacterias presentes en la cavidad bucal. La erosión dental se produce por la exposición reiterada a los ácidos de las gaseosas no dietéticas y dietéticas que aumenta la solubilidad de los tejidos duros del diente.
• Caries dentales y erosión del esmalte: el azúcar refinada, junto a los ácidos presentes en las gaseosas, como el ácido fosfórico y el ácido cítrico, entre otros, contribuye sustancialmente en la aparición de caries dentales y erosión del esmalte dental. La caries dental se genera por desmineralización del diente causada por los productos ácidos provenientes de la fermentación de restos alimenticios, especialmente carbohidratos, inducida por las bacterias presentes en la cavidad bucal. La erosión dental se produce por la exposición reiterada a los ácidos de las gaseosas no dietéticas y dietéticas que aumenta la solubilidad de los tejidos duros del diente.
• Osteoporosis:
las personas que consumen bebidas gaseosas, especialmente niños y
adolescentes con una dieta de baja ingesta de calcio, tendrán más
tendencia a padecer de osteoporosis. Se ha comprobado que la ingesta
menor de calcio debido al consumo de bebidas carbonatadas se asocia a
mayor cantidad de fracturas óseas entre los niños y adolescentes. El
ácido fosfórico presente en ellas favorece la osteoporosis debido a que
disminuye los niveles de calcio y aumenta los niveles de fosfato de la
sangre y la excreción urinaria de calcio.
Si los niveles de
fosfato en sangre son altos y los de calcio son bajos, el calcio
presente en la masa ósea pasa a la sangre para compensar esa
disminución. Esto hace que los huesos, con el paso del tiempo, se
descalcifiquen y debiliten. El consumo excesivo de azúcar refinada y
cafeína, ambos presentes en las bebidas gaseosas, también promueven la
pérdida de calcio por parte de la masa ósea cuando el consumo de calcio
está por debajo de lo normal.
• Enfermedades cardíacas:
las dietas con altas cantidades de azúcar pueden contribuir a
desarrollar enfermedades cardíacas en personas que tienen el síndrome X o
síndrome metabólico. Ellas presentan insulino-resistencia, hipertensión
arterial, altos niveles de triglicéridos, obesidad abdominal y altos
niveles de azúcar en sangre. Muchos estudios han descubierto que las
personas que consumen una o más gaseosas por día, dietética o no,
tienen un 50 por ciento más de riesgo de desarrollar el síndrome
metabólico que con el tiempo traerá enfermedades cardíacas, infarto y
diabetes.
• Alteraciones renales:
diversos estudios han comprobado que las bebidas gaseosas tienen el
potencial de aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.
• Alergias:
varios de los aditivos para dar el color característico a las gaseosas
causan diferentes alteraciones, como alergias e hiperactividad. La
mayoría de los colorantes causan reacciones alérgicas debido a que son
liberadores de histaminas. Un ejemplo es el colorante amarillo 5,
tartrazina o E102, que causa asma, goteo de nariz y urticaria si se
mezcla con analgésicos como la aspirina
• Problemas digestivos:
otro problema que presentan los refrescos es la gran cantidad de gas
que contienen, su acumulación puede producir verdaderos “tacos” de aire
en el intestino, los que a su vez provocan digestión distendida,
tránsito lento, meteorismo e incluso reflujo.
Por
todas estas causas, se recomienda optar por bebidas más naturales, sin
tanto colorantes, azúcar, cafeína y otros agregados. Un dato más: las
gaseosas más oscuras suelen tener mayor cantidad y peor calidad de
aditivos y colorantes, por lo cual resultan más peligrosas. Aunque
también es cierto que esto depende de la fórmula de cada marca y que no
es prudente generalizar.
El doctor Leonardo Rubén Gulman es director de Belesana (www.belesana.com) e integrante de la Asociación Argentina de Periodismo Médico.
Fuente: clarin.com
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