martes, 20 de abril de 2010

Alimentación, nutrición y dietas cuando se padece insuficiencia cardíaca

Realizando algunos cambios en los hábitos alimentarios se puede conseguir una mejora en la calidad de vida para las personas con insuficiencia cardíaca. Es mejor ir introduciendo estos cambios progresivamente para, de esta manera, no abandonarlos al poco tiempo.

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad crónica que puede afectar a personas de todas las edades, aunque es más frecuente en mayores. El corazón tiene menos capacidad de la que debería para bombear sangre y con frecuencia se puede producir retención hidrosalina (edemas).

Los objetivos del tratamiento dietético son:

- Reducción de sal en la dieta.

- Reducción de grasa en la dieta.

- Reducción de peso si existe sobrepeso u obesidad.

Poca sal

La sal es necesaria en el organismo en pequeñas cantidades pero, si se sobrepasa la cantidad adecuada, se puede producir retención de líquidos que incrementa el volumen de sangre circulante con un aumento de la presión arterial.

Con el paso del tiempo esto puede producir un estrechamiento de las arterias y hacer que el corazón tenga una sobrecarga de trabajo. Tenemos que tratar de mantener una ingesta de sal por debajo de los tres gramos al día (media cucharilla de café); tres gramos de sal equivalen a 1,25 gramos de sodio, o lo que es lo mismo 1.250 miligramos de sodio.

La forma más fácil de reducir la sal es no añadirla a las comidas. Los alimentos frescos suelen tener un bajo contenido, mientras que los preelaborados o precocinados suelen tener un contenido mayor.

Los alimentos más ricos en sal son, de mayor a menor contenido, los cubitos de caldo, las sopas comerciales, el bacalao salado, el tocino de cerdo, el caviar, la pizza, la panceta, los precocinados (croquetas, empanadillas…), el queso azul, el ketchup, el jamón serrano, las aceitunas, el jamón cocido, el queso manchego, las patpas fritas comerciales, los frutos secos y los embutidos.

También debemos tener en cuenta el contenido de sodio del agua mineral embotellada. Hay que leer atentamente las etiquetas y seleccionar aquellas de mineralización muy débil que contengan menos de cinco miligramos de sodio por litro.

Podemos dar sabor a nuestros platos con alimentos saborizantes como el jugo de limón o las hierbas o especias aromáticas.

Las carnes combinan bien con el laurel, la nuez moscada, la pimienta, la salvia, el tomillo, el ajo, la cebolla, el orégano, el romero, mientras que los pescados con el curry en polvo, el eneldo, el jugo de limón, la pimienta, y los vegetales con el romero, la salvia, el eneldo, la canela, el estragón, la albahaca, el perejil…

Un consejo es evitar el consumo de alimentos que por su técnica culinaria requieran el uso de sal, como los encurtidos, los adobos, los salazones, las salmueras y los ahumados.

Reducción de la grasa

Un exceso de grasa saturada, grasa trans y colesterol puede acumularse en los vasos sanguíneos obstruyendo el paso de la sangre e impidiendo su correcta circulación. Por eso tenemos que evitar aquellos alimentos que contienen estas grasas, como son los lácteos enteros (sustituir por descremados), la manteca (sustituir por aceite de oliva virgen), las carnes grasas (sustituir por carnes magras, con poca grasa, como el conejo o el pollo sin piel), los embutidos, la yema de huevo, los fritos comerciales y la reposteria industrial.

Otra forma de disminuir el aporte graso es elegir métodos de cocinado que utilicen poca o nada de grasa como el horno, plancha, parrilla, microondas, asado o la cocción al vapor.

Es muy importante mantenernos en un peso adecuado para evitar el mayor trabajo para el corazón que causa el exceso de peso. Para acercarnos al peso normal debemos seguir una alimentación equilibrada y variada acompañada de ejercicio físico.

Además, en algunas ocasiones, hay un exceso o con un déficit de potasio por el uso de diuréticos u otros medicamentos. Los alimentos ricos en potasio son las frutas y las verduras, en especial el kiwi, la banana y el tomate.

Estas recomendaciones deben acompañarse de otros hábitos saludables como evitar el consumo de alcohol y tabaco, controlar el peso y mantenerse activo realizando ejercicio de acuerdo a las recomendaciones y limitaciones indicadas por el médico.

- Hay técnicas culinarias que nos permiten comer los alimentos con poca o nada de grasa, como el vapor, el horno o la plancha.

- Debemos huir de encurtidos, adobos, salazones o ahumados que, por sus propias características, tienen dosis elevadas de sodio.

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