De hecho ese espíritu de magia está en todos sus habitantes, sus refranes y costumbres se basan en ellos, pues era lo único que tenían para mantener sus esperanzas e ilusiones en un mundo opreso por la corona británica.
La historia tanto de Irlanda como de sus pequeños pueblos que la forman está llena de leyendas, sus bosques y tierras guardaban pequeños duendes que solo algunos han podido y pueden ver. Estos son afortunados porque se supone que dan buena suerte, en cambio si te encuentras un hada, hay que tener mucho cuidado.
Uno de los muchos símbolos que identifica a esta gran isla es un pequeño duende pelirrojo que siempre va vestido de verde con un gran baúl lleno de monedas de oro, y se supone que da buena fortuna, llamado Lepricorn.
Otros símbolos que representan a este país es el trébol de cuatro hojas para darles buena suerte en todo lo que hagan, son muy supersticiosos, un arpa traído por los galos que conquistaron parte del país y por supuesto la cerveza Guinness, famosa en todo el mundo aunque mal servida y bebida por muchos que nunca descubrieron su secreto reconstituyente y antianímico que recetan allí todos los doctores para combatir la anorexia, la anemia y la potencia de sus caballos, para las carreras que tanto les aficiona.
La música en irlanda es una expresión cultural y crítica social que traspasando fronteras, llegó a crear la música Country en Estados Unidos. Las melodías de influencia celta junto a letras de cultura de cerveza, bares, jefes y empleados, en el fondo la realidad diaria, ante un país que estaba en auge por luchar a favor de sus derechos y libertades ante la opresión.
En la música se utilizan instrumentos como el Bodhràn, una variedad del tambor, pipas de diferentes tamaños, flautas de todo tipo y otros instrumentos de tradición celta. No hace falta mencionar a los grandes compositores, bandas y solistas irlandeses que han triunfado por todo el mundo como U2, Cramberries, David Gray o Enya.
La literatura no pasa desapercibida en un país que estaba creciendo en lo cultural, en la educación, la economía y sobretodo en libertades e independencia. Grandes como James Joyce, Oscar Wild o Samuel Beckette.
La danza se convierte también en una expresión del pueblo. La danza celta o irlandesa brilla por sus pasos y piruetas, llenas de saltos que hacen parecer como si no se movieran. En toda Irlanda se puede apreciar este ambiente cultural y auténtico que aún hoy perdura entre los más jóvenes.
Su tradición y costumbres están muy dentro de todos los irlandeses. De ahí que en sus pubs todos los días a partir de las 3 de la tarde y luego más tarde sobre las 9, toquen bandas en directo todos los días de la semana. En muchos cafés o bares se reúnen músicos alrededor de una mesa, para charlar y tocar. Estos lo hacen de forma gratuita pero las bebidas corren a cuenta del bar.
Son como las antiguas tertulias que con una buena pinta y música se pueden debatir e incluso decidir los problemas más espeluznantes de toda una nación. La danza está entre los jóvenes, los adolescentes y adultos y cuando menos se lo espera uno pueden aparecer un par de espontáneos animando a todos en el pub y asombrar a los extranjeros que nunca habían visto danza sin igual. De todas formas hay salas en las principales ciudades como Dublín, Cork, Limerick, Shannon, Galway y Belfast donde hacen shows mezclando la típica música irlandesa con danza.
Sin duda uno de los países con más embrujo es Irlanda. No solo por sus paisajes, verdes sin igual, praderas y tierra fértil sin muchos signos de construcción masiva ni de avaricia capitalista. Dividida en cuatro provincias, Munster es la provincia más al sur. Están ciudades como Cork, Capital Cultural Europea 2005 y la segunda ciudad de Irlanda después de Dublín, Kinsale ciudad portuaria que impresiona la calidad con la que se conservan las ruinas de la ciudad y la entrada que tiene su bahía al canal de la mancha.
