sábado, 17 de julio de 2010

El cambio climático alcanza al vino alemán

El famoso Riesling, el vino blanco alemán cultivado en la ribera del Rin, sufre el impacto del cambio climático, con vendimias precoces, recrudecimiento de las enfermedades de la viña y sequía.

El Riesling es un vino de gran tradición que se cultiva en los altos de la ribera del Rin desde el año 817. La normativa vinícola mundial requiere que, en el hemisferio norte, el cultivo de la viña se realice entre los 30 y 50 grados de latitud y, en el hemisferio sur, entre los 30 y 40. Actualmente, para hacer frente a los nuevos cambios climatológicos, los viticultores alemanes han comenzado a plantar sus viñedos en zonas situadas a 59 grados, equivalente a la latitud de Helsinki.

Cuando se registran altas temperaturas y un aumento del grado de humedad durante un tiempo prolongado se pudren las raíces de la viña y aumentan las plagas de insectos. El cambio climático, además, está propiciando bruscos cambios de temperatura y combinando periodos de grandes lluvias y de sequías. En muchas ocasiones es necesario proceder a la vendimia precoz, con el consiguiente aumento del grado de alcohol de los vinos y la disminución de la acidez, característica típica de la variedad Riesling.

El cambio climático afecta de igual manera a los viticultores franceses, que en vísperas del encuentro internacional en Copenhague (COP15) llevaron a cabo una sonora protesta. El cambio climático pone en peligro un factor determinante en la producción del vino: las características típicas del suelo de cada región. Un informe de Greenpeace sobre el impacto del cambio climático sobre el vino francés confirma el hecho de la pérdida de identidad de los vinos debido al aumento de su grado alcohólico y a una menor acidez de la uva.

Fuente: ecoticias.com

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