Allá por febrero, en el marco del último Argentina Wine Awards
-el concurso que todos los años organiza Wines of Argentina para
premiar a los mejores exponentes de exportación-, enólogos del Nuevo y
Viejo Mundo que habían sido invitados para formar parte del jurado
lanzaron la bomba: los vinos argentinos tenían mucha madera. Algunos, demasiada.
Sus pares argentinos recogieron el guante y por esos días se generó un fuerte debate que hizo arder las redes sociales. Vía Twitter, Facebook o en los pasillos del hotel donde se desarrollaron las conferencias, los enólogos locales salieron al cruce de estas críticas, replicando que, en definitiva, lo que debía primar era el gusto de los consumidores.
Sin embargo, lo cierto es que en este último tiempo cada vez más bodegas argentinas se fueron acoplando a esta suerte de mandato internacional de hacer vinos que exalten el terroir, en los que las uvas exhiban todo su potencial y así ir dejando un poco de lado la madera y sus clásicas notas de vainilla, caramelo, café o chocolate.
La realidad es que la madera bien utilizada complementa, redondea y complejiza un vino.
Pero un mal uso puede derivar en un enmascaramiento de la fruta,
liquidando así todo vestigio del terroir y generando lo que muchos
enólogos llaman la "commoditización" del vino, dado que barricas francesas se pueden conseguir en cualquier país, pero un terroir es un sello único e irrepetible.
En esta línea, Colomé presentó en Buenos Aires su nueva etiqueta de alta gama: Auténtico 2011, un vino 100% Malbec que sale al mercado a un precio sugerido de $240 y que viene a completar un puesto que aún estaba vacante en la bodega: el de una etiqueta que manifestara todo el potencial de los Valles Calchaquíes, sin la más mínima influencia de la madera.
Durante la presentación, que reunió a sommeliers y periodistas
especializados en el restaurante Pura Tierra, el gerente general de
Colomé, Manuel Lanús, destacó que "Auténtico llegó para quedarse. A diferencia de algunas ediciones especiales que elaboramos, es una etiqueta que, por sus características, decidimos incluirla definitivamente en nuestro portfolio".
Acto seguido, el directivo explicó cuál fue la motivación que los llevó a alumbrar este nuevo ejemplar: "Es un tributo a los auténticos vinos salteños que expresan, en un 100%, el terruño de los Valles Calchaquíes. Y es un homenaje a ese primer vino que probó Donald Hess -fundador de la bodega- a mediados de los noventa cuando llegó a Salta y lo hizo enamorar de esa zona".
En la misma línea, Thibaud Delmotte, enólogo de Colomé, sostuvo que "la idea de este vino es la respetar la tipicidad que dan los Valles.
Somos la bodega más antigua en la región y tenemos toda una tradición
por detrás. Por eso para nosotros fue un desafío poner en un primer
plano nuestro terroir".
A la hora de degustar el Colomé Auténtico 2011, el chef Martín Molteni preparó un bife jugoso, con allucos y tunta guisados y ají fresco, con un toque de chimichurri, que funcionó a la perfección.
Vinos & Bodegas se encontró con un 100% Malbec que en nariz se destaca de la mano de una explosión de notas de frutas rojas y negras bien maduras,
sobre un intenso colchón especiado. En boca es un vino definitivamente
concentrado pero a la vez jugosísimo y con taninos dóciles, volviéndolo
amigable. Parte de las uvas (10 a 15%) se cosecharon tempranamente, lo
que asegura un buen nivel de acidez. A medida que
avanza por el paladar libera más de esa fruta y toques balsámicos.
Cierra con un largo final y a toda orquesta que ratifica que no es necesario el uso y abuso de la madera para lograr un ejemplar de alta gama.
Según Delmotte, por sus taninos, su acidez y su nivel de concentración, "es un vino que, pese a no tener madera, tranquilamente puede evolucionar bien de aquí a los próximos 6 a 8 años".
A la hora de refererirse a aspectos técnicos, el enólogo destacó que
"no utilizamos químicos, se usaron levaduras indígenas y la maloláctica
se realizó naturalmente", en tanto que respecto a la crianza "es un vino reserva pero sin madera, que estuvo 9 meses en tanque y 9 meses en botella antes de salir a la venta".
"En Borgoña se dice que en las bodegas no se hace nada, que se hace todo en el viñedo. Eso tratamos de reflejar nosotros con este vino", reflexionó Delmotte.
Por su parte, para Lanús, este vino es una suerte de continuidad de las prácticas eco-friendly que viene llevando adelante la bodega desde hace años: "Nosotros ya tenemos toda una práctica orgánica y biodinámica y Auténtico también busca seguir con esa filosofía. Por eso tratamos de que la uva reciba la menor intervención posible en el viñedo y en la bodega".
Un portfolio sólido
Cabe destacar que el almuerzo se inició con el recién lanzado Colomé Torrontés 2012 (precio sugerido: $60).
Se trata de un Torrontés de nariz perfumada pero no estridente, con
toques florales típicos y las notas características de durazno, sobre un
fondo especiado que le aporta una cuota de complejidad. En boca se
muestra equilibrado, con buen volumen, paso levemente envolvente y
un buen nivel de acidez que lo vuelve un ejemplar fresco. Concluye con
un final de persistencia media que deja un buen recuerdo en el paladar.
Para acompañar esta etiqueta, el chef eligió api de maíz morado, risotto de quinoa y espárragos y picante de alluco liso overo.
Luego fue el turno de degustar el gran "caballito de batalla" de la bodega salteña: Colomé Estate 2010, que se comercializa a un precio sugerido de $180.
Sin dudas esta añada ratifica que se está ante los Malbec profundos típicos de Salta
que en nariz se destacan por sus notas de frambuesas y cerezas maduras,
con nítidos toques de pimenta negra. El paso de 15 meses por barrica de
francesa de primer y segundo uso aporta una leve vainilla y algo de
caramelo, pero sin enmascarar nada. Al paladar se presenta concentrado
-gracias al pequeño aporte de Tannat, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y
Syrah-, pero sin llegar a ser un vino "pesado". Por el contrario, es
grácil de la mano de taninos bien trabajados. Hacia el final, se despliega algo más de esa vibrante fruta que obliga a pedir otra copa.
Delmotte destacó que "es un assemblage de terruños y lo que más rescato es lo que yo llamo la tomabilidad: porque tiene mucha concentración, pero a la vez es redondo y fresco".
Para acompañarlo, en Pura Tierra eligieron carne de llama sellada, adobada con ají molido, pimentón, azúcar integral y quinoa. Maridaje perfecto.
Para cerrar el almuerzo, y respetando la irrenunciable tradición
francesa de concluir una comida con queso y vino, el chef sirvió queso
brie, pan especiado y nueces pecan, a la vez que en las copas se ofreció
el Colomé Reserva 2009, el ícono de la bodega, con un precio sugerido de $440.
Se trata de un Malbec que en nariz premia con notas de grosellas y
ciruelas bien maduras, casi pasas, sobre un colchón especiado, donde
aparece algo de pimienta negra y clavo de olor. Su paso por barrica, a
lo largo de 24 meses, se manifiesta de la mano de notas de tabaco y
chocolate. En boca es un vino carnoso, casi masticable, bien envolvente,
con taninos firmes y evolucionando a la perfección. Buena acidez que le
aporta un toque de frescura, para cerrar en un largo y vibrante final
cargado de más frutas y especias.
Por J.D.W - Editor Vinos & Bodegas
vinosybodegas@iprofesional.com
Fuente: vinos.iprofesional.com
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