martes, 4 de octubre de 2011

"El vino es de las pocas categorías donde el consumidor hoy puede notar que hay una mayor calidad"


Es una de las bodegas que más está creciendo en el mercado argentino. Si bien ya superó la primera década bajo la nueva conducción, en los últimos cuatro años logró mantener una tasa de crecimiento sostenida, del 30% promedio. 

Y esta buena performance no está limitada únicamente al mercado interno: Finca La Celiamayores exportadores del país, al ubicarse en el octavo puesto, con más de 800.000 cajas anuales enviadas a más de 50 países alrededor del mundo. ya pasó a formar parte del selecto grupo de los

Actualmente, Finca La Celia -propiedad del grupo chileno Viña San Pedro Tarapacá Wine Group- cuenta con unas 511 hectáreas propias en una de las zonas estratégicas del Valle de Uco. De ese total, 400 están plantadas con viñedos que van de los 10 a los 20 años, ubicados a entre 950 y 1.050 metros sobre el nivel del mar.

Otro dato no menor es que la bodega cuenta, desde el año 2006, con el asesoramiento pleno del reconocido flying winemaker Paul Hobbs.

En este contexto, Vinos & Bodegas dialogó con Marcelo Srbovic, gerente general de la compañía, quien analizó el presente y futuro del negocio; las perspectivas que todavía se abren para el Malbec, el caballito de batalla de las bodegas argentinas, y el "sucesor" ideal para seguir creciendo en el mundo.

-Ustedes apuestan a mantener altas tasas de crecimiento y a seguir lanzando novedades en momentos donde hay algo de incertidumbre en la industria. ¿Hacia dónde apunta el plan de negocios de Finca la Celia?

-En los últimos cinco años venimos poniéndole mucha fuerza al mercado doméstico. Para este año esperamos crecer entre un 25 y un 27% respecto al 2010. Es una tasa elevada pero está bien sustentada. El mercado está más complicado, la inflación es una realidad, es cierto, pero nuestra estrategia ante este escenario es incrementar los recursos humanos en el área de ventas y planear muy bien nuestros nuevos lanzamientos. En momentos en que hay una sobreoferta de marcas uno tiene que ser muy estricto y cuidadoso a la hora de invertir y sacar un producto nuevo. En esta industria uno tiene muy pocas balas para dar en el blanco. Sin embargo, nuestra mirada es optimista, creemos que todavía hay mucho espacio para la diferenciación. El consumo en las categorías donde estamos apuntando se está sofisticando y esto permite que el consumidor demande y acepte cosas nuevas.

-¿Y cuál es el camino para llamar la atención de estos consumidores?

-El tema de la calidad parece un término remañido pero es lo que manda en el mercado. Y tenemos que reconocer que, por ser una industria desconcentrada, tanto la relación precio calidad, como la calidad en sí, ha aumentado. El vino es de las pocas categorías de productos donde el consumidor puede percibir que hay más calidad, que lo que se vende aquí está al nivel de que lo que se comercializa en el resto del mundo. Hoy existe una alta gama con distintas variedades, blends, cosas de las que años atrás en la industria no se hablaba y ahora sí. Por eso creemos que en el mercado local la categoría está en una situación casi óptima para recibir nuevos consumidores...

-¿Y que están buscando en concreto?

-Diría que están a la espera de vinos con más tipicidad y fáciles de tomar pero con cuerpo y carácter. Entre esas dos variables va a avanzar el consumo del futuro.
-En momentos donde la inflación impacta en la competitividad, en la industria se está viendo que algunas bodegas están retrocediendo en los mercados externos. ¿Cómo están manejando el actual escenario?
-El trabajo en el mercado externo necesita una visión de largo plazo. Es verdad que el actual ciclo es de una rentabilidad bastante baja por el tema inflacionario. Pero la industria no tiene que torcer el rumbo porque es una inversión de largo plazo y tenemos que estar preparados para momentos en los que recuperemos esa competitividad. Igualmente, en mercados donde hoy tenemos mucha presencia, como Estados Unidos, en caso de que se profundice el impacto de la crisis, podríamos seguir teniendo ventajas frente a productores de otros orígenes, tal como sucedió en 2008.

-En el último Foro Internacional Vitivinícola parte del debate se centró en si el furor por el Malbec había tocado su techo. ¿Cuál es tu visión?

-Para nuestra bodega es clave, ya que representa el 40% de las exportaciones. Y para algunas compañías supera incluso el 50%. Al respecto no tengo una postura facilista. Simplemente veo el potencial que existe y todo el trabajo que queda por hacer en numerosos mercados. En Estados Unidos, por ejemplo, fue un boom pero hay potencial para que sea más conocido. Hay muchas evidencias de que no es un fenómeno de corto plazo. Todo lo contrario. El próximo desafío es mostrar la diversidad de Malbec que tenemos en la Argentina. Hay muchas cosas por dar a conocer en el mundo.

-Otro punto que está en debate es cuál es la cepa que mejor va a servir para mostrar las variantes de la Argentina y no enviar un mensaje de que sólo somos Malbec. Para algunos la clave está en la Bonarda...

-La Bonarda es muy interesante, pero necesita más estudios, más investigación y comunicación. Es como que a esta variedad el Malbec la está tapando un poco. Va a tener su momento, pero no veo algo explosivo de corto plazo.

-¿Cuál sería tu apuesta entonces?

-Pienso que el Cabernet Sauvignon en muchos lugares de la Argentina está dando vinos excepcionales y la realidad es que es bastante desconocido para los consumidores de muchos países. Para mí sería mucho más ventajoso fortalecer las variedades más tradicionales en el corto y apostar para después por cepajes más nuestros, que son más difíciles de replicar en otros países.

Fuente: iprofesional.com

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