Los habitantes del sur de Europa seguramente armarían un escándalo si el vino de su tierra se echara en una cacerola cada invierno para calentar sus cuerpos congelados. Pero, afortunadamente, la tradición del vino tinto caliente y azucarado, aromatiza los delicados sabores de la Navidad, el original ‘Glühwein’ alemán debe su éxito al norte de Europa, en regiones donde la gente se congela deliberadamente en los mercados navideños, al aire libre y con los dedos entumidos, pero que vuelven rápidamente a la vida con un buen vaso que humea el dulce perfume del invierno…
Vino caliente y con especias
Una bebida con especias. En lo que respecta al vino caliente, sin embargo, la rivalidad entre el sur y el norte de Europa desaparece bastante rápido: basta con remontarse al inicio de la Historia y aterrizar en la época de los romanos, que jamás ocultaron su fascinación por su querido dios del vino Baco y su gusto pronunciado por el vino aromatizado con miel, pimienta y laurel, bebida que llamaban ‘Conditium Paradoxum’. Pero el ‘Glühwein’, la verdad, procede de una receta tradicional que no deja lugar a la improvisación. Los ingredientes son cáscaras de naranja, canela en rama, vainilla en vainas y clavo.
Pero, esto no sería Europa si no hubiera una receta diferente en cada país.
En Polonia, por ejemplo, se prepara el ‘grazniec’, comúnmente según la receta romana, es decir, con miel; mientras tanto, en Escandinavia el ‘glögg’ (como se llama en Dinamarca y Suecia, el ‘gloog’ en Noruega y el ‘glögi’, en Finlandia), es una mezcla de vino y alcohol de cereales o vodka.
Esta bebida también es apodada como ‘ponche sueco’ en Alemania. Sus orígenes se encuentran en la India colonizada por los ingleses: la Compañía de Indias británica regresó un día del siglo XVII con una mezcla hindú elaborada miniciosamente a base de Arrak (un aguardiente de caña de azúcar), limón, azúcar, té, especias y un poco de agua… ¡que se convirtió rápidamente en una bebida de moda entre los Tories! ¡Hasta Mozart la conocía!
«El ponche y la pipa, he aquí el disfraz inglés”, escribió a su amigo Hageanuer. Si algún ingrediente indio faltaba en algún barco británico, se las arreglaban con la receta para hacer un buen ‘grog’ (“el ron es necesario, el azúcar es un añadido y el agua, prescindible”, decía también en Alemania la Marina Real para obtener su ración).
La verdadera receta del Feuerzangenbowle
(Para 4 personas)
Una naranja y un limón
2 litros de vino tinto (no importa si es vino de mesa)
150 ml de zumo de naranja
Ron al gusto
Una rama de canela
6 clavos
1 pan de azúcar
1 parrilla para asar
Corta la mitad de la naranja y pela la cáscara del limón en espiral. Exprime la fruta. Calienta el vino en una cacerola y añade el zumo obtenido de la fruta. Añade las cáscaras y las especias y deja que hierva todo. Pon la parrilla sobre la cacerola y coloca ahí el pan de azúcar… Vierte la cantidad de ron que creas conveniente y enciende una cerilla. La flama hace que el azúcar se quede en el fondo. ¡Ya falta poco! Te puedes sentar en el sofá y darle al play.
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