La naturaleza nos ofrece auténticos elixires de belleza fáciles de preparar, económicos y con resultados sorprendentes.
Los pétalos de amapola, dejan la piel suave como el terciopelo. Recoge una buena cantidad de esta delicada flor silvestre y separa los pétalos recién cortados. Colócalos en un recipiente y vierte sobre ellos una taza de agua hirviendo. Añade una cucharadita de aceite de oliva virgen o el contenido de una perla de germen de trigo.
Elabora el preparado justo después de cortar las flores, ya que son muy frágiles y se oxidan con gran rapidez. Tras sumergir los pétalos en agua, deja que el preparado repose toda la noche, filtra a la mañana siguiente y aplícatelo sobre el cutis y el cuello con la ayuda de un disco de algodón. No aclares a continuación, deja que se seque al aire. Repite la operación a diario y notarás los resultados en pocos días.
Los pétalos de amapola, dejan la piel suave como el terciopelo. Recoge una buena cantidad de esta delicada flor silvestre y separa los pétalos recién cortados. Colócalos en un recipiente y vierte sobre ellos una taza de agua hirviendo. Añade una cucharadita de aceite de oliva virgen o el contenido de una perla de germen de trigo.
Elabora el preparado justo después de cortar las flores, ya que son muy frágiles y se oxidan con gran rapidez. Tras sumergir los pétalos en agua, deja que el preparado repose toda la noche, filtra a la mañana siguiente y aplícatelo sobre el cutis y el cuello con la ayuda de un disco de algodón. No aclares a continuación, deja que se seque al aire. Repite la operación a diario y notarás los resultados en pocos días.
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