viernes, 30 de agosto de 2013

Novedades en el mercado: llegan las nuevas añadas de Ojo de Vino, con el sello de Marcelo Pelleriti

El 2013 viene bastante cargado para la bodega Ojo de Vino, el proyecto emplazado en pleno corazón de Luján de Cuyo, Mendoza, y propiedad del multifacético artista suizo Dieter Meier.

Cabe recordar que hace unas pocas semanas, la bodega pateó el tablero del marketing vitivinícola al presentar Malo, un vino que generó fuertes debates en las redes sociales tanto por su nombre que claramente sale de lo común, como por su etiqueta, que se despegó radicalmente del estilo que se le venía imprimiendo al portfolio.

Continuando con las novedades, días atrás, la bodega dio a conocer en Buenos Aires las nuevas cosechas de su línea Puro, al tiempo que también volvió a ofrecer un adelanto de lo que será el próximo gran lanzamiento para su segmento de más alta gama: Malbec Grape Selection 2012, que saldrá recién en 2014. Si bien ya había sido degustado en el lanzamiento de Malo, siempre es bueno analizar cómo viene evolucionando en botella.

Pelleriti-Dieter, fórmula para la alta gama

La degustación, organizado en Bernata, en Palermo, contó con la presencia del multipremiado enólogo Marcelo Pelleriti, quien aseguró que "hubo una química inmediata con Meier".

"Lo que me atrae de un proyecto es la gente que está detrás. Y la verdad, debo decir que me siento un afortunado, porque en Ojo de Vino, cada vez que necesité algo para elaborar un vino, lo tuve. Desde barricas, hasta el diseño de las piletas... se hizo la bodega como quisimos para poder trabajar y lograr el mejor resultado posible. No tenemos excusas y esto claramente motiva mucho", destacó Pelleriti como prólogo a la degustación.

El enólogo, quien recientemente viene de lograr 100 puntos Parker de la mano de uno de los vinos que cada vendimia elabora en Francia, recalcó el hecho de que "con Dieter hubo afinidad al instante. Lo que me gusta de él es su filosofía. Cuando quiere algo no para hasta lograrlo, algo en lo que somos muy parecidos".

Al abordar los vinos de Ojo de Vino, bodega que cuenta con unas 340 hectáreas en Agrelo, Luján de Cuyo, hay que recalcar dos factores importantes: en primer lugar, son vinos con certificación orgánica.

Si bien esto de por sí sólo no es ninguna garantía de calidad, sí es una variable más que confirma que es un proyecto que apunta a resaltar o acercarse lo más posible a la pureza del terroir.

En segundo lugar, con Pelleriti al frente de la enología, de antemano se sabe que se va a obtener un perfil muy claro y definido de vinos: se trata de ejemplares equilibrados pero con una cuota de "rebeldía"; más bien concentrados pero sin llegar a ser vinos de concurso, como consecuencia de una sobre extracción desmedida; con complejidad y capas de aromas y sabores, pero sin dejar de perder de vista que sean ejemplares para descubrir y dejarse beber.

Lo nuevo

La degustación arrancó con Puro Malbec 2011, que viene a suplantar a la añada 2010. Lo interesante es que, tal como remarcó el gerente general de la bodega, Patricio Eppinger, los precios se mantuvieron estables en los últimos meses.

De este modo, esta nueva cosecha llega al mercado a un competitivo precio sugerido de $82.

Se trata de un 100% Malbec que intenta ofrecer el potencial de Agrelo en su máxima expresión. Es un vino sutil y elegante, con una aromática que exhibe fruta de buena madurez, donde se destacan aromas de mermeladas de cerezas y grosellas. Acompañan trazos florales y algunas notas de hierbas aromáticas. En boca es de esos Malbec bastante concentrados, de buena estructura, bordeando el estilo "goloso", con un medio de boca plagado de fruta. Todo esto, igualmente, sin resignar redondez y equilibrio de la mano de taninos suaves y pulidos.

Posteriormente, fue el turno de Puro Malbec - Cabernet Sauvignon 2011, que reemplaza la añada 2010 y que también cuenta con certificación orgánica -como todos los vinos de la bodega- y que se comercializa a $82.

Se trata de un corte 60% Malbec - 40% Cabernet Sauvignon con una nariz en la que conviven notas de fruta roja madura, un levísimo trazo de pimiento -mínimo- y una paleta especiada que no llega a ser estridente. Sus mejores armas están en boca: taninos pulidos y perfil fluido para un blend que suma una acidez que estira el final y le confiere un paso suelto y amable.

En tercer lugar, fue el turno de Ojo de Vino Puro Corte ($82), un blend que está conformado por Malbec (50%), Cabernet Sauvignon (35%) y Cabernet Franc (15%) y que ofrece una paleta más compleja y un juego más interesante de texturas.

En su nariz confluyen notas de mermeladas de cerezas y de cassis, toques de pimienta verde y atmósfera floral. Su paso parcial por barricas de segundo uso aporta una vainilla tenue y no artifical y un touch apenas tostado, sin caer en aromas torrefactos. En boca es jugoso, de buen brío, con una interesante textura pero sin ser pesado. Por el contrario, llama a tomar más de una copa, premiando con un final largo y cargado de aromas.

Eppinger destacó que "en esta etiqueta se condensa lo mejor de la línea entry level", con un detalle adicional: en el exterior está a un precio superior que los varietales de Puro, en tanto que en el mercado interno mantiene el mismo valor.

Sin dudas, chapa de best value.

Luego, fue el turno de Puro Corte D´Oro 2011, un blend que conjuga Malbec (40%), Cabernet Sauvignon (33%) y Petit Verdot (27%) y que llega al mercado a un precio sugerido de $120.

Es, por el momento, el vino de aromática más exótica que posee la bodega y que requiere más tiempo en copa para ser descifrado, pero que finalmente premia con una nariz de alto impacto, con sugerente fruta roja y negra, buena mineralidad, toques especiados y algo ahumado. La fruta está muy presente y se sobrepone al roble sin problemas a la madera. En boca muestra un avance fluido, pero con mucho brío, de la mano del Petit Verdot que apuntala la columna vertebral. Final larguísimo y a pura orquesta con regusto de frutos negros y notas de crianza.

Pelleriti destacó que "el Petit Verdot es difícil de domar, pero una vez que se logra, aporta mucho al vino. En general es una cepa que no se adapta fácilmente a los suelos de Mendoza, pero encontramos un buen terroir y esto creo que está bien plasmado".

Así las cosas, Ojo de Vino redondea un concepto sólido y coherente, palabras muy pronunciadas pero que no siempre se ven plasmadas en la realidad en el amplio espectro de la vitivinicultura argentina.

Por J.D.W. - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - vinosybodegas@iprofesional.com

Fuente: iprofesional.com

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