Kerry y su impresionante Ring of Kerry, Ennis, donde se encuentran los Acantilados de Moher, impactantes por sus dimensiones y por lo que cuentan, si te hechas hacia adelante notas como el viento que surge de las olas que rompen en los acantilados sube hacia arriba y te empujan hacia atrás. Al horizonte se divisan las islas de Aran donde se puede acampar y pasar la noche en verano, un ferry te lleva por 15 euros. Estos ocho kilómetros de acantilados hacen de sus paredes escarpadas y profundas calas, una de las maravillas de la naturaleza creada por la fuerza del océano Atlántico.
El castillo de Blarney es otra maravilla arquitectónica que hay que visitar, hay que besar una piedra que está en una de las paredes en lo alto del castillo, dicen que te da el regalo de la elocuencia.
Connaught es la provincia situada en la costa oeste. Galway es su capital, ciudad joven y tradicional, de ambiente costero y estudiantil, con una mezcla de tradición moderna y gaélica. Leinster fue la parte más disputada y colonizada, de ahí su patrimonio histórico en el que se encuentra el monumento neolítico más grandioso e impresionante de Europa, Newgrange.
Dublín también está dentro de ésta, con el río Liffey y su vida nocturna la convierten en el lugar idóneo para los irlandeses para pasar el fin de semana. Es un poco caótica como toda ciudad pero hay muchos sitios que visitar, como el Trinity Collage, Saint Patrick Catedral…y como no, la fábrica de Guinness cerca de la casa donde vivió Arthur Guinness.
A las afueras de la ciudad también se encuentra la destilería del whisky Jameson única en el mundo por su autenticidad ya que se conserva tal y como se creó en 1780. Ulster es la provincia más al norte. Por su carácter cerrado y temperatura gélida no es una de las más turísticas pero su costa es espectacular. Tuvo muchos conflictos con su vecina Belfast que al pertenecer ésta última a la corona británica querían acompañarla con algunas ciudades de la zona. A Derry la llamaron Londonderry y a pesar del rechazo de sus habitantes por los británicos muchos, y de pueblos colindantes incluidos, quisieron compartir los beneficios de impuestos, jubilación y rentas del Reino Unido convirtiéndose en anglicanos-protestantes.
Irlanda era una pequeña isla, sus habitantes originales eran cazadores-recolectores del periodo Mesolítico. Con ellos llegaron los celtas, los anglo-normandos, gaélicos y británicos conviviendo estos dos últimos reinos juntos, hasta ser totalmente sometidos por los ingleses. Aún así siguieron resistiéndose con la fuerza de sus orígenes, con resistencia popular ante gobiernos centralizados por un fuerte monarca lo que ellos siempre han querido y tienen hoy en día es libertad, favorecer unas confederaciones de pequeñas y autónomas unidades de gobierno que beneficiaran a todos, no a unos solos, los de la monarquía y el clero. Y de esta manera se muestra su gente, humilde, sencilla, con gran amabilidad y respeto hacia los demás y los problemas también de los demás y de sus respectivas familias.
San Patricio fue el que llevó el Cristianismo y el Latín. La religión fue el refugio de muchos y la gran salvación de otros. De ahí que el catolicismo en el sur sea algo obligatorio para todo buen irlandés, así que no se asusten si ven vírgenes o cristos con luz a través de las ventanas de las casas, es lo habitual. Se convirtió en el patrón de la nación, así se celebra cada 17 de marzo, Saint Patricks Day, reservar con antelación si quieren ir a Irlanda este día.
En definitiva Irlanda y sus bosques encantados, con su historia, la tradición y cultura que les marca, sus numerosos lugares arqueológicos, cuevas prehistóricas, ruinas de ciudades y monasterios que siguen en pie con el paso del tiempo, castillos de ensueño y fortalezas que cuentan una historia que no debes perderte, hacen de Irlanda un cuento de hadas.
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