A causa de la gran altitud y las duras condiciones ambientales del Tíbet,
su gastronomía es muy rica en calorías, proteínas y grasas. La
alimentación diaria de los nómadas tibetanos se basa en dos alimentos
muy energéticos: la tsampa, que consiste en harina de cebada tostada, y
el té tibetano (chas), que es té con mantequilla de yak y sal.
Los ingredientes se adaptan a las condiciones de altura en las que se
ubica el territorio del Tíbet, comen algunos cereales (no se incluye el
arroz ya que no crece a esta altura): casi únicamente cebada.
Puede decirse que la alimentación diaria es la típica del pueblo
tibetano es nómada y se fundamenta en dos alimentos muy energéticos: la
tsampa, que consiste en harina de cebada tostada y el té tibetano
(chas), que es el té con mantequilla elaborado con la leche de de yak y
sal (denominado a veces como: té salado).
Otros platos más elaborados son, por ejemplo, el thug-pa (sopa de
verduras, carne y pasta) y los momos (pasta con forma de ravioli —de un
tamaño más grande que una croqueta— rellena de carne o verdura, hechos
al vapor), así como los khabse (galletas).
Igualmente se come carne de yak, oveja o cabra. También aprovechan la
leche para hacer laxi, yogur batido y un poco de miel con carne de
buey.
En las grandes ciudades tibetanas y ciudades los restaurantes suelen
servir comida típica al estilo cocina sichuan. Al oeste del país se
puede ver hoy en día una fusión de estilos en los platos, que son muy
populares, tales como carne de yak y patatas fritas.
No obstante algunos pequeños resturantes sirven aún comida
tradicional tibetana que persiste fuera de las grandes ciudades, así
como en el ámbito rural.
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