miércoles, 14 de julio de 2010

Vitalizar la planta para mejorar su producción

La poda de invierno es una técnica para mejorar la calidad y el rendimiento de los viñedos. Se lleva a cabo durante el reposo vegetativo de la planta. Expertos del INTA explican cómo realizarla correctamente.

La vid es un arbusto trepador -mediante zarcillos- del grupo de las lianas, que posee gran dominancia apical (tendencia a brotar primero las yemas de los extremos). Por medio de la poda en la vid se pueden ubicar las diferentes partes de la planta (tronco, brazos, y brotes) de una forma determinada, conforme al sistema de conducción.

Se define como poda, la remoción de partes de la planta con propósitos específicos. Su denominación depende del momento en que se realiza y de la edad de la planta (poda invernal, poda en verde, poda de formación y poda de fructificación). La poda es una de las tareas más importantes realizadas en los viñedos, que permite al viticultor darle una forma a la planta para facilitar su manejo y disminuir costos. Además permite regular el crecimiento vegetativo y la producción, como también el número y distribución de los brotes para su óptima intercepción de luz. Junto con la cosecha, son las actividades que necesitan mayor uso de mano de obra, por esta razón debemos realizarla correctamente. La poda invernal se realiza desde la caída de las hojas hasta la brotación. En variedades de brotación temprana, susceptibles a heladas tardías, se realiza cerca de la brotación para retrasarla.

"Es importante tener en cuenta que la poda en cualquier planta deprime su crecimiento y disminuye su longevidad pero se realiza para darle una forma a la planta y lograr el equilibrio entre el crecimiento vegetativo y la producción".

Una poda adecuada, permite dejar un número de yemas fructíferas compatible con el vigor de la planta, las cuales se encuentran repartidas en pitones y/o cargadores. Este número de yemas dejadas en la poda, se denomina carga. Si la carga es excesiva, genera una cosecha superior a la capacidad fotosintética de la planta. Y si es insuficiente, genera vigor excesivo en los brotes. Ambos extremos perjudican la maduración y calidad de la uva, como también la regularidad de las cosechas. La mejor carga es aquella que genera brotes de vigor medio de aproximadamente 1,2 m de largo.

Cuando uno se inicia en la poda de la vid, es importante tener en cuenta como primera regla para fijar la carga: dejar un número de yemas similar a la cantidad de sarmientos de 1 m de longitud desarrollados durante el ciclo vegetativo anterior.

También es muy importante la elección de los sarmientos que contienen las yemas dejadas en la poda, por su relación con la fertilidad de sus yemas. Estos sarmientos deben tener un vigor medio y encontrarse bien ubicados para el sistema de conducción del viñedo. En Figura 2 se observa un ejemplo de mala selección de los sarmientos en un espaldero con sistema de conducción en cordón bilateral (poda a pitones). En esta figura se observan pitones separados a distancias inferiores a la recomendada para variedades de vinificar (10 cm, un puño) y la presencia de más de un pitón en cada posición.



La ejecución de los cortes en la poda debe realizarse con tijeras o podones bien afilados para que los cortes resulten limpios. Los rebajes o cortes en madera de mayor diámetro conviene evitarlos, pero en caso de hacerlos debe dejarse un tocón cuya longitud corresponda al diámetro del corte. Es decir, si se está cortando un brazo de 10 cm de diámetro se deberá dejar 10 cm por encima al brazo lateral que prolongará. Además este corte debe realizarse de tal manera que facilite el escurrimiento del agua. También es conveniente proteger los cortes grandes ante la entrada de patógenos, pintando la herida con pasta bordelesa (1 kg de sulfato de cobre y 1 kg de cal en 10 litros de agua).

Durante la ejecución de la poda, es conveniente calcular un índice de equilibrio denominado Índice de Ravaz. Este índice sirve para evaluar el equilibrio entre vegetación y producción. Su cálculo es sencillo, mediante el cociente entre los kilos de uva producidos y los kg de sarmientos extraídos en la poda en una muestra de plantas de la parcela. Su valor depende de la variedad y las condiciones ecológicas del viñedo, pero en general su valor óptimo se encuentra entre 5 y 8. Por encima de este valor existe el riesgo de agotamiento de la planta por excesiva producción.

Fuente: EEA Mendoza INTA

Objetivos fundamentales de la poda
  • Adaptar la planta a un determinado sistema de conducción, regulando la forma y tamaño de la planta
  • Luchar contra la dominancia apical (acrotonía) y seleccionar yemas que produzcan brotes fructíferos.
  • Equilibrar la producción vegetativa con la de los frutos.
  • Limitar el número de yemas, para adaptarlo a la capacidad de crecimiento de la planta y según las posibilidades del medio para obtener un vigor adecuado.
  • Limitar el número de racimos a las posibilidades fotosintéticas de la planta, para lograr obtener los azúcares adecuados y reconstituir el almacenaje de nutrientes en los órganos perennes.
  • Mejorar las condiciones de iluminación. El poder de fructificar de las yemas depende, entre otros factores, de la iluminación del periodo vegetativo anterior (sobre todo en los meses noviembre y diciembre) Por eso es tan importante el manejo de las condiciones lumínicas, ya que yemas con poca cantidad y calidad de luz, resultarán infértiles y la producción de frutos disminuirá.
Fuente: Area del Vino

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