jueves, 17 de abril de 2014

Altos costos impactan contra los beneficios de la devaluación

El estudio de la Fundación Mediterránea señala que al anclar el tipo de cambio, nuestros vinos perderán competitividad. También irá bajando el precio de la uva. Las soluciones que proponen. 

Los efectos de la devaluación han dado señales en la industria del vino, y en el acumulado enero - febrero de 2014 nuevamente casi todo el tablero de comando que muestra el estado de las exportaciones de vino, llegó con signos positivos.

Sin embargo, un informe de la Fundación Ieral indica que con el tipo de cambio nuevamente anclado, los beneficios en el corto plazo serán estrangulados por el alza de los costos, producto de la inflación.

Para el Ieral, tanto los varietales como el vino varietal de traslado se han mantenido estancados nominalmente en precios en los últimos dos años, aun frente a un contexto inflacionario.

"Dicha uva y vino de traslado no valen por sí mismos sino por el precio de su producto final (el vino exportado). Aunque su precio aumentó en dólares, también lo hicieron sus costos en dólares, por lo cual en los últimos dos años produjo una caída del precio de la uva en dicha moneda. Además, como en el caso anterior, también es mayor la variabilidad del precio de la materia prima", señala el estudio.

El informe indica que aun cuando es posible aumentar el precio en dólares del vino exportado, esto se tiene que hacer a costas de reducir los volúmenes enviados al exterior, dada la feroz competencia internacional.

"Si no, no se logra mayor precio. La otra opción es que el dólar tenga un mayor poder adquisitivo. Éste es uno de los puntos más discutidos en los últimos años. No sólo el dólar se ha venido haciendo más barato (hasta fines del año pasado), sino también lo que más preocupaba era la velocidad a la que venía perdiendo fuerza, a causa de la inflación", indican desde la Fundación.

Para el Ieral, con un precio internacional que cuesta aumentar y costos crecientes en dólares, el resultado es: menor margen para pagar la materia prima, o sea, menores precios para uva y vinos. "En este sentido, la devaluación de inicios de 2014 ayuda, pero si se vuelve a anclar el dólar, la inflación se comerá ese beneficio cambiario para los exportadores", destacaron.

Precios bajos atados a la botella

El reporte señala que los precios de la uva común tinta y de su vino de traslado alcanzaron un máximo en 2010 (sin inflación).

A partir de ahí han ido perdiendo fuerza, estando muy bajos, en comparación a los promedios históricos (aunque en marzo de este año haya mejorado el precio del vino de traslado). Se dice que han estado bajos porque no han seguido el ritmo del aumento de los costos, lo cual ha deteriorado la rentabilidad de los viñateros y productores.

Para el Ieral un factor clave que trae como consecuencia este problema es que las uvas y los vinos de traslado no valen por sí mismos, sino por el producto final que permiten elaborar (por ejemplo, el vino en tetra). Si este producto se abarata, también le pasa lo mismo a su materia prima.

La uva para vinificar y el vino de traslado están cautivos del mercado del vino envasado. Si a éste le va mal, también lo padecerán aquellas materias primas. Además, en los últimos tiempos, el precio del vino de traslado perdió poder adquisitivo en una proporción mayor que el del vino en tetra. Es decir, se ha ampliado la brecha entre ambos precios, situación que ha generado reacciones políticas, acusando a bodegas por los bajos precios.

Políticas contrarias al sector

Al tiempo que los precios del vino y de la uva se mantienen estables y pierden posición, para el reporte, la política económica nacional no favorece al sector al mantener bajos los precios finales (control de precios), y al generar costos más altos (dólar, impuestos, tasas de interés).

"En el mediano plazo, hay temas estructurales que no son simples de resolver, como el de fomentar una mayor competencia a nivel de comercialización de los vinos que permita reducir los costos en esa etapa, y el de hallar otras alternativas de uso para las uvas, que le permita aumentar su demanda y su precio aunque afectaría a bodegueros. También se puede pensar en alternativas para las tierras de los productores, que les permita obtener productos más rentables", indica el reporte.

Para los economistas de la Mediterránea hay dos clases de políticas que podrían funcionar: por un lado, señalan las distribucionistas (hallar usos alternativos para la uva), que contribuyen a reducir la vulnerabilidad de los viñateros. Por otro lado, las que apuntan a mejorar el precio del producto final o a reducir los costos "no vitivinícolas" que favorece tanto a viñateros como a bodegueros. Estas últimas son las que permitirán que la vitivinicultura continúe siendo un motor de la economía provincial.

Fuente: http://losandes.com.ar/notas/2014/4/13/altos-costos-impactan-contra-beneficios-devaluacion-778889.asp

Fuente: Area del Vino

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