1) Tené en cuenta que muchas características de
las comidas afectan la saciedad: la apariencia, el gusto, cómo se
sienten en la boca, cuánta masticación requieren, los nutrientes que
contienen, la cantidad de alimento ingerido, etc. Comer es mucho más que
llevarse a la boca y hay varias cosas que podemos tener en cuenta para
achicar porciones sin pasar hambre, sin sacrificios.
2) Tomá agua o
una sopa liviana antes de comer y esperá 10 minutos. Bajará la ansiedad
y ocupará parte de tu estómago. Lo mismo para repetir: los procesos
digestivos no son inmediatos y tu estómago necesita tiempo para avisarle
a tu cerebro que está satisfecho.
3) Comé lentamente. Así notarás
mejor los sabores de cada uno de los alimentos, apreciarás más el
placer de charlar en la mesa y le darás más tiempo a los sistemas de
control del apetito para que te indiquen que comiste lo suficiente.
4)
No seas "terminadora": no hay por qué dejar el plato limpio. Por
costumbre, por relatos familiares de hambrunas y demás, la mayoría de
nosotros comemos todo lo que nos sirven y no paramos hasta terminar el
plato, o el paquete de galletias. No importa cuán grande sea la porción.
Si no podés evitarlo, achicá el plato.
5) Prohibido comer
directamente de la bolsa, de la caja o de la fuente. No hay manera de no
comer el doble si comés sin pasar por un plato, un pote o una taza que
ajuste la medida. Servite, sentate y date tiempo para "pensar" lo que
estás haciendo y disfrutarlo.
6) Llená tu plato de verdes si te
gusta ver "volumen" sobre tu plato. Una buena ensalada entra por los
ojos y, aunque no lo creamos, genera saciedad.
7) Comé más veces
por día, pero menos cantidades: aumentar el número de ingestas a 5/6 por
día es una de las reglas estrella de la dieta mediterránea. Hace que
en las comidas principales los niveles de glucosa no estén tan bajos y
evitemos, así, llegar a la mesa con una sensación de hambre desesperado.
8)
Pensá en pequeño: achicá tu plato y hasta tu cuchara. Está probado que
en general terminamos el plato y si servimos de más, lo terminaremos. Un
estudio también reveló que una cuchara más chica hace que comamos más
lento y la sensación de saciedad llega antes.
9) Antes de
sentarte a comer, separá y guardá lo que sobra y queda para otra comida.
Si está mano, seguramente repitas. Si tenés que levantarte, buscarlo,
etc., servirte un segundo plato requerirá más esfuerzo.
10)
Terminá con un postre: regalátelo. Si empezarás a consumir cantidades
más chicas, no te olvides de sumar una rica fruta, geletina o algún
postre light para terminar el almuerzo y la cena con un rico sabor en tu
boca.
Foto: Clarín
Fuente:entremujeres.com
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