Estamos
muy acostumbrados a escuchar hablar de los trastornos
de la alimentación haciendo referencia a la obesidad,
la bulimia y la anorexia (ver artículo: "Anorexia
y Bulimia: la mirada de una nutricionista");
pero hay muchos otros que caen en la denominación
de TANE (Trastornos Alimentarios No Especificados).
Entre los TANE encontramos la ortorexia (ver artículo
“Ortorexia: La obsesión
por la comida sana”),
los comedores compulsivos, la pica (consumo persistente
y compulsivo de substancias no alimentarias o con poco
valor nutritivo, por ejemplo: pagofagia –hielo-,
geofagia –tierra-, tricofagia –pelo-, entre
otras) y la potomanía.
La palabra “potomanía” proviene
del griego "potoç” (bebida,
agua potable) y “µavia” (manía).
Podríamos decir que es “la manía
o compulsión por beber agua”. Esto
se hace compulsivamente, sin tener sed y la
persona experimenta una sensación de
placer al consumirla. Se pueden llegar a beber
8-10 y hasta 15 litros de agua diarios, dependiendo
la gravedad del caso.
Ahora bien, si nuestro cuerpo tiene un 60-70% de agua y siempre los nutricionistas insisten en tomar agua, ¿hay un límite saludable?, ¿por qué hace mal? Intentaré irlo explicando a lo largo de este artículo. |
¿Cuáles
son las causas?
Muchos son los
factores que pueden llevar a este trastorno. Entre ellos
podemos citar:
- Asociada a anorexia nerviosa: para obtener saciedad o para aumentar momentáneamente el peso en el momento de ser evaluadas por un profesional o familiar.
- Enfermedades psiquiátricas: trastorno de la personalidad, estructuras caracteriales histéricas y cuadros delirantes.
- Trastornos hipotalámicos (allí está el centro que regula la sed): traumatismos craneales o sarcoidosis, alteración del osmorreceptor hipotalámico.
- Diabetes mellitus (suele tener tres síntomas: polidipsia –exceso de sed-, poliuria –exceso de orina- y polifagia –exceso de hambre-).
- Enfermedades renales crónicas.
- Medicamentos: uso de antiinflamatorios
no esteroideos, diuréticos tiazídicos,
litio (que interfieren la función renal), fármacos
anticolinérgicos que dan sequedad de boca (neurolépticos,
tricíclicos…), etc.
¿Cuáles
son las consecuencias?
Si bien en una
persona cuya función renal, cardíaca y
de la hipófisis se encuentran dentro de los parámetros
normales, es muy extraño y poco frecuente que
se produzca una hiperhidratación (exceso de hidratación),
si la potomanía es sostenida, la función
renal puede verse comprometida.
Pero... si hay consecuencias pueden ser graves. Podemos
mencionar las siguientes:
- Calambres musculares: debido a la dilución del sodio y del potasio.
- Hiponatremia: concentración baja de sodio en sangre (debido a la dilución por el exceso de agua).
- Náuseas.
- Disminución de la secreción de la hormona antidiurética, por lo tanto se aumenta la diuresis.
- Letargia, cefalea.
- Convulsiones.
- Parálisis.
- Insuficiencia cardiaca congestiva.
- Coma y muerte.
¿Tiene
tratamiento?
Sí, pero
el tratamiento variará de acuerdo a la causa
de la potomanía. Inicialmente, algunos casos
son tratado con diuréticos a fin de evitar la
hiponatremia. Pero esto es paliativo, sólo ataca
al síntoma, no a la causa.
En el caso que
haya sido ocasionado por algún medicamento, deberá
evaluarse la posibilidad de reemplazo por otro tipo
de droga.
Si es un trastorno
psiquiátrico requerirá medicación
y terapia. Otras causas dependerán del médico
especialista y del equipo interdisciplinario (médicos
clínicos, psicólogos, nutricionistas y
médicos especialistas).
Conclusiones
y recomendaciones:
Sabemos
que el ser humano puede eliminar a través
del riñón de 10 a 14 mililitros
de agua por minuto (600-840 ml/hora), por lo tanto,
no se debería superar ese límite.
Una buena
forma de calcular cuánto líquido
debemos beber es aportar un litro de agua por
cada 1000 kcal que se consumen (si hablamos de
una media de consumo de 2000 kcal/día,
ahí obtenemos los famosos “dos litros
diarios”).
Si estamos
expuestos al calor este valor debe aumentar junto
con la temperatura y la transpiración.
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En
el caso de practicar algún deporte, el aporte
de líquido es diferente y requiere ser tratado
en profundidad (ver el artículo “Agua
e Hidratación en el rendimiento deportivo”).
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